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¿Se quebrará Venezuela?

Menos crecimiento y más inflación. Más riesgo regulatorio que macro. ¿Devaluación? Qué viene para la economía venezolana en los próximos meses.

15 de octubre de 2008

¿Y nos quebraremos con Venezuela? En medio de la turbulencia financiera mundial, esa es quizás la pregunta más importante que se debe hacer Colombia.

La razón es muy sencilla. El 30% de las exportaciones no tradicionales del país se venden en Venezuela. Un frenazo en seco de esa economía pondría en aprietos la producción y el empleo en el sector industrial y podría quitarle fácilmente un punto porcentual al crecimiento local.

Lo que parece inevitable es que haya una desaceleración severa en ese país. El Economist Intelligence Unit espera que el crecimiento del PIB venezolano sea de 6% este año, y de 2,5% el año que viene. Incluso el Fondo Monetario Internacional espera que en 2009 Venezuela crezca apenas 2%. Lo escalofriante de la cifra no está solo en la baja tan dramática del crecimiento, sino que el país queda incómodamente cerca del 0% y de una recesión.

Pero para establecer con precisión el riesgo de una recesión hay que mirar con detenimiento las dos variables de las que depende la economía venezolana. De un lado, naturalmente, el precio del petróleo, que ha tenido una reducción muy significativa en las últimas semanas al pasar de mas de US$140 por barril a menos de US$100. De otro, la postura fiscal del gobierno de Caracas.

En este sentido parecería que incluso si la situación en mercado petrolero se deteriora, está bastante claro que el país no entraría en recesión el año que viene.

El efecto del petróleo
Para Asdrúbal Oliveros, director de la firma de consultoría Ecoanalítica, al menos en lo que resta del año la economía parece fluir sin sobresaltos. “El último trimestre de este año no será problemático. El gobierno ya acumuló un gran cantidad de dinero”, dice.

Y es que de una parte hay un gran ahorro presupuestal. Si el precio del petróleo bajara a US$75 por barril, la cesta de crudo venezolano terminaría en US$92 por barril, un número que de todas maneras quedaría US$60 por encima de la cifra que usó el gobierno para hacer el presupuesto. “Eso da un excedente de US$50.000 millones”, explica el director de Ecoanalítica.

Pero hay más razones para tranquilizarse, incluso a pesar del golpe que recibiría por la baja en los precios del petróleo. “Cada dólar de variación a la baja representa cerca de US$360 millones menos en impuestos”, dice Abelardo Daza, economista de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea). “De modo que para 2009, con US$30 menos por barril, los ingresos fiscales bajarían US$10.000 millones”, calcula.

En condiciones normales esta situación generaría un verdadero descalabro fiscal. No obstante, las demoras en la ejecución de algunos fondos discrecionales sirvieron manera involuntaria para acumular un tremendo ahorro. La diferencia entre la ejecución y el presupuesto vale US$15.000 millones, un dinero que hoy servirá como un colchón financiero para defender al país de adversidades en la hacienda pública, explica Abelardo Daza.

Por esto, si la canasta petrolera promediara los US$70 por barril el año entrante, se generaría una pérdida fiscal que Ecoanalítica estima en US$18.000 millones, pero habría recursos para respaldarla.

Con estos economistas coincide Luisa Palacios, venezolana y analista de América Latina de la firma Medley Global Advisors en Nueva York. Piensa que el panorama aunque no es bueno, no se moverá con cambios drásticos. “Venezuela está entrando en una situación de menos crecimiento y altos niveles de inflación. Esto no disminuirá ni se acentuará en los próximos meses”, dice.

La desaceleración en parte, depende del gasto gubernamental. “La caída de los precios del petróleo reduce el margen de maniobra del gobierno”. Eso podría traducirse en una reducción en el gasto público, que desaceleraría el crecimiento. Además, la inflación, que podría estar entre 30% y 35% a fin del año, baja la capacidad de consumo privado.

De esta forma, dice Luisa Palacios, se reduciría la marcha de lo que denomina el doble motor de la economía: el gasto público y el consumo privado.

Otro factor que juega en contra del crecimiento es la agenda de estatización, que afecta la producción en el sector privado. Para Abelardo Daza el principal riesgo de la economía es regulatorio y no macroeconómico. “El riesgo macro no es muy alto a corto plazo, aunque es muy elevado a mediano y largo plazo”, señala. “Las políticas actuales son claramente insostenibles, pero la insostenibilidad no está en el corto plazo. Está en la asimetría entre la aprobación y la ejecución del gasto”.

Producción y enfermedad holandesa
En resumen, “el próximo año se parecerá a este, con un crecimiento de la economía más lento, con más inflación”, dice Abelardo Daza. Las proyecciones de la Cámara muestran que este año Venezuela crecerá 6% y el siguiente entre 4,5% y 5%, aunque le ponen una mayor probabilidad de moverse hacia cuatro.

Ecoanalítica espera que un crecimiento del PIB de 7% para fin de año y de 3,5%, en 2009. “El dato del FMI 2% es bastante pesimista”, dice Asdrúbal Oliveros. “El año que viene está complicado, pero no será un colapso total”.

Por su parte, Luisa Palacios piensa que el crecimiento del PIB será de 6% en 2008, pero no se aventura a hacer ningún pronóstico sobre el 2009. Todo depende de lo que haga el gobierno, asegura.

Independiente del resultado en el crecimiento, lo que sí parece venirse con más fuerza en Venezuela es una crisis del sector real que viene con los síntomas de una gran enfermedad holandesa. “Se producen cada vez menos cosas. Venezuela depende cada vez más de importaciones”, dice Luisa Palacios. De esta forma, la oferta de bienes baja a un ritmo mayor al de la caída de la demanda. Por eso crecerá la dependencia de las importaciones y la inflación local dependerá más del aumento internacional de precios y del tipo de cambio del bolívar.

¿Devaluación?
Las opiniones sobre el camino que tomará el tipo de cambio están divididas. “En los próximos seis meses no habrá devaluación”, sostiene Luisa Palacios. Hay una razón política fuerte para no hacerlo. Un salto en el tipo de cambio aceleraría la inflación y generaría problemas sociales que el gobierno trataría de evitar en época de elecciones.

A la economista, en cambio, le parece que el gobierno podría optar por otras herramientas para manejar el tipo de cambio, como las de cambiar la lista de bienes que tienen un tipo de cambio preferencial o la de moverse abiertamente hacia tipos de cambio múltiples. Con todo, no le parece improbable que en 2009 haya un aumento del tipo de cambio moderado, de apenas 4%.

Asimismo le parece difícil que el gobierno consiga de nuevo bajar el precio del dólar paralelo de 7 bolívares a 3 bolívares por dólar. Le parece un esfuerzo demasiado costoso. Esto hará que las presiones inflacionarias crecerán por esta vía. La inflación estará en 30% a 35% a fin de año, vaticina.

En el otro lado del espectro, Asdrúbal Oliveros espera que haya una devaluación del 30% en el primer trimestre de 2009. Con un ajuste tan severo, espera que haya un efecto serio sobre la inflación. Piensa que esta llegará a 30% en 2008 y a 36% en 2009.

Venezuela tendrá problemas, pero por ahora, sobrevivirá a su crisis. Es una buena noticia, que coincide con la visión de uno de los confeccionistas antioqueños más importantes que le manifestó a Dinero.com su opinión sobre la situación venezolana. “Los que piensan que Venezuela está hecha un moridero, están muy equivocados”, dijo. En el informe de la semana pasada a su junta directiva, mostró que la rentabilidad de sus ventas este año es igual a la del año pasado.

Este confeccionista y todos los empresarios colombianos encontrarán una demanda más o menos sostenida en los meses que vienen, pero tendrán que mantenerse alerta para que no los tome por sorpresa un cambio en el clima de un país que depende tanto del azar de los precios del petróleo y del azar de los intereses del poder político.