ADRIANA MOLANO

Digital para transformar

Estamos inmersos en lo digital y será nuestra decisión si nos ahogamos a causa de lo que no estamos viendo o si nos ponemos los lentes 4ªRev y asumimos nuestra responsabilidad en la construcción de nuevos escenarios digitalizados.

Adriana Molano, Adriana Molano
3 de agosto de 2018

El cuento que no es de la transformación digital y la ceguera frente al impacto de las tecnologías en nuestras vidas.

Llevo mucho tiempo hablando sobre transformación digital; sin embargo, una de las preguntas que poco me hacen y que usualmente debo poner sobre la mesa es la del ‘para qué’. La respuesta superficial siempre aparece, haciendo alusión a lo económico, las rentabilidades y la proyección de negocio a futuro pero, ¿qué es realmente lo que se está transformando y por qué el afán / miedo de sumarse a la revolución?

Para empezar, cuando hablo de lo digital me refiero al resultado del uso de las tecnologías para generar mejores interacciones. Es decir, un dispositivo por sí solo es tecnología, pero una inteligencia artificial sería digital; un servidor sería TI, pero un sistema de big data y analítica sería digital.

Lo digital enmarca nuestras vidas, aunque poco sabemos sobre cómo usarlo a nuestro favor y mucho menos sobre cómo opera y sus potencialidades. Los más adelantados, que se ubican en áreas de innovación, marketing o C-levels, podrán mencionar los significativos cambios que la tecnología puede traer para las áreas del negocio; pero todo esto suele ser operativo, no sustancial.

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Pensar lo digital supone comprender las nuevas formas en que nos relacionamos con el mundo y se generan intercambios con los otros. Por ende, pensar en la transformación digital no es cuestión técnica sino de estrategia.

Más allá de la estereotípica clasificación generacional que nos divide en X, Y o Z – con las infortunadas características que lleva a cuestas mi propio segmento de millennials –, como sociedad estamos enfrentando un momento crítico para nuestro avance. Por una parte, somos conscientes de ser la primera generación en tener las capacidades técnicas necesarias para avanzar hacia un desarrollo sostenible y a la vez ser la última con opción de impulsar cambios que ‘salven al mundo’ como lo conocemos; en paralelo, atravesamos el surgimiento de la cuarta revolución industrial, pero nuestras preocupaciones parecen limitadas al presupuesto de inversión y la cantidad de dispositivos conectados.

Lo digital va mucho más allá de las tecnologías que lo atan. Lo digital supone cambios de pensamiento, de relaciones y de procesos de decisión. La importancia de la transformación digital para las organizaciones radica en la preparación para la disrupción de los modelos económicos como los conocemos.

Tuve el gusto de acompañar la apertura del Mes de la Ingeniería de Sisandes, la asociación de Uniandinos egresados de programas relacionados con la Ingeniería de Sistemas, hablándoles sobre ‘el cuento que no es de la transformación digital’. El centro del discurso es que esto va más allá de las máquinas, pero justamente el dilema es que no se trata de palabras, sino de los hechos que permean nuestra vida cotidiana y, en consecuencia, la de las compañías.

Aquí aparecen los síntomas de la ceguera. Somos miopes al no poder proyectar el futuro por estar inmersos en un escenario de incertidumbre; sufrimos de astigmatismo porque nos cuesta definir los límites del avance tecnológico y padecemos hipermetropía porque se nos dificulta reconocer en nosotros mismos – y en los demás, que son también como nosotros –, los efectos de la digitalización.

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También se trata de entender que lo digital va mucho más allá de los negocios. Que vender aparatos y conexiones genera un ecosistema de soporte para la interacción, pero que al final lo que ha cambiado son las expectativas de las personas frente a la forma en que se construyen realidades y que no hay marcha atrás.

Lo digital transforma y, queramos o no, ya ha dado muestras de su poderío frente a asuntos tan triviales como las cenas familiares o las fuentes de información. ¿Por qué desconoceríamos que estos cambios tendrán implicaciones directas sobre las organizaciones? Esta es una pregunta mayor cuando se trata de definir nuevos modelos de negocio. La cuestión, hoy más que nunca, es de centrarse en los usuarios / consumidores / clientes.

Al final, hablar de lo digital es hablar de una nueva forma de ver y construir el mundo. En las organizaciones se trata de la cultura, en la estrategia de negocios se trata del relacionamiento y en la vida cotidiana, de las nuevas formas de ser. Estamos inmersos en lo digital y será nuestra decisión si nos ahogamos a causa de lo que no estamos viendo o si nos ponemos los lentes 4ªRev y asumimos nuestra responsabilidad en la construcción de nuevos escenarios digitalizados.

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