JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO

Cuando el éxito nubla la innovación

Ser exitoso, pero sin visión, es una de las amenazas más críticas que enfrentan las organizaciones hoy.

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
25 de septiembre de 2019

Las organizaciones hoy, más que en cualquier otra época, tienen un reto importante: mantener la viabilidad actual, al tiempo que se asegura la viabilidad futura. De esto se trata la innovación; de buscar cómo hacer de una mejor manera lo que hacemos hoy, y preparar desde ya lo que será el futuro de la empresa. Sin embargo, esta dinámica no es fácil, más aún cuando se es líder del mercado y no se sienten tan latentes las amenazas del entorno. Si no fuera así, no conoceríamos de casos como los del Kodak, Blockbuster, Toys R Us, entre otras empresas que después de vivir años de gloria desaparecieron abruptamente del mercado, o al menos dejaron de ser lo que solían ser.

¿Pero por qué sucede esto? Seguramente, los directivos de estas empresas son personas inteligentes, con experiencia y trayectoria que les permitió llegar hasta allí, ¿entonces por qué no hicieron algo a tiempo para evitar su desenlace? Muy seguramente por miedo, o por confiarse demasiado en el éxito que venían teniendo, o por enfocarse tanto en la búsqueda de optimizaciones que empezaron a perder la visión. Este es un panorama que observo con frecuencia, pues es común encontrarse con líderes organizacionales de alto nivel que no buscan activamente oportunidades, ni están observando de cerca los cambios del entorno, o que incluso tienen en su mente la idea de una Colombia atrasada en la que encontrar cambios tecnológicos es lejano. Señores, ¡les tengo una mala noticia!, cada vez es mas corta la ola tecnológica, lo que hace que la adopción de nuevas tecnologías sea cada vez más ágil. Dejen de creer que porque aún nos está costando el 4G, tecnologías como el internet de las cosas, la inteligencia artificial, el machine learning, el blockchain entre otros, tardarán años en tocarnos, porque ya se están haciendo realidad en diferentes industrias de nuestro país.

Además, tengan en cuenta que gran parte del clima para la innovación de las empresas depende del comportamiento del líder. Por tanto, si como líderes no tenemos visiones ambiciosas, no tomamos riesgos, no buscamos nuevas oportunidades y abrimos espacios para que estas puedan implementarse, las cosas no sucederán por arte de magia. No hay nada más contagioso que una mentalidad de alta aversión al cambio, y no hay nada más peligrosos que sentirse tranquilos porque nos está llendo bien.

Lo anterior no quiere decir que debemos dejar de lado la búsqueda de ahorros, la optimización de procesos, la calidad y el control de desperdicios, pero si desde ya no se empieza a concebir y a apostarle a lo que será el futuro cercano de la empresa, muy seguramente no se tendrá espacio para maniobrar cuando se sientan las amenazas de la competencia, cuando lleguen start-ups como Rappi, que cuestionan y transforman las dinámicas del mercado o cuando los centennials (que pronto serán profesionales con decisión de compra), comiencen a exigirnos nuevas prácticas y nuevas experiencias. 

Por tanto, no permitamos que se pierda el hambre y el sentido de urgencia de hacer las cosas de forma diferente solo porque los números este año están funcionando, puede que el próximo año, o incluso el próximo trimestre las cosas empiecen a cambiar de manera irremediable.