OPINIÓN ONLINE

Las buenas noticias

Estoy de acuerdo en que los medios registren lo bueno y lo malo. Pero entonces, ocupémonos de generar las noticias buenas para que sean apreciadas y difundidas. Es el momento en que los verdaderos líderes piden su espacio en el escenario político y económico.

Martín Acero, Martín Acero
20 de abril de 2017

Conozco y de buena fuente, algunos detalles de lo que se dijo en aquella reunión entre el Presidente de la República y otros funcionarios del Gobierno Nacional, con un grupo de empresarios de diversos sectores. Y creo, habiendo oído tanto la versión que circuló en los medios, -como la que me fue expresada personalmente por un asistente a la reunión-, que el diablo está en los detalles. El contexto y la forma, que suelen no ser la esencia de las cosas, importan y mucho cuando se trata de analizar las verdaderas intenciones y la filosofía de lo que se dice o se hace.

Por supuesto que si el mensaje hubiera sido, -como apareció en los medios con indignación-, el que se le pedía a los empresarios influir ilegítimamente en los directores de medios de comunicación y demás periodistas para hacer que dijeran esto o aquello, la sugerencia o solicitud presidencial sería de suyo inaceptable y fuera de toda pulcritud democrática y administrativa, máxime viniendo de quien tanto conoce el oficio de periodista. Por el contrario y, como me fue dicho, encuentro esta vez no solamente legítimo sino razonable, el plantear la preocupación por el registro de hechos y noticias todas o casi todas negativas que vienen influyendo en el pesimismo generalizado que existe en el país y propugnar porque también se conozca lo bueno, lo agradable y lo que redunde en un mejor clima de quienes actuamos en esta sociedad colombiana. Me parece que es una aspiración válida del Gobierno Nacional y en particular, del Jefe de Gobierno, el que se registren también las noticias favorables y las que contribuyan a generar un mejor ambiente dentro de la sociedad colombiana. Y creo también que pedirle a los empresarios, como líderes de opinión que son, que transmitan a los medios y a sus directores una visión positiva del país, que dejen saber las buenas noticias para que los medios las registren no tiene nada de malo. Repito, me parece una aspiración válida.

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Y hablemos entonces de lo bueno. La revolución en materia de infraestructura, el manejo serio de la economía y de la política monetaria viene mostrando resultados en la reducción del índice de inflación que ha permitido también una reducción oportuna en las tasas de interés, los índices de pobreza parecen decrecer (y digo parecen porque no se sabe a ciencia cierta si se debe o no a cambios en los mecanismos de medición), y, aunque muy tarde y por motivos políticos, parece haber una acción estatal para perseguir a algunos corruptos. Solo para mencionar algunas.

Lo que ocurre es que no pueden los medios y el país en general, dejar de registrar y evaluar el verdadero acontecer nacional. Sin espíritu gobiernista o antigobiernista (ni a nivel nacional ni a nivel distrital) y al margen del amarillismo que con frecuencia se toma los espacios de noticias, existen preocupaciones serias y fundadas acerca del estado de las cosas en Colombia. Y esas preocupaciones de la gente, no se solucionan cuando las actitudes parecen dirigidas a atacar al enemigo político o por lo menos, a defenderse con las mismas armas que utiliza el contradictor, para caer en el error histórico de contribuir y mucho, a la polarización y a dividir a los ciudadanos que no tendríamos razones diferentes que las que nos inculcan nuestros líderes, para odiarnos y hacer crecer dentro de nosotros la intolerancia que todo lo daña.

Estoy de acuerdo en que los medios registren lo bueno y lo malo. Pero entonces, ocupémonos de generar las noticias buenas para que sean apreciadas y difundidas. Es el momento en que los verdaderos líderes piden su espacio en el escenario político y económico. En el sector público y en el sector privado. En el Gobierno y en los opositores. Es el momento de decirnos la verdad y dejar de andar disimulando lo que ya es protuberante. Qué buena noticia sería que si hay errores cometidos entonces se corrijan ya y que a quienes les toque, se den la pela y le digan la verdad a la gente; que los opositores adopten de una buena vez un espíritu constructivo sin tanto cálculo político.

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en vez de andar ocultando la propia incapacidad demostrada promoviendo la remoción o revocatoria de los gobernantes de turno. Que promuevan debates serios y que eso se difunda como una gran notica democrática y que los criticados y enjuiciados tengan la grandeza de aceptar las reglas de la democracia y respondan por sus actos. Y romántico es, lo sé, pedir todo lo anterior, pero por lo menos algo de eso debería haber. Ese, un gran principio y una buena noticia para registrar y anunciar.