GREGORIO GANDINI
La esmeralda en el zapato del Brexit
A pesar de haberse llegado a una cifra de pago por el “divorcio” entre la UE e Inglaterra, la frontera de la isla esmeralda, Irlanda, se ha convertido en la piedra en el zapato en las negociaciones y esto en un gobierno que no tiene la mayoría, como el de Theresa May, podría significar una pérdida importante de margen de maniobra en el largo camino del Brexit.
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Claramente las negociaciones de la salida de Reino Unido de la Unión Europea no se han caracterizado por su fluidez, es más, a cada vuelta de la esquina parece haber un problema inmanejable tras otro, lo que ha hecho que la postura del “Hard Brexit” de Theresa May se vea cada vez más comprometida. El primer gran problema que se presentó fue el valor de la “Cuenta de divorcio” que Inglaterra tenía que pagar a la Unión por su salida, el cual se solucionó en una maratónica semana que culminó reunión de la madrugada del viernes 8 de diciembre estableciendo una cifra de 45 billones de euros.
Pese a que se ha pasado a la siguiente fase en las conversiones, dando paso a las conversaciones sobre los acuerdos comerciales, existe un tema todavía pendiente de resolver, la frontera de Irlanda. ¿Pero esto de qué se trata y por qué tiene tanto peso en las negociaciones? Lo veremos a continuación.
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Irlanda: la Isla esmeralda
Mapa 1. Imagen tomada de https://rhapsodyinbooks.wordpress.com/2016/07/27/july-27th-national-scotch-day/muktrip2/
Irlanda es una isla conocida como “La Isla Esmeralda” debido al fuerte color verde de sus tierras, al día de hoy, tal y como puede verse en el mapa, está dividida en dos países, la República de Irlanda e Irlanda del Norte.
El primero es una república independiente, miembro de la Unión Europea cuya capital es Dublín, y se rige a través de una república parlamentaria con un Presidente electo que actúa como jefe de estado y un An Taoisech que es jefe de gobierno equivalente al primer ministro y elegido por la cámara baja del Parlamento. La República de Irlanda obtuvo su independencia en 1922 después de una guerra entre las fuerzas inglesas y el Ejército Republicano Irlandés (IRA) que terminó con la firma del tratado Anglo-irlandés el 6 de diciembre de 1921. Si bien este tratado inicial establecía que tendría autogobierno y la cabeza del estado seguía siendo el monarca inglés, consecutivamente fue modificando su constitución y finalmente en 1949, se eliminaron los deberes del Rey de Irlanda y el país se declaró una república dejando de ser parte de la Mancomunidad Británica de Naciones (Common Wealth).
Por su parte Irlanda del Norte, cuya capital es Belfast, decidió después de la firma del tratado acuerdo de 1922 permanecer bajo soberanía británica, lo que generó la división de la isla en las dos naciones y tensiones entre ellas que se mantiene al día de hoy, lo que agrega peso al tema de la frontera.
La frontera y el Brexit
Si bien uno de los grandes argumentos de Theresa May al iniciar su gobierno era el del “Hard Brexit” que no es más que una salida brusca y rápida de la Unión, su postura de poder se ha estrellado con dos muros importantes a los largo de los dos últimos años, el primero una postura igual de agresiva por parte de sus contrapartes a la hora de negociar y la otra un gobierno de minoría después de las últimas elecciones que la está obligando a llegar a acuerdos y compromisos lo cual podría a llegar a comprometer seriamente su habilidad de cumplir con su promesa de un “Hard Brexit”
La frontera entre Irlanda e Irlanda del norte se convierte con el Brexit en la única frontera terrestre existente entre la Unión Europea e Inglaterra, lo que de por sí marca un hito importante, sin embargo, existen dos temas trascendentales de fondo en la discusión de Brexit que se ven ejemplificados en ella, el comercio y los derechos de los ciudadanos. Estos dos temas han sido las grandes incógnitas en la mente de todos los inversionistas y analistas desde que inició el proceso de separación y la forma en que se resuelvan será la guía futura de cómo se desarrollaran este tipo de acuerdo en adelante.
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Pero también existe un fuerte componente histórico en Irlanda como se puede ver en el numeral anterior de este mismo artículo, y ya que el gobierno de Theresa May no tiene la mayoría en el parlamento, el apoyo del Partido de Unión Democrática de Irlanda del Norte es vital para su negociación de los acuerdos a través del parlamento.
En el acuerdo realizado el 8 de diciembre no hay mucho avance sobre el tema de la frontera, donde Inglaterra busca que no haya una frontera fuerte y controlada en Irlanda, manteniéndola muy similar a como está hoy en día, sin embargo, poca más se habla al respecto a pesar de las importantes implicaciones comerciales y de inmigrantes.
Esta concesión en la frontera le significaría arriesgar al gobierno inglés una mayor desunión en el frente de negociación, además si se tiene en cuenta que la Primer Ministro Escocesa Nicola Sturgeon ha buscado llamar de nuevo a un referendo por la independencia escocesa buscando precisamente mantener acceso a ese mercado, esta asimetría de Irlanda del norte frente al resto de países podría generar más mal que bien en el largo plazo de las negociaciones, por lo menos desde el punto de vista del Reino Unido.
Theresa May se encuentra caminando en el filo de la navaja ya que sus más fuertes contendientes parecen no estar al otro lado del canal de la Mancha sino dentro de sus territorios ya que parece que no importa lo que decida, alguna parte del Reino Unido quedará insatisfecha.