ERICK BEHAR VILLEGAS

El reto más duro del liderazgo efectivo

La información nos abruma a diario, son miles y miles de artículos, revistas, 'papers', libros, 'e-mails', fotos e infografías que nos retan a filtrar y a aplicar productivamente lo que conocemos. En el liderazgo esto se relaciona con un reto personal de implicación colectiva, con algo que diferencia a personas y empresas de su competencia.

Erick Behar Villegas, Erick Behar Villegas
20 de agosto de 2019

Cada segundo se envían 2 millones de e-mails; hay cientos de miles de millones de páginas web, sin hablar de la información que ronda el invisible y el dark web. Lifewire menciona unos cálculos hechos por Cisco de un tráfico IP global de 4.8 zettabytes por año (1 ZB = 1000 millones de terabytes). La lista puede seguir, pero la conclusión parcial se relaciona con una capacidad humana que cada vez se pone más a prueba: transmitir y transformar productivamente la información.

En un libro que mencioné hace unos meses, The Knowing-Doing Gap, Pfeffer & Sutton muestran cómo una reunión, un comité o unos e-mails sirven como engaños mentales para reemplazar el trabajo. Podemos leer y saber mucho, pero no lo sabemos aplicar a la realidad, y luego, sorpresa, algo no se mueve. Ahí nace uno de los retos de liderazgo que he venido comprendiendo en estos años: Filtrar, entender, aplicar y transmitir información a los equipos para inspirarlos y elevar la productividad. Mírenlo de la siguiente manera.

En varias organizaciones es normal que haya viajes, congresos, encuentros, teleconferencias, y más. A esto se suman los libros, artículos, documentales etc., que ve cada uno. Pero recibir tanta información, para decir, “interesante”, guardarla y no hacer nada al respecto, podemos llamarlo un ‘pecado’ o costo organizacional. Ser líder significa tener la capacidad de traducir parte de esa información en cambios productivos e inspiración. Ser líder implica leer, curiosear, averiguar más y probar en la práctica si el tema le sirve a uno o no. Una cosa es decir en una junta que el influencer marketing es interesante, y otra cosa es entenderlo y lanzarse con una campaña de IM por primera vez. Permítanme decirlo así: es como leer un artículo que dice que la uchuva y el deporte son buenos para la próstata, hacer “hm”, y luego quedarse ‘echados’ comiendo empanadas.

Démosle un toque más espiritual. En la existencia humana, si hubiere algún tipo de tribunal después de la vida, ¡ojalá no estilo Legalland como aquí!, creo que a los que más duro les o nos tocará será a quienes tuvieron algo que podían usar, difundir, dar, transmitir y nunca lo hicieron. Volvamos a lo telúrico. 

Desde el punto de vista financiero, es plausible pensar que, si se invierte en el viaje de una persona, en una capacitación, etc., no sea solo para decir, “interesante”, sino para ver qué sirve y qué no en pro de más rendimientos. Quizá la conclusión sea que no es relevante aplicar la información obtenida, pero al menos hubo una reflexión. Tampoco pensemos que, por obligar a alguien a hacer una charla sobre el tema, ya se sabe si la idea es implementable o no. Se trata de escarbar con curiosidad. 

Liderar es saber comprender el entorno y buscar generar cambios, algunos incómodos, otros inclusive locos. Ya que estamos en un mundo tan jerárquico en Colombia, el liderazgo no es cuestión de directivos o Project Managers solamente. De hecho, para ponerles el ejemplo del sector público colombiano y una multinacional europea que conozco, pueden estar seguros de que ser directivo no implica ser líder, a veces es todo lo contrario, pero la psicología jerárquica, típica de nuestro país, hace que el cargo ponga una manta sobre la ineptitud y todo quede comme il faut.

Vale la pena recordar el concepto militar alemán del liderazgo interno o Innere Führung, en donde cualquier persona, sin importar su rango, se lidera a sí misma bajo unos preceptos generalizados, y, sobre todo en la práctica, por el sentido común. La descentralización organizacional de la proactividad no implica romper el liderazgo, sino nutrirlo. Aburran y desincentiven a alguien, pero luego no se quejen por su productividad. Escojan a las personas adecuadas, denles libertad, incentivos y autonomía bajo unos preceptos acordados, sin olvidar la disciplina, y los resultados serán mejores. 

    La próxima vez que lean un libro o un artículo, vayan más allá de cerrarlo y decir, “ok, ¿interesante no?”. El reto más duro está en recordar e interiorizar el contenido, llevarlo consigo, traducirlo a la práctica y volverlo un catalizador de motivación y cambio en sus equipos, o quizá, en ustedes mismos.