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El “Efecto Picasso” en la sucesión de las familias empresarias

En el mundo del arte basta pensar en el “memento mori”, una frase latina que se traduce directamente a "recuerda que debes morir", en otras palabras, es el deber recordar que no se es eterno.

Raúl Serebrenik
10 de enero de 2017

Frecuentemente la planificación patrimonial de los artistas al igual que la de los fundadores de las empresas familiares se sostienen en la idea  de que puede posponer la planificación hasta el último minuto y quizás hasta la vejez, pero igual que en la vejez del famoso pintor y escultor Pablo Picasso quien se negó a planificar su sucesión patrimonial argumentando que si lo hacía al día siguiente moriría, dejó a sus familiares enredados en los procesos legales que inevitablemente duraron varios años en resolverse y que inclusive aún siguen en menor escala con la inminente consecuencia de que el gobierno francés se quedará con una buena parte de sus obras más emblemáticas; esto es a lo que yo he bautizado como el “Efecto Picasso”, que es “el miedo a planificar la sucesión” y a las consecuencias que en la gran mayoría de los casos resulta inapropiada o nula como parte de un proceso de planificación patrimonial de adecuado.

Generalmente el “memento mori” hace referencia y está asociado a símbolos de la muerte representados en el mundo del arte en su forma más típica como lo son los cráneos. Sin embargo, los artistas y los espectadores encuentran en este sentido una proyección de lo que sucede después de morir,  póstumo al imaginar cómo será visto su trabajo como parte de un legado permanente que será exhibido y referenciando de manera frecuente.

Comience a pensar en la planificación de su patrimonio ahora mismo

Artistas que con frecuencia mueren antes de haber organizado su trabajo,  dificultan la toma de decisiones de cómo distribuir su obra, tanto a sus herederos como a los museos,  permeando la posibilidad de que se generen conflictos de autenticidad.

Estas problemáticas son similares a las que frecuentemente se encuentran en el campo de las familias empresarias, en las cuales en una primera etapa solicitamos a el o los fundadores que escriban una carta sobre el legado que desean dejar, en la que expresan de manera filosófica y anecdótica lo que desea o desean que ocurra con su patrimonio para las siguientes generaciones, enmarcando así de esa manera la voluntad y los deseos; he aquí donde se inicia el pensamiento concreto de la planificación del patrimonio al permitir que la familia empresaria entiendan cuál es el camino correcto a seguir desmantelando los potenciales conflictos.

Las razones son evidentes al entender que una carta-legado explica los anhelos y deseos del fundador, entre ellos el reparto de las responsabilidades y la forma en que el legado debe ser preservado (cada fundador es único). Por otra parte, un hecho que no debería sorprender a nadie exactamente es que ser un empresario familiar no significa necesariamente que usted es un planificador sucesoral bien dotado.

Pablo Picasso murió sin dejar un testamento, no cometa el mismo error

Picasso murió el 8 de abril de 1973 dejando más de 45.000 obras, millones en efectivo, propiedades y oro, pero sin dejar una voluntad clara; pasaron más de seis años complicados para poder dividirlo todo.

La herencia de Pablo Picasso fue evaluada en aproximadamente unos 1.200 millones de dólares de la época, vivió como exiliado voluntario en Francia por razones ideológicas y fue miembro del partido comunista ruso y del francés también. El estado francés se ha atribuido a título de derechos de sucesión, aproximadamente el 20% de la herencia.

Jacqueline Picasso, su viuda, los hijos naturales Claude, Paloma, Maya y sus nietos, Marina, Bernard fueron los beneficiarios del tesoro acumulado por el artista. Cabe mencionar que se tienen referencia de ocho mujeres que hicieron parte en diferentes momentos de la vida íntima de Pablo Picasso.

Varios años fueron necesarios para que la justicia, el fisco, los abogados y herederos lograran ponerse de acuerdo en relación a las obras del pintor que constituyó el “pote” esencial de la herencia, las cuales fueron divididas en partes iguales que se repartieron por sorteo ante tres notarios encargados de concluir el proceso de sucesión; patrimonio artístico constituido en ese momento por unos 30.000 elementos entre grabados, planchas, tapicerías y pruebas de autor, algo más de 1.885 cuadros, cerca de 7.000 dibujos, 1.200 esculturas y 3.222 cerámicas, algunas joyas fuera de los bienes inmuebles, entre ellos varias casas y uno que otro castillo, también una importante suma considerable en efectivo posiblemente algo cercano a algo más de 120 millones de dólares.

Por otra parte, es de mencionar que en varias investigaciones realizadas, con más de 100 entrevistas con empresarios, albaceas y herederos en las que a cada uno se le preguntó lo que más habría ayudado en la gestión de la planeación patrimonial, en su gran mayoría respondieron: “yo deseaba que hubiera una voluntad clara y explícita”. Sobre el legado de Picasso, la no planificación del patrimonio eficientemente obligó a que terceros ajenos al núcleo familiar terminaran decidiendo sobre el futuro del patrimonio familiar de este notable artista.

Diseñar e implementar de manera efectiva un proceso correcto de sucesión es todo un arte.

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