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Cuestionamientos difíciles sobre la sucesión en la empresa familiar

Para los fundadores pensar por primera vez en este tema en particular les implica racionalizar que ellos no van a estar presentes cuando los herederos posiblemente se dividan su fortuna.

Raúl Serebrenik
17 de enero de 2017

En muchos casos le es difícil a el o los fundadores de una empresa familiar digerir lo que significa la sucesión, por un lado, y por el otro lado desde la perspectiva psicológica cuando los otros miembros de la familia entran en algún tipo o estado de pánico o miedo de poder socializar o verbalizar de manera abierta estos temas y en particular por primera vez, puesto que pudieran generar todas las suspicacias del mundo o el temor de afectar las buenas relaciones familiares. Esta situación particular de “oponerse a planificar la sucesión” es lo yo he bautizado con el nombre del “Efecto Picasso” y no por casualidad, es por aquello de que el gran artista siempre se negó a planificar su sucesión con el resultado de las consecuencias ya conocidas de lo que esto significó para la familia.

El no querer conversar sobre los temas sucesorales en generaciones pasadas y no planificarlos de manera correcta con los profesionales correctos, implica asumir costos a las generaciones jóvenes que en varios casos pueden ascender a sumas importantes y que cada vez pudiera empeorar la situación en la medida en que cada generación logre crecer los diferentes negocios y por ende el patrimonio familiar.  Estratégicamente lo ideal es que las siguientes generaciones pudieran imponer una regla en la que para cada miembro de la familia sea obligatorio el sentarse con los abogados y asesores de la familia para desarrollar un plan patrimonial a nivel familiar y otro a nivel individual, de tal manera de poder implementar un proceso de planeación patrimonial bien diseñado a tiempo.

Las familias empresarias que están en las primeras generaciones deberían hacerse las siguientes preguntas en una situación crítica hipotética y de urgencia:

¿Qué debe dejar organizado a la mayor brevedad?

¿Quién debe quedar administrando la compañía?

¿Quién debe quedar con un mayor número de acciones?

¿Se pueden buscar mecanismos con los cuales no se divida el patrimonio?

¿Cómo quedaría la viuda?

¿Cómo hacer para que las siguientes generaciones en vez de destruir el patrimonio lo potencien y sea fuente de beneficio para otras futuras generaciones?

Tal vez es la parte más difícil en los procesos de sucesión, pero una adecuada planeación sucesoral debe ser un proceso organizado con antelación, puesto que la sucesión es inevitable y no debería manejarse como un evento que desencadena una serie de dinámicas para la cual la familia empresaria no está preparada, especialmente y en el entendido de que los mayores conflictos en las empresas familiares se presentan en los momentos de intercambio generacional.

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