FREDDY CASTRO

¿Qué tienen en común el tablero de ajedrez y las pensiones en un régimen de reparto?

Al reformar las pensiones se deben contemplar los cambios demográficos y la realidad del mercado laboral.

Freddy Castro Badillo, Freddy Castro Badillo
27 de febrero de 2018

Una leyenda del curso de matemática del colegio es la del origen del ajedrez. En resumen, hace varios siglos un rey encargó la creación del juego a un sabio de su reino. Este lo sorprendió con un tablero de 64 casillas y 32 fichas. Al final el rey, complacido, le ofreció al sabio que escogiera su recompensa. Este, un avezado matemático, requirió que se colocase un trigo por la primera casilla del tablero, dos en la segunda, cuatro en la tercera, doblando sucesivamente la cantidad hasta que el tablero estuviese lleno. ¡Vaya frugalidad!

¿Cuál sería la sorpresa cuando descubrieron que no alcanzaba el trigo para realizar el pago? Eran necesarios 18,4 trillones de granos. Una búsqueda en Google indica que, para poder pagar la deuda, se requeriría la suma de las cosechas modernas de trigo, de todo el mundo, ¡por 22.000 años! El rey, ahora indignado, ordenó que cortaran la cabeza del sabio.

A decir verdad, ni la leyenda es universalmente aceptada ni es que claro que se haya decapitado al sabio, pero el ejemplo es útil para mostrar que solemos opinar o decidir sin hacer cuentas. Hoy lo usaré para ilustrar la inconveniencia del establecimiento exclusivo de un régimen de reparto, en un país en el que magistrados y jueces modifican las normas del sistema pensional.

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Algunos hechos

Un régimen pensional de reparto es un sistema solidario en el que quienes están trabajando aportan para pagar la jubilación de los trabajadores retirados. La distribución de la población se debería parecer a una pirámide. Así se le conoce en Colombia al régimen de prima media, administrado por Colpensiones.

Entonces, si el trigo va a ser suficiente para ese tablero de ajedrez, porque nuestros hijos y nietos soportarán el pago de nuestra pensión, así como nosotros lo hacemos con la de nuestros padres y abuelos. ¿Por qué le damos vueltas al tema?

Un documento reciente de la Universidad de los Andes respondió la inquietud. Resulta que a mediados del siglo pasado había en Colombia 11 trabajadores activos por cada adulto mayor, hoy son 6,7 y en 2060 serán solamente 2. En otras palabras, nuestros abuelos tuvieron más hijos que nuestros padres y nosotros continuaremos con esa tendencia. Ese es el tablero de la transición demográfica.

Dos hechos adicionales exacerban el problema. Primero, es bajo el número de personas que no hacen aportes a la seguridad social (informales), por ello el estudio indica que en este momento no son 6,7 trabajadores activos por cada adulto mayor, son solo 2. Segundo, pese a la llegada reciente de venezolanos, somos un país cerrado a las migraciones. Es decir, dependemos de nuestras propias tasas de natalidad y mortalidad para cambiar nuestro destino demográfico.

Todo esto pasa mientras el pasivo pensional es de 110% del PIB (el recaudo tributario de casi 7 años) y tenemos a magistrados y jueces alterando constantemente las reglas de juego de la seguridad social, firmando cheques para que otras generaciones paguen la cuenta. Definitivamente, volviendo al ejemplo del ajedrez, no estamos evaluando si el trigo va a alcanzar.

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Corolario

Aunque el Estado no puede olvidarse de su responsabilidad con los adultos mayores, la realidad demográfica y del mercado laboral harían impagable un sistema pensional exclusivo de reparto. Por ello, resulta imperativo contemplar estas cifras en una reforma a las pensiones.

De seguir como vamos terminaremos todos con la cabeza cortada y sin trigo.

Adenda. El documento se llama: “la inviabilidad de los regímenes de pensiones de reparto en países que aún gozan del dividendo poblacional: el caso de Colombia”.

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