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Brexit: impacto en los emergentes

La incertidumbre que rodea a todo el proceso aumentará la inestabilidad de los mercados globales y el riesgo de contagio.

Gustavo Rivero
15 de julio de 2016

¿Cómo puede afectar este cambio de escenario a las economías emergentes? Tras conocerse el resultado, las turbulencias se extendieron por los mercados financieros y, en las dos sesiones posteriores al referéndum, las bolsas registraron pérdidas moderadas (el MSCI agregado para los emergentes cayó más de un 4%), algunas de las principales divisas sufrieron una depreciación significativa frente al dólar (el rand más de un 5%, el zloty un 4% y el peso mexicano más de un 3%) y la prima de riesgo medida por el Embi+ se amplió en 30 pb. Estos movimientos, sin embargo, fueron transitorios y no especialmente intensos en términos relativos. Una vez pasada la sorpresa, los emergentes se “dieron la vuelta” e incluso, en algunos casos, más que compensaron las pérdidas y recuperaron los niveles previos al 23 de junio, lo que apunta a que las consecuencias del Brexit están valorándose como limitadas y centradas en Europa. De hecho, las bolsas europeas se han comportado peor que las emergentes, el euro no ha recuperado la cotización con el dólar previa al referéndum y la libra se ha desplomado con el dólar hasta mínimos de los últimos 30 años.

A medio plazo, los efectos para los emergentes son más difíciles de cuantificar, ya que tanto las relaciones comerciales como financieras que Reino Unido ha establecido con las economías emergentes en los últimos años se han llevado a cabo en el marco de acuerdos firmados con la UE. No se sabe cuáles serán los términos de las nuevas relaciones de Reino Unido con el resto de la UE y pueden pasar años hasta que se sepan, así que el panorama que se abre resulta bastante confuso. En cualquier caso, el FMI estima que el Brexit apenas tendría un impacto significativo sobre el crecimiento previsto en los dos próximos años para el conjunto de emergentes. No obstante, cabe señalar que los emergentes de Europa del Este que pertenecen a la UE podrían verse más afectados, ya que mantienen vínculos más estrechos con Reino Unido. Por ejemplo, las exportaciones a Reino Unido de República Checa representan más de un 4% de su PIB y las de Hungría y Polonia cerca del 3%.

Respecto al impacto sobre las cuentas financieras, señalar que Reino Unido apenas lleva a cabo inversiones directas en estos países (en términos del PIB del país receptor son casi nulas), siendo las inversiones en cartera el vehículo preferido por Reino Unido y se concentran en República Checa con un 1,6% de su PIB; en Polonia con un 2,1%; y, sobre todo, en Hungría, donde asciende al 4,6%. Estos valores se encuentran bastante por debajo de lo que representan en otros países UE desarrollados.

Fuera de la UE, Sudáfrica sería una de las más afectadas por una desaceleración intensa en Reino Unido, ya que, de las grandes economías emergentes, es la que presenta los vínculos comerciales más estrechos: en términos de PIB, las exportaciones a Reino Unido equivalen al 1,7% y las importaciones el 2%. Más significativo sería el impacto sobre las cuentas financieras de Sudáfrica, dado que Reino Unido es el principal inversor del país, tanto en IDE (1% del PIB) como, sobre todo, en cartera (4,6% del PIB). Para ninguna otra gran economía emergente Reino Unido tiene un papel tan predominante.

En suma, las economías emergentes son más sensibles a China y a la evolución de la política monetaria de EE.UU. y al dólar que a Europa. No obstante, aunque se espera las economías emergentes apenas se vean afectadas por el Brexit, los riesgos sobre el escenario a corto y medio plazo se concentran a la baja: el impacto negativo sobre el crecimiento global podría ser más intenso de lo esperado y las turbulencias financieras podrían intensificarse y favorecer una mayor fortaleza del dólar, que ha demostrado ser una fuente de inestabilidad para los emergentes. No obstante, hay algunos factores a favor de las economías emergentes, entre los que podrían destacarse dos. En primer lugar, el papel que seguirán jugando los bancos centrales de las economías desarrolladas: el aumento de incertidumbre que conlleva el proceso del Brexit augura que las condiciones monetarias ultralaxas se mantendrán por más tiempo de lo que se anticipaba (de hecho, las expectativas de nuevas subidas de tipos de la Fed no son significativas, al menos, hasta 2018). En segundo lugar, un cambio de percepción en el concepto “emergentes = riesgo / desarrolladas = no riesgo”: el proceso del Brexit y los problemas de la banca italiana y portuguesa (sin descartar que puedan afectar también a la alemana) han elevado la percepción de riesgo hacia algunas economías desarrolladas.