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Diego Jiménez Presidente Correval Diego Jiménez, presidente de Correval, señala que la venta del 51% de la firma fue por 2,8 veces el valor en libros.

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Revolcón bursátil

La compra de Correval y la posible venta de Interbolsa son apenas el abrebocas de lo que le espera al sector de los comisionistas de bolsa.

12 de diciembre de 2011

Cuando ya el mercado se alistaba para celebrar la época de fin de año, en los últimos días de noviembre se conocieron dos importantes movidas del sector de comisionistas de bolsa: la primera, la venta de 51% de Correval al Banco de Crédito del Perú (BCP) por US$76,5 millones y, la segunda, el anuncio de Interbolsa de avanzar en un proceso similar.

El apetito por el mercado financiero en Colombia está en alza y el interés de los jugadores internacionales, crece. Sin embargo, no hay muchos activos en venta.

En ese escenario, los interesados empezaron a mirar otros segmentos. El turno llegó para las empresas comisionistas de bolsa. Este podría ser el momento de vender, pues las firmas internacionales que quieren entrar estarían dispuestas a pagar precios altos por poner un pie en este mercado. Sin embargo, hay expectativa por lo que pueda suceder el año entrante con la recesión en Europa y el poco crecimiento en Estados Unidos.

Las motivaciones
En el caso de las empresas comisionistas de bolsa, esta dinámica e interés de los internacionales por llegar encaja a la perfección con sus necesidades y proyecciones. Por ejemplo, Correval e Interbolsa buscan mecanismos que les permitan mayores crecimientos en sus estrategias de expansión y permanecer en mercados cada vez más globales e integrados.

Sin embargo, no serían las únicas motivaciones, en especial en Interbolsa. Algunos analistas consideran que en esta compañía la decisión de una venta o la llegada de un socio estratégico le permitirían una salida a las diferencias entre algunos de sus socios, como la familia Jaramillo –liderada por el presidente de la compañía, Rodrigo Jaramillo– y Juan Carlos Ortiz.

No obstante, Jaramillo explica que este proceso es independiente de cualquier diferencia entre los accionistas y obedece a un esfuerzo por proyectar la compañía en los próximos años y hacerla sostenible en el futuro. Incluso, menciona que no se trata solo de buscar un comprador “sino de reestructurar el modelo de negocios de la empresa que nos proyecte para la próxima década”, dice.

Interbolsa es la joya de la corona en los negocios donde participan los Jaramillo y Ortiz. Tiene presencia en siete ciudades del país, posee 32,5% del mercado bursátil, 20% en el de acciones, en bonos corporativos 40% y en negocios de deuda pública efectuados a través de bolsa cerca de 30%. Cuenta con unos 50.000 clientes entre personas naturales y corporativos y está en otros mercados como Panamá, Brasil y Estados Unidos. Con los múltiplos con los que se vendió Correval, el valor de Interbolsa podría estar alrededor de los US$500 millones y hay un abanico de jugadores entre los que se destacan los brasileños y de otros países que están analizando la posibilidad de la compra. Según Jaramillo, en los próximos seis meses se tendrá definido el proceso.

En otros negocios y activos en los que participan, los Jaramillo y Ortiz estarían buscando también salidas que deberían estar listas en los primeros meses del año entrante.

A su vez, Diego Jiménez, presidente de Correval, explica que en la estrategia de crecimiento, una de las principales opciones era buscar un socio de negocios que le aportara una mayor profundización y acceso a nuevos mercados, apalancado en el desarrollo del Mercado Integrado Latinoamericano (Mila) donde están las bolsas de Chile, Perú y Colombia y han anunciado su interés por participar en él, las de México y Brasil. Así, con el Mila, el nivel de competencia y los estándares de la industria serán cada vez mayores y vendrán más jugadores regionales y globales.

La operación fue por 2,8 veces el valor en libros de la compañía. ¿Es consistente con lo que se está pagando en el mercado por este tipo de activos? “En Europa, no pagan siquiera el valor en libros”, dice Christian Laub, gerente corporativo del BCP.

Con esta movida, Correval –que reportará utilidades este año por $20.000 millones– aspira a pasar en dos años de 15.000 clientes a 100.000.

No obstante el interés en la adquisición de estos activos, el camino no es fácil pues están sobre la mesa temas tan controvertidos como el de Proyectar Valores, que podría impactar a Interbolsa, o el debate en torno al pago del impuesto del 4 x 1000 a las operaciones financieras de años anteriores.

Mientras Jaramillo desestima que el caso de Proyectar vaya a afectar a Interbolsa, pues considera que son negocios independientes, Jiménez, de Correval, está confiado en que en las averiguaciones del 4 x 1000 por parte de la Dian saldrán bien librados. “En el tema del 4 x 1000, Correval –como algunas otras firmas comisionistas– hemos sido requeridos por la Dian por un muestreo de un par de semanas del periodo 2008-2009. La Dian, después de que se expidió la ley de diciembre del año pasado, ha venido entendiendo que son dos escenarios distintos y que las prácticas de mercado, que tanto los bancos como las firmas comisionistas venían ejecutando a través del manejo de recursos, se ajustaban a las normas. Hoy, los procesos que están abiertos están en instancias ante la Dian y se están dando las explicaciones. Tenemos una altísima confianza en la solidez jurídica y regulatoria”, explica Jiménez, de Correval.

¿Qué viene?
Estas movidas van a producir un sisma en el sector de los comisionistas de bolsa porque abren la puerta a una mayor dinámica en el camino hacia la consolidación. En los últimos años se ha pasado de 35 a cerca de 27 firmas y este proceso se acentuará. Para algunos analistas, este número podría estar entre 15 y 20 empresas, con una mayor presencia de jugadores internacionales –aliados o en forma directa– y más especializados. En el mercado se comenta el interés por firmas como Bolsa y Renta y el atractivo por firmas como Corredores Asociados y Serfinco.

Por ejemplo, Correval, en esta nueva etapa, para llegar a la meta de los 100.000 clientes tendrá que ir por otros jugadores locales para alcanzar una mayor masa crítica.

En el largo plazo, los bancos o las entidades financieras que están detrás de los locales, podrán desarrollar otros modelos de negocio y convertirse, por qué no, en nuevas entidades bancarias en el país a través de esta puerta. “Es el primer paso de varios que daremos en Colombia”, dice Laub, del BCP, con lo que el camino queda abierto a nuevas posibilidades de negocio.