RAÚL ÁVILA FORERO

Adiós a la mala fama del Made in China

Los crecientes costos país en China están llevando a que muchas empresas exploren otras naciones para fabricar sus productos. Uno de ellos se relaciona con la percepción de calidad que tiene la fabricación en el país, que impacta bastante en su imagen. El mercado chino ha establecido varias estrategias sectoriales para mejorar la noción de calidad en su producción.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
27 de noviembre de 2017

Sin lugar a duda, muchas personas suelen utilizar la frase “made in China” para hacer alusión a algo cuya calidad no es buena o no es la esperada. Esto no solo ocurre en nuestro país, sino es un fenómeno a nivel global; y es que lidiar con la estigmatización en calidad es un gran obstáculo a enfrentar en China cuando se trata de comercializar con mercados externos.

Su penetración económica es indiscutible. El gigante asiático es el mayor exportador de bienes y servicios en todo el mundo, ya que los intercambios comerciales llegaron a ser el 37% de su PIB el año pasado. Esto le ha llevado a ser la fábrica más importante; sin embargo, cantidad no es equivalente a calidad.

Esto ya ha sido concebido y aceptado por la industria y el comercio chino como un obstáculo a afrontar. Por ello, se han tomado el enorme reto de salir de la mala fama, que tienen desde inicios de los años 90’s, al potenciar determinados sectores que tienen la capacidad de hacerle frente a la competencia internacional, con un sello característico de calidad.

El sector tecnológico es uno de los más movidos en el país asiático. Particularmente, la marca de celulares Huawei está concebida como la tercera marca de dispositivos móviles más vendidas del mundo, después de Samsung (Corea) y Apple (Estados Unidos). Esta ya ha vendido más de 12 millones de teléfonos móviles en la región latinoamericana, segmento del mercado que han considerado muy atractivo por sus expectativas y gustos de compra.

Así, para demostrar que están en la capacidad de competir con grandes marcas a nivel global, su oferta se centró en mejorar la experiencia táctil y la manipulación sencilla de sus dispositivos. Detrás de ellos, están profesionales responsables de su diseño, desarrollo, investigación y operación integrada para brindar productos de alta calidad; el valor agregado productivo en su máxima expresión.

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Ahora bien, la manufactura en China también es un sector que ha dado de qué hablar. El año pasado obtuvo su nivel más bajo, luego de tres años y medio de auge, especialmente por la baja en precios y la sobrecapacidad en las fábricas. Particularmente, la industria textil ha experimentado una caída en las exportaciones hacia la Unión Europea y Estados Unidos; lo preocupante, es que es uno de los sectores que más destaca, pero ha tenido un mal desempeño.

Para afrontar esto, parte de las marcas chinas han estado migrando hacia la alta costura para potenciar segmentos de mercado diferenciales. Y aunque no pueda compararse aún con Louis Vuitton o Gucci, marcas como Uma Wang o Masha Ma han aprovechado la tendencia nacionalista de compra para ofertar productos más clásicos y de mejor calidad. Por su parte, una marca como Guo Pei se ha dedicado a dejar de imitar prendas enfocadas en la cultura europea, para retomar sus raíces chinas y potenciarlas como idea de negocio.

En paralelo con este sector, el mercado de los cosméticos en China ha crecido de la mano de marcas como The Herboist. No obstante, el mercado sigue estando dominado por gigantes como Procter & Gamble y L’oreal, aunque sus cuotas vienen bajando. Asimismo, Ye Mingzi y Bao Bao han participado en el diseño de joyas para Swarosvski, el gigante austriaco de productos de lujo, inspiradas en la cultura china. Y aunque la tendencia viene mejorando, es muy pronto para poder hablar de una identidad de moda desde el país asiático, pero en algunos años sin duda lo veremos.

En línea con el potencial tecnológico, no es de extrañar que también China haya establecido esfuerzos para lograr incursionar en el comercio electrónico, dado el cambio de tendencias en la forma de comprar, no sólo en China sino en el mundo. Y es que, de hecho, su penetración ha tenido un flagrante éxito, tanto así que se prevé una disputa fuerte con Amazon por este modelo de negocio, dado que cada chino compra por comercio electrónico cinco veces más que un europeo.

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Alibaba es el consorcio que se dedica al comercio por Internet, especializando canales para consolidar portales de ventas business to business, de venta al por menor, al por mayor, de venta entre consumidores, entre otros servicios adicionales que incluye, por ejemplo, servicios de pago en línea. Su marcado éxito le ha llevado a sobrepasar los beneficios que genera Amazon, ganando 11 veces más que el gigante estadounidense.

Incluso, Alibaba también se ha enfrentado a Wal-Mart para obtener una posición dominante en el mercado minorista, al adquirir el 36% de Sunt Art Retail Groups, la mayor cadena de hipermercados de China. Es decir, ha mantenido una estrategia integral para aprovechar la distribución del e-commerce y posicionarse en varias ramas del sector.

Con esto, queda claro que China tiene claridad en el hecho de que sólo logrará competir internacionalmente en calidad, si lo hace primero a nivel nacional. Es decir, primero tiene que ser competitivo en su territorio, antes de enfrentarse a la competencia internacional. Por ende, el Gobierno ha entablado esfuerzos para potenciar sus marcas nacionales y hacerlas más aptas para desarrollarse dentro del mercado global. Básicamente, es una filosofía que le ha llevado a ser una potencia de talla mundial.