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La inflación a los productores en junio fue negativa. | Foto: FRANCISCO J. GÓMEZ VILLAMIZAR

Emprendedores

Un sueño que comenzó en bodega

En sus inicios Laboratorios VM vendió vitaminas y minerales para animales del campo. Hoy tiene 79 productos que se exportan a países como Taiwán y Kirgiztán. Entre sus retos están además de incrementar sus ventas, consolidarse como una compañía competitiva.

FRANCISCO J. GÓMEZ VILLAMIZAR
23 de julio de 2007

Jaime Moreno, presidente de Laboratorios VM, cruza sus manos, se toma un momento y escarba en su memoria qué pasó hace 39 años, cuando comenzó a funcionar su empresa al sur de Bogotá. En julio de 1968 fijó como sitio de operaciones una bodega en una casa de la calle sexta con carrera 30. Continuamente publicaba un aviso de un cuarto de página en el periódico El Tiempo, pues consideraba que la publicidad era una de las mejores formas de dar a conocer su negocio.

Precisamente un día cualquiera, un cliente que resultó ser el presidente de Esso en Colombia en aquel entonces llegó hasta su empresa buscando uno de sus productos. “Llegó como a las siete de la noche y salió como a las 11. No se le pudo ofrecer ni tinto porque no había cafetera”, dice Moreno. A sus 78 años de edad habla entre risas de lo que fue esta época, cuando comenzó y la compara con la actual. Hoy su empresa está localizada en el kilómetro 19 de la autopista norte de Bogotá y ya no es una bodega. Ahora son tres edificios, uno para el área administrativa, otro para el laboratorio y otro para el almacenamiento de sus productos.

¿Cómo una empresa que hace 39 años estaba situada en una bodega al sur de Bogotá pasó a convertirse en unas de las siete firmas más importantes del sector de la industria farmacéutica veterinaria? La respuesta hay que buscarla en Jaime Moreno, quien considera que la idea vino cuando era joven y miraba revistas sobre ganado Holstein. “Ahí me di cuenta que había un mercado en suplementos minerales para ganadería por explotar”, indica. Por eso llamó a su empresa Vitaminas y Minerales para ganadería, actualmente Laboratorios VM. Inició con sólo un producto: las vitaminas y los minerales. Hoy tiene 79 referencias veterinarias en las líneas biológicas, de ganadería, equinos, avicultura y pequeños animales.

Este visionario asegura que de no haber involucrado a su familia desde tiempo atrás en todos los sueños y progresos, la empresa habría corrido el riesgo de desaparecer. Por eso incluyó a sus hijos, su ex esposa y una hermana para que hubiera continuidad, cuando, como dice él, le llegara la hora de retirarse.

Rafael Moreno, el segundo hijo de Jaime, recuerda que de pequeño se empleó en oficios varios en la empresa. “Yo comencé haciendo aseo, primero sin entender por qué lo hacía, luego fui mensajero. De pequeño era duro hacerlo. Mientras mis compañeros jugaban la mayor parte del tiempo, yo trabajaba. Hoy veo que mi papá me estaba enseñando algo que ya siendo mayor comprendo mejor”, dice como gerente general de la compañía.

Lo mismo opina Alejandro, su hijo menor, quien representa a la empresa en Guatemala y quien desea trabajar permanentemente en Colombia, pues asegura que la compañía necesita la experiencia de sus hijos, debido a que las ventas se han incrementado tanto en Colombia como en los mercados a donde exportan. “Mi papá comenzó con las uñas y hoy es uno de los empresarios más respetados del sector”,

Igualmente ocurre con sus otros familiares. Por ejemplo, su hijo mayor, Jaime, se desempeña como tesorero de la compañía, la ex esposa de don Jaime es la gerente administrativa y una de sus hermanas trabaja en el departamento de cartera.

Lo que sí tiene muy en claro este emprendedor, es que sin duda, es mejor contar con el recorrido de quienes conocen la empresa para que ellos tomen las mejores decisiones. Así mismo tiene fijo que en un futuro tendrá que recurrir a la preparación de los ejecutivos contratados externamente para tomar algunas decisiones. “Esta empresa ya está en manos de mis sucesores, de la segunda generación, aunque las decisiones aún se toman, contando con mi opinión, en consenso”, agrega don Jaime.

El salto al exterior
La búsqueda de otros mercados comenzó hace 20 años. Moreno asegura que dio este salto al visionar que algún día el país tendría problemas de divisa. “Pensé que habría escasez de dólares en el mercado, así que salí a ofrecer mis productos en Panamá”, recuerda Jaime.

En su opinión, fueron los primeros en su sector en buscar un mercado externo para sus productos, que hoy se pueden encontrar en países de Suramérica como Ecuador, Paraguay, Perú. Tienen representación en Centroamérica en países como Guatemala, y oficinas propias en México y Panamá. Su mercado se extiende a 14 países que abarcan la región europea (con España, Suiza e Inglaterra a la cabeza) y Asia (con Taiwán y Kirgiztan). En esta última región buscan cerrar negocios para sus productos en Irak y en territorios situados a su alrededor.

Según Moreno el año pasado el 40% de la producción se exportaba, pero por causa de la revaluación del peso, hoy esta cifra ha caído a un 25%. “Esperamos que esta situación se recupere en poco tiempo”, sostiene, a la vez que recuerda momentos difíciles como aquel en que se vieron obligados a terminar la producción de vacunas aviares, en los días de la apertura del 90. “Llegaron competidores internacionales con precios bajos, lo que nos llevó a salir de ese producto”, recuerda.

De todas formas hoy se respiran vientos de prosperidad. "El laboratorio ya esta certificado con Buenas Practicas de Manufactura desde el año 2004 y ha sido el compromiso de toda la organizacion el mantener los estandares de calidad (en todos sus procesos) en los niveles mas altos con el fin de asegurar la satisfaccion de sus clientes en todo momento", sostiene Alejandro, su hijo menor.

 
En cuanto a las ventas del año pasado, estas cerraron en $12.000 millones y sus distribuidores en el país llegan a 700. La clave para todo esto, según Moreno ha sido la disciplina.

 

“Hay varias cosas que hemos hecho para crecer. Primero el haber involucrado a los hijos. Hay cientos de familias que tuvieron empresas y en las que cuando el fundador murió, fracasaron a los pocos meses. Lo segundo, no haberla desangrado. Muchos empiezan a viajar, a comprar carros, casas y terminan por desangrar a la compañía. Lo tercero, haber aplicado la disciplina. Yo creo que ser buen empresario es ser como un buen deportista. Levantarse temprano a entrenar sin andar pensando a qué horas se va uno a acostar”, concluye Moreno.