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El déficit comercial de Estados Unidos cayó en octubre. | Foto: Christian Jarrin y Germán Verdugo *

Economía

Revaluación: no hay razones para el pánico

La revaluación es un síntoma de un aumento de la confianza en Colombia. La apreciación es una simple consecuencia de una buena percepción de la economía colombiana en el exterior. Análisis de Correval.

Christian Jarrin y Germán Verdugo *
30 de mayo de 2007

La insistencia de las autoridades económicas en tomar medidas para controlar la apreciación del peso frente al dólar ha generado incertidumbre en el mercado de capitales, Además, dada la coyuntura, está abierta la posibilidad de medidas aún más heterodoxas que, infortunadamente, podrían empezar a tener impactos negativos sobre algunos sectores económicos y a disminuir la confianza que el Emisor ha logrado acumular durante los últimos 15 años.

Un vistazo al sector exportador
Si bien el sector exportador es relevante en para la economía, este no constituye la porción mayoritaria de la producción. Según las cifras más recientes publicadas por el DANE, en el último trimestre de 2006 las exportaciones representaron el 20% del PIB de Colombia frente a 64% correspondiente a consumo privado, 18% a consumo público, 26% a inversión y 28% a importaciones. Aunque hay que reconocer su potencial como generador de empleo, es claro que dentro de la economía total está lejos de ser el sector más representativo.

El escenario de crisis no es muy consistente con la realidad histórica pues el sector ha registrado un crecimiento considerable como proporción de la producción nacional. A partir de 2002, época donde comenzó la revaluación, el sector exportador como proporción del PIB, ha pasado de representar el 18% al 20%. Además, en este mismo lapso el producto ha sido creciente. Evidentemente, no todo han sido pérdidas para los exportadores a lo largo de estos años de revaluación.

Es más, el sector exportador durante los primeros meses del presente año tampoco muestra un paisaje muy desalentador. Aunque en el primer bimestre de 2007 las ventas colombianas al exterior crecieron moderadamente (5.7% frente al primer bimestre de 2006), a nivel desagregado la situación es muy disímil ya que si bien las exportaciones tradicionales disminuyeron 5.2%, por cuenta de la caída en las exportaciones petroleras, las exportaciones no tradicionales aumentaron 17%. Los sectores más dinámicos en este rubro fueron el agro y la industria con incrementos de 22% y 19%, respectivamente. Al parecer todavía hay prosperidad, a pesar de la “nefasta” caída del dólar.

¿Cuáles son las amenazas?
Habiendo repasado la evolución del sector exportador, cabe preguntarse ¿cuáles son las amenazas implícitas de la revaluación? Muchos observadores del mercado han destacado el creciente déficit en la balanza comercial que, según la balanza cambiaria, al 11 de mayo se ubicó en USD 2.364 millones, (aproximadamente 1.3% del PIB). Al respecto, la mayor preocupación se ha enfocado en el perjuicio que podría causar en la industria la sustitución de bienes de producción nacional por bienes importados.

No obstante, los temores se aplacan cuando revisamos la composición de las importaciones puesto que 35.1% corresponden a bienes de capital (que se usan para aumentar la producción nacional) y apenas 15.3% a bienes de consumo que podrían sustituir la producción colombiana pero representan bienestar para el consumidor final. Finalmente 49.3% representan los bienes intermedios que se encuentran en un campo gris en estos términos. Es evidente que, hasta el momento, la mayoría de las importaciones se ven saludables para la economía local.

Por otro lado, el déficit de cuenta corriente se ha financiado fácilmente y al parecer esta situación no cambiará en el futuro cercano. Cuando al déficit en balanza comercial (exportaciones menos importaciones) le sumamos las transferencias netas del exterior, entre las cuales están las remesas que los colombianos reenvían a sus familias, obtenemos una aproximación al balance de cuenta corriente alrededor de USD 1.000 millones, el cual se podría conseguir a través de crédito externo público o privado o inversión extranjera.

Al mirar el detalle de la cuenta de capitales se puede observar que la financiación viene por cuenta de la Inversión Extranjera que hasta el 11 de mayo contabilizaba USD 3.293 millones, de los cuales USD 2.615 millones corresponden a inversión extranjera directa y apenas USD 679 millones a inversión de portafolio. Es claro que la mayor cantidad de dólares que ha entrado a la economía ha sido inversión permanente y no especulativa, por lo cual al controlar la entrada de “capitales especulativos” es muy poco probable que se logre cambiar la tendencia en el precio del dólar (Ver recuadro gráfica)-

Adicionalmente, según la balanza cambiaria, hasta el 11 de mayo se observa un monto de USD 1.575 millones en cuentas de compensación del sector privado esperando para ingresar a la economía local. Entonces, la realidad parece ser que Colombia se ha convertido en un lugar atractivo para traer a producir el capital y que aún quedan más dólares por venir.

¿Seguirá cayendo el precio del dólar?
Es evidente que en Colombia, durante lo corrido del año, la cantidad de dólares ha aumentado por cuenta de la inversión extranjera y dado que para NO GENERAR INFLACIÓN procuramos tener una cantidad constante de pesos, por lo menos no más de los necesarios, entonces el precio del dólar debería bajar.

Claro que el Banco de la República podría aumentar la cantidad de pesos para disminuir el precio del dólar generando un aumento de los precios de la economía en general, seguramente eso sería magnifico para el 20% de la producción representada por los exportadores, pero sería nefasto para el 100% dado que el aumento en los precios incrementa los costos incluyendo los de productos exportables.

¿Ha habido algún beneficio derivado de la caída del dólar?
La deuda externa es una deuda de todos los colombianos pues el 65% es del Estado, por lo cual una reducción en el mismo es un hecho positivo. En efecto, el endeudamiento externo ha reflejado el aporte de la revaluación pues éste ha pasado de representar el 29.4% del PIB al cierre de 2006 al 25.9% del PIB al corte de febrero de 2007. Esta reducción ha sido particularmente beneficiosa para el Gobierno y ha contribuido en la mejora de la calificación de riesgo de la deuda soberana de la Nación. Este avance, seguramente, no es desconocido por el Gobierno Nacional pues ha sido el producto de un largo camino recorrido.

La revaluación es un síntoma de un aumento de la confianza en Colombia. La apreciación del peso lejos de ser un fenómeno que cobra la vida de empresas inocentes es una simple consecuencia de una buena percepción de la economía colombiana en el exterior. Es, de hecho, una muestra de respaldo de los inversionistas al buen desempeño de la economía y a la expectativa de estabilidad en las reglas del juego. Además se debe tener en cuenta que nuestra economía carece del necesario ahorro interno para crecer sosteniblemente y este flujo de capital es un aire muy beneficioso para la economía en general.

¿Que papel han jugado las medidas del Gobierno?
Las medidas adoptadas por el Gobierno “en coordinación” con el Banco de la República si parecen tener un beneficiario principal, los exportadores. Sin embargo, algunas medidas han jugado en contra de los mismos al desestimular las coberturas contra el riesgo de tasa de cambio.

El limitar la posición neta de contado, debilitó el desarrollo del mercado de dólares a futuro al restringir la capacidad de cobertura de posiciones abiertas en dólares. Así mismo, el limite de la posición bruta de apalancamiento al 500% del patrimonio técnico, disminuyó aún mas la capacidad de cobertura de posiciones en dólares que, según las cifras de cuenta de capital, parecen valer hoy por hoy alrededor de USD 1.400 millones.

Adicionalmente, las intervenciones no esterilizadas del Banco de la República podrían tener efectos inflacionarios que seguramente incrementarán los precios y disminuirán la competitividad de los exportadores en los mercados internacionales (al afectar la tasa de cambio real). En consecuencia, la cura puede estar siendo peor que la enfermedad.

En las actuales circunstancias, si el propósito es proteger a los exportadores, la mejor opción para las autoridades económicas parecen ser quedarse quietos, desmontar las distorsiones inducidas en el mercado de capitales (lo cual incrementaría la capacidad de cobertura del sector exportador), parar el continuo cambio de reglas del juego y así demostrar que este es un país donde se aprecia la estabilidad jurídica. Finalmente, el Banco de la República haría bien mostrando un compromiso serio con sus metas de inflación para garantizarle a los inversionistas locales y externos un ambiente macroeconómico estable en el futuro.

Analistas de Correval
Christian Jarrin
cjarrin@correval.com
German Verdugo
gverdugo@correval.com