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¿Y si el jefe es hombre?

Hace poco estuve haciendo la reflexión de cómo trabajar y entender a las jefes mujeres. Creo también importante que pensemos cuáles son algunos puntos para tener en cuenta si el jefe es hombre.

Claudia Varela
28 de febrero de 2016

No es generar una discriminación de géneros o caer en paradigmas tratando de evadirlos, más bien entender las diferencias en una invitación a acercarnos más como géneros.

Sería difícil decir que el manejo de un hombre viene con un “manual de instrucciones”, o que podemos generalizar aquella frase de las abuelas que afirma que “todos los hombres son iguales” pero si hay particularidades y si le sumamos la posición de jefe se le añade un nivel importante de complejidad. Lo que sí puedo hacer es compartir mis pensamientos, experiencia personal (soy madre de dos hijos hombres y una niña) y profesional de muchos años.

Los hombres son seres diferentes a las mujeres, obviamente por esencia y  simple vistazo anatómico así es. Sin entrar a juzgar, más bien a describir, los hombres se concentran más fácilmente cuando les hablas de una sola cosa a la vez. Las mujeres somos multitask y pensamos a veces que ellos también lo son, así que un buen consejo para todas las mujeres con jefes hombres es que no salten de un tema a otro durante la misma conversación o no van a salir con nada en la mano. Jueguen sobre un mismo tema, concluyan, usen la escucha activa, esto implica que se deben hacer preguntas de confirmación en la mitad de las decisiones para dejar claro el concepto y para saber si realmente entendió lo mismo.

También podríamos decir que los hombres son simples. Les gustan, en general, las cosas directas, claras, racionales. No hay que dar muchas vueltas ni contar historias desde el día anterior, los detalles los aburren en la mayoría de los casos. Vale aclarar aquí que cosas como la nacionalidad, la edad, la formación profesional también inciden mucho en el estilo gerencial, no es solo el género. He tenido jefes de Brasil, Francia, Alemania, Reino Unido y Colombia. Puedo decir con seguridad que no solo el sexo incide. El background cultural es vital. No es lo mismo presentar un presupuesto o una estrategia a un alemán que a un francés; para no ir tan lejos a un caleño o un bogotano… pero en el fondo los hombres son de naturaleza pragmática quieren indicadores, números y resultados. De hecho en general aunque soy mujer estoy totalmente de acuerdo con este estilo, pensando de manera sensible también en los equipos y los impactos de mis decisiones.

Otro punto vital para trabajar con un jefe hombre es llegar con la solución planteada o los escenarios de solución al menos. Hay que tener en cuenta que a ellos les gusta sentir que participaron de la decisión (muchas veces prefieren ser ellos los que deciden) así que administremos nuestra capacidad femenina de convencer argumentando y buscando lo mejor para el negocio, pero es muy importante que el jefe se sienta incluido.

Un último punto relevante es tener en cuenta el perfil general del jefe. No es lo mismo un jefe de 60 años que uno de 32. Tampoco uno casado con un ama de casa que uno divorciado viviendo solo. Todas esas variables que suenan tan básicas muchas veces las pasamos de largo y entramos a pre-juzgar comportamientos sin entender los estilos y los motivadores reales. Lo ideal en un equipo, desde la perspectiva del subordinado, es ganar la confianza  del jefe para así poder ser más eficiente en la toma de decisiones y por tanto en los resultados de negocio.

Como cierre puedo decir que soy una convencida del balance. Lo bueno en los grupos de trabajo no es entrar con paradigmas predeterminados a interactuar con jefes, colegas y subordinados; lo mejor es hacer una aproximación más humana, entendiendo a mis interlocutores e influenciando para el logro de objetivos comunes. Como gerente, me encantan los grupos heterogéneos, me encanta lo simple y racional de los hombres y la sensibilidad femenina. Sigamos propendiendo por grupos balanceados y diversos donde prevalezca el respeto y la apertura para crecer como equipo y tener resultados comunes.

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