MARIO VALENCIA

Empleo no hay, no insista

"El principal obstáculo para el desarrollo empresarial son los gobiernos nacional y local, con la corrupción y sus políticas fallidas, que son una forma de corrupción".

Mario Valencia, Mario Valencia
4 de febrero de 2019

44 de cada 100 ocupados en Colombia son trabajadores por cuenta propia. Es decir, están a su cuenta y riesgo, en la dura tarea de sobrevivir. El resto no está mejor: mirando los salarios reales promedio, el más alto -en cualquier sector de la economía- no pasa de $ 1.600.000, según el Departamento Nacional de Planeación. No significa que no existan salarios más altos: los presidentes de los bancos tienen un salario medio de $ 80.000.000 mensuales, en el sector que más ganancias genera, pero que representa menos del 1,5% del empleo nacional.

Esto obliga a preguntarse: ¿qué nación es capaz de crecer, dinamizarse, progresar, resolver los problemas sociales y económicos y brindar bienestar bajo estas circunstancias? Ninguna. Sin embargo, el Gobierno impuso un aumento del salario de $292 por hora para 2019, menos de lo que valen dos bon bon bum.

Colombia ha tenido gobiernos hostiles a la creación de riqueza colectiva. El principal obstáculo para el desarrollo empresarial son los gobiernos nacional y local, con la corrupción y sus políticas fallidas, que son una forma de corrupción. La percepción de corrupción en el sector público se ha acentuado y en 2018 Colombia ocupó el puesto 99 como el país más corrupto entre 180 países; significa que, en esta materia, Colombia se parece más a Somalia que a Dinamarca.

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Sin empresas no hay empleos, lo que se refleja en la mala calidad de los trabajos, los bajos salarios, la alta informalidad y la baja cobertura pensional. La semana pasada el DANE publicó las cifras de mercado laboral de 2018, mostrando que ese año hubo 92.000 desocupados más, el tercer año consecutivo en el que crece el desempleo. Para los jóvenes y las mujeres la situación es más dramática, con tasas de desempleo de 16,9 % y 12,7 % respectivamente.

A menos que ocurra un milagro, o que suba sustancialmente el precio del petróleo, económicamente 2019 no será mejor que el año anterior. El mundo avanza hacia una desaceleración económica, la guerra comercial entre China y Estados Unidos no cesa y la situación de Venezuela genera incertidumbre. Frente a esto, en el Plan Nacional de Desarrollo se ratifica que el gobierno de Duque renunció a producir manufacturas de valor agregado y se resignó a mantener su papel de proveedor de materias primas básicas.

Así las cosas, sin gremios capaces de exigir medidas de estímulo y un gobierno de lleno de improvisación y políticas antinacionales, la población tendrá que seguir trabajando por cuenta propia, anhelando que algún día tengamos una verdadera economía de mercado, capaz de crear riqueza nacional. Como Dinamarca, no como Somalia.

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