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David Yanovich

Una revolución silenciosa

El gas de esquisto en Estados Unidos está transformando los mercados de carbón a nivel mundial.

Dinero
6 de junio de 2012

Lo que ha venido sucediendo en Estados Unidos durante los últimos años en materia de producción de gas está teniendo unos efectos profundos, y probablemente estructurales, en los mercados de carbón a nivel global. La producción de gas de este tipo en el país del norte se ha triplicado en los últimos tres años, y dada la reducción de costos en las tecnologías de fraccionamiento necesarias para este tipo de explotación, esto último ha redundado en unos precios de gas en Estados Unidos de alrededor de US$2,30 por millón de BTU (la medida de poder calorífico de un energético). Para dar una idea de esta revolución, este precio se ha reducido más de 70% desde 2008, año de plena crisis financiera y de reducción importante de la demanda.

¿Qué tiene que ver el precio del gas en Estados Unidos con Colombia? Resulta que el gas es un combustible sustituto del carbón para la generación de energía en ese país. El carbón, que hasta este año era el rey de los combustibles para la provisión de electricidad en Estados Unidos, ha dejado de serlo. En efecto, mientras el carbón históricamente se ha utilizado para generar entre 40% y 50% de la energía en ese país, hoy en día está alrededor del 37%, en la medida en que las plantas de generación comienzan a quemar más gas (aquellas que pueden quemar ambos combustibles) o, en su defecto, aquellas plantas de gas que antes servían de respaldo para los picos de demanda, están siendo utilizadas para producir más energía que la que generaban en el pasado.

A un precio de gas de US$2,30 el millón de BTU, el carbón la tiene difícil. Si consideramos que el poder calorífico de una libra de carbón térmico estándar es de alrededor de 12.000 BTU, y haciendo las conversiones del caso, la tonelada de carbón en Estados Unidos, para competir con el gas, tiene que estar alrededor de los US$62. Y, más aún, considerando que Estados Unidos es un gran productor de carbón (1.000 millones de toneladas en 2011, unas 80 millones de toneladas menos que en 2005 –otra señal de los efectos del gas de esquisto–), es muy probable que este mercado se convierta más en exportador que en importador.

Esto significa que, para los países exportadores de carbón, la producción de gas de esquisto en Estados Unidos obliga a buscar mercados por otro lado. Y ese otro lado, como ocurre en el caso de muchos commodities, es Asia: China y la India al rescate.

Si bien estos dos países son productores grandes de carbón, es mucho más grande el crecimiento de su demanda, particularmente por las enormes necesidades de energía eléctrica que requieren los dos países para mantener ritmos de crecimiento elevados. Esto quiere decir que países como Colombia, que han apostado a incrementar su producción de carbón para el mercado internacional, dependen menos de lo que pase en Estados Unidos que en estas economías desarrolladas. Para el caso colombiano, Brasil también será un mercado importante, al igual que Chile, ambos importadores netos de carbón para suplir sus requerimientos de generación de energía eléctrica.

Sin embargo, los efectos de la desaceleración económica en Europa, la producción de gas de esquisto en Estados Unidos, y una desaceleración leve en Asia, han mantenido los precios del carbón térmico a la baja. En efecto, hoy en día el carbón colombiano podría estar alrededor de US$70 a US$80, cuando hace un año estaba por los lados de US$90 a US$100.

Y si Estados Unidos sigue sustituyendo gas por carbón, es posible que ese país empiece a ser relevante en los mercados internacionales del mineral. De manera silenciosa, pero constante y contundente, se comienza a gestar una revolución.

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