CAMILO DÍAZ

¡Como vamos, vamos mal!

La mayoría de los indicadores clave de la economía están mostrando una acentuada desaceleración, evidenciando que la trayectoria que está siguiendo la economía es mala, por lo que es necesario cambiar el rumbo.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
29 de julio de 2017

Aunque todavía no se conocen los datos oficiales desde el Dane de lo que fue el crecimiento del segundo trimestre, los datos preliminares que se conocen permiten deducir que el crecimiento del periodo abril – junio son iguales al pobre desempeño del primer trimestre, que fue de tan solo 1,1% anual. Con un segundo trimestre igual de desacelerado que el primero, es claro que la economía nacional, crecerá con suerte entre el 1% y 1,5% anual.

Ya varios analistas del mercado y bancos locales han empezado a reajustar sus pronósticos para lo que queda del año y su consolidado total, inclusive el Gobierno ha hecho lo propio, el DNP ajustó su pronóstico al 2% desde el 2,3% anterior. 

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Las cifras están poniendo en evidencia lo innegable, si la economía continúa la trayectoria que lleva, es muy probable que el año entrante tengamos el primer trimestre con crecimiento nulo o negativo, abriéndose la puerta de la recesión, desafortunadamente los indicadores económicos están mostrando que viajamos corriendo a abrirla.

Los datos de la industria siguen en terreno negativo, con todo y el aporte de Reficar, en el periodo enero a mayo la industria se redujo 0,2%, si se elimina el efecto Reficar se contrajo 1,3% en lo que va del año, el sector de confecciones ha sido de los más perjudicados puesto que se ha reducido 8% a pesar de que el tipo de cambio se encuentra en $3.000 por dólar. Las variaciones anuales son peores, la fabricación de vehículos ha caído 14,7%, la de carrocerías 35,3%, y la fabricación de productos de cuero 19%. Son pocos los sectores que crecen y están relacionados con el agro, y solo dos lo hacen por encima del 10%.

Los planes de impulso a la economía pusieron las esperanzas en la construcción, que ahora ha empezado a estancarse también, en mayo el área total aprobada se contrajo 21,7%, llamando la atención que la construcción de vivienda disminuyó 24,5% eso a pesar de que el plan Colombia Repunta amplió los subsidios a las tasas de interés hasta el 2019, al revisar los últimos doce meses hubo una disminución del 16% en el área total aprobada para edificación.

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Aunque en junio repuntó, la confianza de los consumidores sigue negativa. A pesar del menor negativismo de los hogares, las ventas del comercio siguen cayendo, en lo que va del año se han reducido 1,4% y de junio del año pasado acá solo crecieron 0,1% (es decir nada). Esos datos están llevando a comerciantes e industriales a pensar que el segundo semestre va estar difícil y a confiar en que la temporada navideña salve el año.

El sector externo tampoco brilla, aunque el precio del petróleo ha logrado impulsar las exportaciones tradicionales después de que el pacto de la Opep de enero fuera renovado, permitiendo que el crudo mantenga su cotización por encima de US$45 el barril. Entre enero y mayo de este año las exportaciones de manufacturas han caído 2,4% una cifra desalentadora si se tiene en cuenta que el peso se ha depreciado hasta los $3.000 por dólar lo que debió contribuir a una mayor dinámica del sector exportador no tradicional. Así las cosas, el crecimiento del valor de las exportaciones se explica por un incremento del 44% en el valor de las ventas de petróleo y combustibles.

Además del pobre desempeño económico, hay tres riesgos importantes en el horizonte. Primero, una caída de los precios del petróleo si el acuerdo de la Opep se resquebraja y el crudo se contrae como sucedió un par de semanas atrás. Segundo, un aumento en las tasas de interés de la Fed a finales del tercer trimestre, que reduzca más el spread entre las tasas americanas y colombianas, ahora que el Banrep está reduciéndolas. Tercero, la entrada de la ley de garantías mientras se resuelve la elección presidencial, algo que va a paralizar el gasto público el primer trimestre del año próximo en momentos donde se necesitará hacerlo para activar la economía.

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Mientras todo esto pasa, el Gobierno tapa el sol con un dedo, su posición de decir que todo va bien es como la de un desquiciado al que llevan arrastrado por los cabellos por un camino empedrado y, mientras eso pasa, va saludando diciendo, ¡¡como vamos, vamos bien!!