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El sí, puras oportunidades menos amenazas

La refrendación de los acuerdos alcanzados en La Habana diciendo Sí trae más oportunidades que amenazas.

Camilo Díaz
1 de octubre de 2016

El pasado lunes cuando fue firmado el acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc los representantes de la banca multilateral – FMI y Banco Mundial – presentes en Cartagena anunciaron la ampliación de las líneas de crédito para Colombia y el otorgamiento de créditos con tasas de interés preferenciales para que el Estado pueda cumplir con los compromisos de inversión para el desarrollo contenidos en los acuerdos, especialmente aquellos que tienen que ver con el campo que es donde más se concentra la pobreza y donde a la vez se ha vivido con mayor intensidad el conflicto.

En esta oportunidad los mellizos del sistema financiero internacional han sido audaces en señalar las oportunidades que el fin del conflicto representa para Colombia en términos de crecimiento y desarrollo económico, inversión extranjera y diversificación de la producción, pero como saben que la economía nacional se ha desacelerado han decido apoyar la posible implementación de los acuerdos.

A través de su directora Christine Lagarde, el FMI informó que Colombia contará con una línea de crédito flexible de US$11.500 millones de dólares que puede ser usada en cualquier momento, agregó además que “la paz es asequible económicamente y viene con estabilidad macroeconómica y fiscal”. Si la etapa de posconflicto valdrá cerca de $90 billones, hoy el país cuenta con más de la tercera parte para financiarla porque el monto de esa línea de crédito en pesos asciende a $34,5 billones.

Por su parte el Banco Mundial siguiendo al FMI a través de su presidente Jim Young Kim aprobó el uso de créditos con tasas subsidiadas para desarrollar proyectos del posconflicto, así varias de la necesidades de infraestructura para el agro y el sector rural como distritos de riego, acueductos y saneamiento básico, colegios, hospitales, interconexión eléctrica e infraestructura de transporte podrán ser financiadas usando créditos que tendrán una menor tasa de interés que la deuda tradicional y están dentro de las líneas del Banco Mundial porque se trata de proyectos para el desarrollo.

Será muy difícil para cualquiera decir que el FMI y el Banco Mundial han pasado ahora al lado de financiar iniciativas castro – chavistas o que han sido hipnotizados por el Presidente Santos y las Farc. En conclusión, decir que los acuerdos de Paz perjudicarán al país es una fábula que al menos desde el punto de vista económico no se sostiene.

En cambio, la ratificación de los acuerdos abre un nuevo camino de posibilidades para el país, en el corto plazo los sectores más beneficiados son el agro y la construcción de obras civiles, el primero porque las reformas contenidas en los acuerdos priorizan el campo y el segundo porque las obras que deberán desarrollarse impulsarán su crecimiento, ambas cosas deben redundar en aumento de la productividad del agro y disminución del desempleo en general, así mismo la inversiones que se ejecuten durante la implementación de los acuerdos van a impulsar el crecimiento económico algo que llega en un momento oportuno dada la actual coyuntura. 

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Por el lado del sector externo los cálculos del DNP están alineados con las expectativas del FMI sobre un incremento de la inversión extranjera, y el aumento del ingreso de divisas provenientes del turismo pues es muy probable que Colombia deje de ser catalogada como destino riesgoso. Se espera que el desarrollo del agro impulse las exportaciones agrícolas mientras se reducen las importaciones de alimentos. Esos movimientos ayudarán a cerrar el déficit en cuenta corriente que actualmente tiene la economía nacional. La suma de las expectativas de crecimiento de la demanda agregada por cuenta de las obras, la inversión extranjera, el aumento de la productividad en el campo, más el cambio estructural que significa el fin del conflicto llevarán a aumentar el crecimiento potencial de la economía en al menos 1%.

La paz es el activo más valioso que una sociedad puede tener, los cálculos del DNP muestran lo barata que es la Paz para Colombia, tan solo $90 billones diferidos en 10 años. Mientras los cálculos publicados recientemente por el Exministro de Minas y Energía Diego Otero, muestran lo costosa que ha salido la guerra donde se han gastado cerca de $434 billones o US$179.000 millones en los últimos 50 años, eso sin tener en cuenta el Plan Colombia, los daños a la infraestructura y las inversiones que desplaza el sector privado desde actividades productivas a seguridad. 

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Colombia debe abrazar su futuro diciendo sí a los acuerdos porque nadie camina buscando el horizonte.