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Este año, ocho de los diez equipos participantes manifestaron su intención de crear un campeonato paralelo.

Los equipos siempre ganan

Tras varias semanas, la Federación Internacional de Automovilismo llegó a un acuerdo con las escuderías para darle continuidad a la Fórmula Uno.

19 de julio de 2009

El Campeonato Mundial de Fórmula Uno estuvo a punto de terminarse este año, cuando ocho de los diez equipos participantes -entre ellos Ferrari y Brawn GP- manifestaron su intención de crear un campeonato paralelo ante su inconformidad con los cambios que propuso la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), máxima autoridad del deporte.


De acuerdo con BBC News, el conflicto comenzó con la renuncia de Honda al campeonato, a finales del año pasado. Entonces, la firma japonesa argumentó que no podía invertir varios cientos de millones de dólares para mantener su equipo mientras las ventas de sus automóviles registraban una caída dramática.


Ante el temor de que otros equipos siguieran estos pasos, Max Mosley, presidente de la FIA, propuso limitar el presupuesto de cada escudería a US$60 millones por año. “Tenemos que establecer un plan para 2010, que haga posible que un pequeño equipo corra en forma competitiva y sin perder dinero”, dijo al sitio especializado SportingLife.com.


Esta propuesta no cayó bien entre los afiliados a la Asociación de Equipos de Fórmula Uno (Fota, sigla en inglés), que consideraron que esta medida limitaría el desarrollo técnico de sus vehículos. Para esta temporada, algunas escuderías -como Ferrari o McLaren- tienen presupuestos cercanos a los US$500 millones.


Tras varias semanas de debates, la FIA cedió ante los equipos y decidió que el próximo campeonato se corra sin aplicar un tope propuesto, al tiempo que Max Mosley se comprometió a no luchar por su reelección en la cabeza de la organización, en noviembre. A cambio, Fota prestará asistencia técnica a los nuevos equipos (Campos Meta, Manor Grand Prix y Team US) y limitará sus recursos para regresar al nivel de gastos que tenías en 1998.


Ahora bien, este acuerdo podría ser un pequeño paño de agua tibia para un inconveniente más profundo del que las escuderías ya tienen conciencia: La inequidad en la repartición de los ingresos en la Fórmula Uno.


Junto a los equipos y a la FIA, la Fórmula Uno está soportada por un grupo de empresas encargado de la gestión comercial, el cual se llama Formula One Group (F1 Group) y está a cargo de Bernie Ecclestone.


Según un estudio de Deloitte Sports Business Group, sólo por el concepto de derechos, el conglomerado reporta ventas anuales que superan los US$1.000 millones. Esta área comprende las transmisiones por televisión, la publicidad en los circuitos y las regalías que pagan las ciudades que realizan grandes premios. Menos de la mitad de este dinero se reparte entre las escuderías, como pago por su participación. El resto va a la cuenta de F1 Group.


Al sumar el dinero que recibe cada equipo (por patrocinios y aportes de sus propietarios) y los ingresos que reporta cada gran premio los circuitos (por ventas de tiquetes y publicidad), el valor total del Campeonato asciende a US$4.000 millones.