OPINIÓN ONLINE

Creando líderes empresariales

Las habilidades de los líderes no han cambiado pero sí el entorno para ejercerlas.

Maria Gabriela García
26 de julio de 2016

Si bien los líderes, por lo general, mantienen el desempeño en las competencias que su rol les exige, el entorno en el cual deben desempeñarse está cambiando. En los últimos cinco años, los cambios y responsabilidades que enfrentan los líderes se han incrementado y han supuesto encontrar situaciones que son nuevas e inesperadas para ellos y la organización.

Por ejemplo, en algunas organizaciones de vanguardia sus líderes no saben manejar la mitad de la tecnología que usan las personas que tienen a cargo. A su vez, está el reto de ejercer impacto e influencia en personas que no conocían antes, sino que son designados en proyectos o para suplir una necesidad especial que requiere la organización.

Estos entornos en constante evolución, deben llevarnos a reflexionar: ¿Pueden los líderes continuar con los comportamientos que los llevaron a ser exitosos o tienen que adaptarse?

Unos de los comportamientos que tienen que cambiar, por su impacto en la productividad, es actuar como ‘silos‘, es decir, cuando los jefes generan resultados para el propio equipo de trabajo, sin pensar en la organización como un todo. Pensar en cómo generar un impacto en la organización más ampliamente demanda que sus líderes:

  1. Apoyen a sus pares para crear condiciones de confianza y generar colaboración que beneficia los intereses comunes de la organización.
  2. Tomar decisiones teniendo en cuenta el impacto completo, ya que muchos líderes creen que están tomando decisiones para toda la compañía y en ese ejercicio dejan por fuera la visión global. Beneficiar sus resultados redunda en malestar de los pares que reclamarán la exclusión.
  3. Estar monitoreando qué ocurre con el entorno de manera global: observar empresas similares, la industria en general y qué tendencias se mueven.

Tener un liderazgo que conecta, es decir, en red, ayuda eficazmente a la contribución y el desempeño de las demás unidades o equipos, así como a la conducción de su equipo con el mismo propósito. De esta manera se aprovecha mejor la información disponible en pro de la organización.

Todo lo anterior, muestra que el gran reto para las áreas de gestión humana está en rediseñar evaluaciones que reconozcan el liderazgo colaborativo: aquel que incluye la gestión que beneficia no solo al equipo propio sino a todos, una toma de decisiones que tiene en cuenta el impacto completo y el nivel de actualización del entorno, así como su aplicación efectiva.

Si se siguen evaluando los resultados de la manera tradicional y los líderes no alcanzan a sentir el impacto de cómo se le retribuye el liderazgo colaborativo, difícilmente se podrán adaptar a un entorno más complejo que exige una manera de pensar y actuar diferente.