JORGE IVÁN GÓMEZ

¿Qué tienen en común los deportistas, músicos y directivos de alto rendimiento?

En vacaciones leí algunos libros y, casualmente, descubrí algunas reflexiones que hicieron preguntarme qué tienen en común estas personas cuya característica general es el alto rendimiento. El propósito de este artículo es compartir mis reflexiones sobre esta pregunta y trazar una relación con la actividad directiva.

Jorge Gómez Pinilla, Jorge Gómez Pinilla
25 de enero de 2018

Las lecturas me ayudaron a descubrir un nuevo campo de estudios. En particular, llamó mi atención el surgimiento de una nueva ciencia del rendimiento que se encarga de estudiar a las personas que se destacan en un arte, oficio o deporte. El objeto de esta singular ciencia es establecer qué factores ayudan a que una persona logre la maestría en un campo determinado.

El resumen de lo que aprendí sobre la ciencia del rendimiento se sintetiza en las tres actividades que realizan deportistas, músicos y directivos de alto rendimiento y que constituyen los factores centrales que determinan y explican el éxito de una persona de condiciones extraordinarias.

Veamos a continuación las dos actividades centrales:

1.     Las representaciones mentales

Es la práctica más común de las personas de alto rendimiento. Consiste en dedicar tiempo y atención a representar mentalmente la idea, en el caso del escritor; la partitura (el músico); el partido (el deportista) o la reunión (el directivo) que va a llevar a cabo a continuación. Se trata de una práctica en la que una persona ve con los ojos de la mente su próxima ejecución.

Anderss Erickson lleva años estudiando este fenómeno. En el libro “Número 1” muestra ejemplos de las personas que, por medio de las representaciones mentales, alcanzan la máxima maestría al realizar una actividad. Cuenta, por ejemplo, la historia de un golfista tardío que gracias a este método logró estar dentro de la élite de este deporte sin ser un profesional. Naturalmente, el poder de las representaciones mentales viene acompañado de la ejecución y entrenamiento diario de la actividad en la que se quiere destacar.

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2.     La práctica deliberada

Erickson fue quien descubrió la teoría de las 10.000 horas, cuyo propósito es explicar que el alto rendimiento está precedido de la práctica mínima de este número de horas. Erickson, y luego Gladwell, señalaron que la explicación del por qué algunas personas se convierten en fueras de serie obedece a la práctica constante, disciplinada y esmerada de quién aspira a ser el número uno en una actividad. Los ejemplos clásicos son Los Beatles, Bill Gates o el mismo Mozart.

Sin embargo, el secreto de la práctica o entrenamiento consiste no solo en las muchas horas de entrenamiento sino en la conciencia de aprendizaje que se realiza en cada ejecución, la cual implica recibir feedback, tener un entrenador, mejorar hacia una siguiente fase y, sobre todo, una gran auto exigencia con respecto al propio trabajo, acorde con un ideal de desempeño que la persona ha visualizado.

Hallazgos sobre el alto rendimiento y los directivos 

Cuando leí estas historias sobre el alto rendimiento, me pregunté sobre la manera en que un directivo puede apoyarse en estos estudios y experiencias para trazar un plan de vida que lo acerque a su ideal de alto desempeño. Después de varias reflexiones descubrí:

La unidad de la vida: el día 

Muchas de las investigaciones consultadas muestran que, al igual que los deportistas, los directivos deben visualizar y representar mentalmente su día. A primera hora es necesario dedicar un tiempo al silencio, a visualizar su agenda y, en términos generales, su jornada. Es decir, los directivos deben preparar su día todos los días, representando mentalmente sus objetivos, palabras y acciones, clarificando mentalmente lo que se desea, las decisiones que tomará y la manera como se comunicará. Esta práctica evita la precipitación, las reacciones y, sobre todo, previene decidir y actuar desde los sentimientos más primarios.

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Las 5 actividades clave: moverse, comer, dormir, relajarse y conectar

Todo directivo debe mantener un equilibrio en todas estas actividades diarias si quiere mantener una vida sana, balanceada y tranquila. Cada vez que desequilibramos una de estas se asoma a la vida el estrés, el agotamiento y la irritabilidad. Por razones de espacio y de tiempo, estas son los ideales diarios para un directivo de alto rendimiento: 

  • Moverse implica mínimo 12.000 pasos diarios o ejercicio regular
  • Comer significa hacerlo balanceadamente e incluir frutas y evitar los excesos de café
  • Dormir mínimo ocho horas diarias
  • Relajarse consiste en dedicar tiempo real a la reflexión, la representación mental, la oración o cualquier forma de comunicación de la mente y el corazón
  • Conectar es la actividad de las relaciones, los amigos, o sea, compartir con quienes nos rodean.

En conclusión, actividades como el deporte o la música, como grandes expresiones de la grandeza humana, nos pueden ayudar a comprender lo que podemos hacer como directivos para mejorar nuestro rendimiento y, sobre todo, para trabajar en estado de flujo: tranquilos, felices y productivos.