FREDDY CASTRO

Algo muy grave puede pasar con su pensión

El primer paso para pensionarse en el futuro es creer que es posible lograrlo. Que sea un propósito de año nuevo.

Freddy Castro Badillo, Freddy Castro Badillo
3 de enero de 2018

Un famoso cuento de Gabriel García Márquez trata la historia de una señora que tiene la idea de que “algo muy grave va a suceder en este pueblo”. El presentimiento lo comparte a sus hijos, desatando así una serie de absurdas coincidencias y temores, que nunca antes lo habían sido. Al final se acaba la carne, se paralizan las actividades, los habitantes inician un éxodo masivo e incendian las casas y la señora del presagio recuerda que había dicho que “algo grave iba a pasar”.

Invoco este relato para compartir dos testimonios que ratifican que somos el producto de lo que pronosticamos para nosotros mismos. Los economistas le llaman a esto “profecías autocumplidas”. En temas pensionales hay ejemplos.

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Dos historias de peluquería

En mi caso suelo buscar peluquerías económicas. No se justifica gastar más de $10.000 por pasar una máquina y hacer pocos retoques con tijeras. A veces, en diversos contextos, les pregunto a las personas si están cotizando para pensión y en dónde. Al final hago las mismas recomendaciones del artículo ¿Cómo debe usted pensionarse?, cuyas sugerencias son producto de un estudio elaborado por el Ministerio de Hacienda.

La última visita tuvo un contraste macondiano. Román Flórez* y Carlos Luna* son dos peluqueros que ganan más o menos lo mismo, tienen entre 55 y 60 años, casados y padres de hijos mayores. La diferencia radica en que Román Flórez ha hecho aportes al régimen de prima media (Colpensiones) por 25 años, y aunque en meses buenos puede ganar poco más de $2.5 millones, ha cotizado sobre un salario mínimo.

Al señor Flórez siempre le preocupó su vejez. Sabe que en pocos años no tendrá la misma energía, por eso espera llegar a las 1300 semanas exigidas por Colpensiones, cumplir 62 años (edad de jubilación actual para los hombres) e irse a descansar. Está trabajando desde que tiene 15 años. Si sigue cotizando por el mismo valor, recibirá una pensión de un salario mínimo. Él intuyó que algo grave podía pasar, -la pérdida de fuerzas de la vejez-, y decidió prepararse para ese momento.

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De otra parte, el señor Luna vio lejana por muchos años su jubilación y, pese a que habló varias veces con su amigo Román, se convenció a si mismo de que el asunto no era con él. “Para qué si nunca me voy a pensionar”. Hace dos años se preocupó, desde entonces cotiza a una AFP. Pese a esto, el capital acumulado no le alcanza y le faltan muchas semanas para acceder al Fondo de Garantía de Pensión Mínima (se requieren 1150 semanas, poco más de 22 años). Efectivamente, no se va a pensionar.

El común denominador es que, al igual que en el pueblo de García Márquez, a los dos se les cumplirá el presagio. Román Flórez creyó que debía ahorrar para obtener una pensión de vejez y Carlos Luna que no se iba a pensionar.

Infortunadamente, en el país abundan historias similares a las de don Carlos. Trabajadores de centrales de abastos, comerciantes, taxistas y tenderos, forman parte de los 15 millones de colombianos ocupados que no hacen aportes a la seguridad social. Algunos de ellos tienen un ingreso mensual superior al salario mínimo, pero se convencieron a sí mismos de que “nunca se iban a pensionar”.

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¿Qué viene?

Es probable que el próximo Gobierno adelante una reforma pensional. Allí se realizarán cambios en los parámetros y se redefinirá la arquitectura institucional. Para que el esfuerzo no sea en vano, debe ir de la mano de políticas que ensanchen la cultura previsional y herramientas para motivar y facilitar aportes a la seguridad social.

Mientras eso pasa, que un propósito de año nuevo sea imaginar que es posible pensionarse y trabajar para ello. De seguir como vamos, algo muy grave va a pasar.

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*Los nombres son ficticios.