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Haz lo que te haga vibrar y haz vibrar con lo que haces

No todos tenemos los mismos sueños ni sabemos bailar bien la misma tonada. Hay perfiles que pueden hacer buen fit con la vida organizacional y otros que pueden servir para ser emprendedores exitosos.

Claudia Varela
2 de abril de 2017

Esta es la historia de un amigo corporativo. Su último cargo era de mucha responsabilidad y había hecho su carrera a lo largo de los años en esta compañía en la que ya había cumplido su ciclo. Vivió en varios países, pasó por las delicias de la expatriación, la fama y el respeto de varios equipos, pero ya la compañía y un nuevo jefe más joven consideraban que su aporte ya no era necesario.

Sobra decir que mi amigo tenía buen dinero ahorrado y que el paquete de salida fue encantador. Ante la tranquilidad inminente de un buen café, mi amigo me decía que estaba feliz. Pero su mirada me mostraba otra cosa. Le pregunte cuáles eran sus planes a los 52 años teniendo dinero suficiente y los hijos más grandes.

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Mientras me preguntaba eso pensaba en 10 ideas novedosas para montar negocios y pasamos a discutir en qué podría ocupar su tiempo ahora. Sin embargo, él dijo algo que me marcó bastante, mirando la espuma del cappuccino con algo de nostalgia y usando ropa muy formal, aunque la gran cita que tenía era conmigo, me dijo: "el problema es que yo no se realmente hacer nada, yo solo he sido corporativo y gerente. Ni siquiera sé cómo montar mi propia empresa".

¡Tremenda afirmación!. Aunque el mundillo corporativo es más parecido a House of Cards que a los Power Rangers, también es cierto que da mucha comodidad. Una de ellas es la estabilidad económica; el salario se paga siempre de manera fija uno o dos días al mes, la posibilidad de carrera es grande y siempre hay alguien con quien quejarse de “algo”, de lo que sea, al final siempre se puede quejar de algo que no está a su gusto.

La vida corporativa puede entonces lograr un nivel de acomodo de sus miembros que podría conllevar un estado de coma permanente que no se siente.

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De otro lado la tan anhelada vida de empresario independiente donde teóricamente puedo hacer lo que yo quiera y cuando quiera. Pero no todo el mundo sirve para emprender un proyecto, mi amigo el exCEO claramente no tenía este perfil.

Un empresario debe tener una disciplina increíble, aquí no hay jefe que le alce la ceja, tiene que tener una capacidad administrativa y de planeación únicas. No puede sentarse a esperar a que llegue su pago fijo, así que tiene que tener un alto nivel de creatividad, persistencia y resiliencia.

La vida independiente tiene también sus trampas. Si sale un muy buen negocio y no se hace la estrategia del oso hibernando puede también morir en el intento, gastar todo en un solo golpe y luego no dejar soporte para el momento de necesidad financiera.

Trabajar con socios es una labor de titanes. Puede ser una unión buenísima pero también el peor de los matrimonios. La mayoría de  veces no hay forma de separarse de un socio sin perder mucha plata, así que es una relación eterna.

Para ser un real emprendedor se requiere mucha fuerza, coraje e inteligencia. No es llegar a empresario por que el destino me obligó, los emprendedores merecen mucho respeto porque se salen de una zona de confort para guerrear cosas del día a día que la vida corporativa ofrece con algo más de comodidad.

No todos tenemos los mismos sueños ni sabemos bailar bien la misma tonada. Hay perfiles que pueden hacer buen fit con la vida organizacional y otros que pueden servir para ser emprendedores exitosos.

Si 6 de cada 10 empleados prefieren tener un trabajo con menor sueldo pero con mejor clima, (según Adecco) creo que 10 de 10 sueñan con su propia empresa pero solo 1 de 10 va a lograr al menos intentarlo.

Hay que saber en qué te metes. Si abrazas la estabilidad económica y recibir tu cheque mensual, quédate en una empresa ajena; si sabes planear y te sobra el coraje monta tus sueños. Pero aclaremos bien que no todos servimos para lo mismo, en medio de la diferencia y la diversidad el mundo tiene sabores para todos los gustos. Haz lo que te haga vibrar y haz vibrar con lo que haces.

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