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China: Impacto en el mundo de su cambio de modelo

¿Cómo está afectando a la economía global el cambio del modelo chino hacia un mayor peso de los servicios y del consumo de las familias?

Gustavo Rivero
4 de noviembre de 2016

Ha habido una creciente importancia del gigante asiático sobre la economía mundial, pasando de suponer el 3% del PIB mundial en 2000 al 13% en 2015. Como consecuencia, el FMI estima que el impacto de un shock en su economía sobre la economía mundial se ha duplicado en los últimos diez años. Un shock negativo de 1 p.p. sobre la demanda final de China reduciría el PIB global en 0,25 p.p. a lo largo del año siguiente.

La mayor vía de contagio sería el comercio internacional: sus importaciones han pasado de suponer el 3% del total en 2000 al 10% en 2015 y su demanda afecta a economías que suponen el 80% del PIB mundial. Un shock negativo de 1 p.p. en la demanda final de China reduciría el crecimiento de las exportaciones globales en 0,1-0,2 p.p. en el año siguiente; hasta en 1 p.p. en el caso de sus principales socios comerciales (los más afectados serían los exportadores de materias primas y las economías asiáticas).

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En cuanto al cambio de modelo hacia una economía de consumo y con mayor peso del sector servicios, el FMI concluye que el efecto sobre la economía mundial será negativo, pero muy modesto. Como la inversión es más intensiva en importaciones que el consumo, el impacto neto supondría menores importaciones globales, pero su incidencia sobre el crecimiento mundial sería muy limitado: -0,1 p.p. tras cinco años consecutivos de un descenso anual del 1,5% del PIB en la inversión pública.

El efecto de los cambios estructurales en la economía china en los últimos años ha derivado en: (1) una menor producción de bienes intermedios, lo que supone menores importaciones en ese paso de la cadena de producción, pero también exige una mayor inversión, por lo que estima un impacto neutral sobre el PIB global; y (2) un mercado de bienes menos basado en el factor trabajo, lo que supone liberar ese nicho hacia otras economías emergentes (saldrían beneficiadas Camboya, Laos, Myanmar y Vietnam).

Especial mención merece el impacto de la economía china sobre el mercado de materias primas. Desde mediados de los años 90, la demanda de China de materias primas se ha disparado: por ejemplo, ha pasado del 3% al 40% actual en metales; y del 1% hasta el 11% en petróleo. La aceleración de la economía durante la década de 2000 explicó gran parte del aumento de los precios de las materias primas (sobre todo, teniendo en cuenta que la inversión pública es especialmente intensiva en ellas); mientras que el enfriamiento actual explica la mayor parte del descenso en los precios desde 2013.

Los mayores perjudicados del cambio de modelo en China serán los grandes exportadores de materias primas. Latinoamérica, sería la gran afectada, ya que acusa tanto la menor demanda de bienes como de materias primas (la región es claramente exportadora). En el caso de Asia emergente, los efectos se compensan parcialmente: sale perjudicada por la menor demanda de China, pero beneficiada por ser importadora neta de materias primas.

Cabe señalar que los efectos a través de la vía financiera son limitados, dada la escasa integración (teniendo en cuenta su volumen) de los mercados financieros chinos con los mercados globales.

No obstante, esta vía de contagio se irá desarrollando a medida que se relajen los controles de capitales y se liberalicen los mercados. Prueba de ello ha sido el episodio de turbulencia en los mercados a principios de este año tras el ajuste del mercado bursátil chino. El FMI señala que ha aumentado la correlación entre los activos bursátiles y los tipos de cambio entre China y el resto del mundo, especialmente, con economías donde los lazos comerciales son fuertes.

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