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Daniel Vargas, gerente de Fullcarga, multinacional española que llegó a Latinoamérica cuando Telefónica le compró la operación celular a BellSouth.

Telecomunicaciones

Los reyes de las recargas

El negocio de las recargas de celulares ya mueve en el país más de $4 billones al año. Los verdaderos dueños: los mayoristas.

26 de octubre de 2011

Junto con la leche y el pan, las recargas de telefonía celular son hoy el producto que más se vende en las tiendas colombianas. Se trata de un negocio que mueve en el país más de $4 billones al año. Pese a que las tiendas tienen casi 70% del mercado, cada vez más jugadores se pelean la torta de las recargas, en la cual ya están las firmas de juegos y apuestas, como Gtech (operadora del Baloto que vende unos $300.000 millones anuales en recargas), los supermercados y las compañías de correo.

Sin embargo, como en muchos otros negocios, los verdaderos mandamases son los mayoristas. Estos se conocen como gestores y son los que les compran las recargas directamente a las compañías de telefonía celular para luego vendérselas al comercio. Los más grandes son la colombiana Solidda, que maneja la marca MovilRed, y Fullcarga, de origen español.

La primera tiene 60.000 puntos de venta en el país y la segunda 40.000. Su ventaja es que para vender la recarga no requieren datáfono, ni un aparato especial, sino un celular. Una pequeña tienda puede vender entre $1 millón y $1,5 millones al mes y un supermercado unos $4.000 millones.

Aunque los márgenes son pequeños, un mayorista puede ganar entre 7% y 9% y una tienda entre 4,5% y 5,5%. El atractivo es el volumen, pues hoy 85% de los usuarios de telefonía celular están bajo el modelo de prepago. La mayoría pertenece a los estratos bajos, donde la penetración de las tiendas es más alta. “La venta de este servicio es un dinamizador del negocio, pues con la compra de la recarga vienen otros productos: una caja de chicles, una gaseosa, un paquete de papas, etc.”, explica Lino A. Franco, director del programa Fenaltiendas de Fenalco, quien agrega que la competencia ha sido tan grande, que en algunos puntos de las localidades de Usme y San Cristóbal, en Bogotá, las comisiones llegan a 7% por el volumen que manejan.

Eduardo Meola, director de la empresa de correos Deprisa, dice que ellos entraron al negocio de las recargas por conveniencia y para fidelizar cada vez más al cliente habitual. “De los más de 5 millones de clientes que atendemos anualmente, un alto porcentaje tiene un celular en prepago. La idea es acompañar este servicio con el de un nuevo portafolio que incluya giros y pagos de servicios públicos y privados”, agrega.

Por su parte, Alejandro Flórez, director nacional de recargas de Tigo, atribuye el éxito de las recargas electrónicas a que son más fáciles de usar que las tarjetas prepago (no hay que raspar, ni introducir códigos). También, a que permiten ingresar valores muy pequeños (desde $500), lo que ayuda a que el consumidor no afecte su flujo de caja, pero también los obliga a recargar más rápido.

El siguiente paso de este negocio son las recargas de datos. Hoy ya se venden cerca de las universidades, pero su potencial a futuro está en el crecimiento de los celulares inteligentes, los cuales serán el principal medio de acceso a internet de los estratos populares. A futuro, la inclinación al prepago seguirá haciendo sonar las registradoras de tiendas, supermercados e intermediarios.