Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Hay que cuidar el crecimiento

Muchos celebran un crecimiento económico del 3% en el segundo trimestre del año y con eso alegan que el actual Gobierno está cumpliendo, que las cosas solo pueden seguir mejorando. Esperamos que así sea y que en efecto esta nueva dinámica donde la relación entre el ejecutivo y el legislativo, que se pretende sea sin “mermelada” y sin “clientelismo”, llegue a buen puerto. Un análisis de Santiago José Castro Agudelo, rector de la Universidad la Gran Colombia.

11 de septiembre de 2019

Hay sombras muy grandes que no se han logrado espantar y que muchos, aprovechándose de los problemas de gobernabilidad, se han valido para pescar en rio revuelto. Varios de los logros que se celebran por lo alto pueden tener un impacto negativo y por eso quiero insistir en que lo primero es cuidar el crecimiento económico.

Entre aplausos la Ministra de Trabajo informaba al país que el salario mínimo había aumentado por primera vez en 25 años, casi dos veces el IPC. Hoy, el desempleo, que en Colombia es desocupación, está en 10,7%, un punto porcentual por encima del mismo periodo en 2018. Habría que revisar el por qué, pero conozco a varios empresarios que han tenido que reducir su nómina. Ahora, el Senador Álvaro Uribe ha propuesto reducir la jornada laboral e incluir una prima extra. Empresas, grupos económicos y gremios han expresado su malestar y hasta el propio Ministro de Hacienda levantó la mano en oposición.

En un reciente evento en el que participaron algunos congresistas del Centro Democrático, uno de ellos defendió la prima extra y alegó que la Reforma Tributaria beneficiaba a las empresas y entonces les correspondía mejorar las condiciones de sus trabajadores. Válido el argumento, pero sin darse cuenta tiró por la borda el discurso del Presidente Iván Duque, quien ha sostenido que las empresas deben poder invertir en innovación para así generar más empleo. Si se asume que una reducción de impuestos va a los trabajadores, pues en últimas da la misma no hacerla y que el Estado redistribuya, como les gusta a los socialistas.

También se anuncian nuevas inversiones en deporte, incrementos en el presupuesto para la educación superior pública –la privada a la Ministra que ni se la mencionen– y se busca aumentar los recursos para el programa de adulto mayor. Todo muy loable, pero quién paga para no afectar el crecimiento económico.

La industria está en crisis o al borde, la volatilidad del petróleo nos tiene en un vaivén insoportable y la crisis cafetera se viene mitigando, pero no se ha resuelto. El populismo legislativo se disparó y ahora todos sueñan con una especie de leviatán que todo lo da y nada lo cobra. Hay que tener mucho cuidado y evitar caer en la tentación de más y más Estado para todo.

Lo que corresponde es promover con firmeza el emprendimiento y en ello los beneficios tributarios serán clave. Defender a las Pymes y exigir pagos a máximo 30 está bien, pero en ocasiones uno siente un profundo desconocimiento de la cadena de suministros y la cura puede resultar peor que la enfermedad.

El Presidente prometió en su campaña reducir la burocracia y optimizar el gasto público. Lo primero, requiere más tiempo, pues no se ha dado; y lo segundo, viene mejorando en algunas dependencias como en los ministerios de Vivienda y de Comercio.

Quiero insistir, lo importante en esta coyuntura es cuidar el crecimiento y huir del populismo. 

Noticias Destacadas