Columnistas On-line

Hotel “5 estrellas” para mascotas

En el Pet Hotel Quattro de Medellín, especial para mascotas, venden ofertas de servicios que no cumplen. Opinión de Luis Fernando Botero C.

Luis Fernando Botero C, Luis Fernando Botero C
19 de enero de 2015

Las mascotas –perros, gatos o de cualquiera otra condición- son tan importantes en la vida del ser humano actual, que a su cuidado y conservación, sus dueños les dedican el tiempo y los recursos que sean necesarios. En este mundo globalizado en el que vivimos, los viajes de negocios y de recreo son cada vez más frecuentes, ha venido creciendo una actividad empresarial muy importante que tiene que ver con el cuidado de ellas mientras sus amos se encuentran lejos de aquellos compañeros inseparables, tiernos, leales, fieles y llenos de amor.

Es impresionante el crecimiento de los negocios dedicados a desarrollar actividades únicamente relacionadas con mascotas: hoteles, clínicas veterinarias, spas, salas de belleza que tratan de imitar –algunas de ellas- los servicios ofrecidos para el cuidado de los seres humanos. La verdad es que para casi todas las personas –hombre, mujeres y niños o niñas- el cuidado de su mascota se equipara plenamente y sin distinciones con el que brindan a sus padres, abuelos e hijos y el origen de ello tiene que ver con el amor sin condiciones que reciben de sus pequeños o grandes compañeros inseparables. De ellos solo reciben amor, fidelidad, miradas llenas de ternura y la protección fiel ante cualquier adversidad, siempre a su lado sin importar las horas, días o semanas, sin exigir nada a cambio pero eso sí, con unas manifestaciones de alegría tan desbordantes cuando los sienten cerca que solo provocan expresiones de sorpresa y felicidad.

Luz María Escobar, de 24 años, profesional en Diseño Visual es dueña de Beto, perrito hermoso - Boston Terrier- de tres años. Es parte de su vida, su inseparable y fiel compañero de cada minuto. El amor de Luz María por Beto la llevó a buscar un lugar seguro, cómodo y que le garantizara su cuidado mientras disfrutaba de sus vacaciones en New York el pasado mes de diciembre. Buscando en internet encontró un sitio especial para su perrito, el Pet Hotel Quattro exclusivo para alojar perros y gatos en el que además le ofrecían cámaras para observar desde cualquier sitio el estado de su mascota en tiempo real desde donde estuviera. Lo visitó, le gustaron las instalaciones que le mostraron –nunca le comentaron nada de otra sede donde también podrían llevar a su mascota-, verificó las referencias del hotel y decidió entregárselos los 20 días que estaría fuera.

Además de las cámaras de vídeo, contaría con la presencia permanente de un veterinario y personal especialmente capacitado para el cuidado del perro en caso de accidente o enfermedad y Luz María pagó gustosa los $540.000 por el servicio, para ingresarlo debían aplicarle dos vacunas preventivas y así se hizo, llevó la alimentación de su mascota para que nunca le faltara nada y tuviera siempre la comida adecuada sin tener que modificar su dieta.

Las prometidas cámaras nunca funcionaron, por lo tanto, no pudo hacer el seguimiento para verificar el estado de su perro. Una persona cercana a la familia visitó la sede del Pet Hotel Quattro en el sector de La Frontera en Medellín y observó en buen estado a Beto, sin embargo, cuando regresó otro día para darle vuelta se encontró con la sorpresa de que había sido trasladado a otra sede en el Barrio Manila de El Poblado y cuando trató de visitarlo, no se lo dejaron ver, pero le aseguraron que estaba muy bien. El pasado lunes 5 de enero una empleada de la familia de Luz María estaba en el apartamento y recibió una llamada desde Quattro Hotel para informarle que Beto tenía una conjuntivitis severa y estaba en tratamiento por parte del oftalmólogo, la empleada buscó la forma de contactar a Luz María y ella desde New York consiguió que una amiga fuera a visitarlo para verificar su estado. Lo que encontró la dejó asombrada, el perrito tenía una herida enorme en la parte superior de su ojito izquierdo, laceraciones y úlceras en el interior de sus ojos y además heridas en otras partes del cuerpo –para ella, Beto había sido atacado por otro perro-, sus ojos estaban rojos, no lo podía abrir por el dolor que le causaba pues no soportaba la luz, el animalito estaba en un estado lamentable –flaco, mal presentado, triste-.

De inmediato se fue con Beto para la clínica veterinaria donde siempre lo atienden, la médica lo reconoció y no dudó en su diagnóstico al afirmar que efectivamente había sido atacado por otro perro, estaba a punto de perder el ojito y por lo tanto había que cuidarlo para que no fuera a recibir ningún golpe y su diagnóstico incluía un desafortunado trató dado al animalito en su alojamiento de Pet Hotel Quattro.

Las mascotas son clientes a quienes hay que cuidar con el esmero propio de cualquier ser humano, si se desea que regresen hay que cuidarlos garantizando a sus amos que mantendrán el control en cada minuto de su permanencia en las instalaciones de quien ofrece el servicio, en este caso vemos varias fallas protuberantes:

• ¿Cómo ofrecen un servicio de cámaras que no garantizan en su funcionamiento? Ofrecerlo significa para ellos el compromiso de verificar cada día con el amo si ha logrado observar desde su estadía el comportamiento de su animal, ello no lo hicieron con Luz María y nunca le preguntaron, por correo electrónico –que fue el canal de comunicación definido- si estaba observando a Beto. Pero la ausencia de cámaras para observar a su mascota se justifica porque de haberlo visto, hubiera apreciado que lo tenían en un alojamiento diferente al prometido y pagado.

• Grave que trasladen al perrito a otras instalaciones desconocidas por el amo, nadie sabe el estado en que estaba Beto en ese otro “hotel” pero por lo sucedido y el lamentable estado en que lo entregaron, es evidente que estaba en malas condiciones. Falta grave a la transparencia en las promesas de ventas, es tener instalaciones que no son públicas, ni se mencionan en la página web, ni a los dueños de las mascotas al momento de contratar el servicio de hospedaje se las mencionan.

• Nadie más que el amo sabe si su mascota fue bien tratada, bien alimentada y protegida como lo prometieron al momento de vender el servicio. Para Luz María, lo que le vendieron difiere mucho de lo recibido por Beto y ello la tiene furiosa, decepcionada y segura de que a Pet Hotel Quattro nunca volverá y hará todo lo posible para que las personas que tengan mascotas, nunca los lleven a ese sitio.

• Mostrar una sede bonita, bien decorada, alojamientos de “5 estrellas” para las mascotas, a fin de conseguir clientes y cerrar ventas, pero aceptar exceso de ocupación y trasladar algunas a lugares que no corresponden a lo que el cliente-amo compró, es otra falta grave a la transparencia y eso parece ser lo que hicieron con Beto y Luz María.

El negocio de las mascotas es un negocio creciente, de importantes perspectivas para quienes decidan incursionar en él, se trata de una actividad en la que se unen dos consumidores: la mascota con sus necesidades básicas y el amo con el deseo ferviente de que le traten a su amigo inseparable de tal manera que sea evidente el buen trato, las contemplaciones y la pasión por protegerlos, cuidarlos y garantizar que disfruten su estadía, ninguna de estas condiciones las cumplió Pet Hotel Quattro. Tuvieron clientes por una sola vez y Luz María hará todo lo posible por que quienes tengan mascotas nunca las lleven allí.


director@service7x24.com
Twitter: @lfboteroc