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Lo que bien empieza...

2 de febrero de 2001

Luego de un comienzo de año lento con bajos volúmenes y precios a la baja, la renta variable repuntó durante la última semana de enero. Con esto, durante el primer mes del año, el IBB se valorizó en un 4% y el IBOMED en 6%. ¿Las razones? Los buenos resultados del último trimestre de las empresas y las noticias sobre posibles fusiones y adquisiciones. Algunos comisionistas de bolsa piensan que están dadas las condiciones para que las acciones repunten, pues están en niveles de precios muy bajos (en promedio, el valor de mercado es 0,53 del valor en libros). Sin embargo, una recuperación fuerte dependerá de que la incertidumbre respecto a la situación de orden público y las perspectivas de mediano plazo de la economía mejoren.



¿Qué banca queremos?



La banca de segundo piso otorgó créditos por $3,2 billones durante 2000, casi un 10 % menos que el año anterior. De esta suma, Bancoldex desembolsó el 44%, el Instituto de Fomento Industrial (IFI) el 21% y Finagro el 29%.



La mayor caída en el otorgamiento de crédito se dio en el IFI, por el desmonte del crédito directo. Esta entidad dejó de colocar $176.000 millones durante el año pasado, lo que representa una reducción del 26% frente a la vigencia anterior.



Aunque Bancoldex presenta una reducción del 25%, esta se debe a que el nivel de créditos de 1999 fue especialmente alto. Si se comparan sus resultados con 1998, la caída es solo de 5%.



Los que estuvieron muy dinámicos fueron los créditos al sector agropecuario, si se tiene en cuenta que Finagro aumentó sus desembolsos en 35,6% para llegar a $935.911 millones.



Los resultados de las entidades que conforman la banca de segundo piso son disímiles y se está discutiendo la viabilidad de fusionarlas. Sin embargo, más allá del tema coyuntural, es necesario pensar en cómo debe ser una institución que cubra las deficiencias que tiene el mercado financiero. El espacio de la banca de segundo piso está en los nichos a los cuales el sector financiero privado no llega. La canalización de recursos de fondos de capital de riesgo para la creación de nuevas empresas, el otorgamiento de servicios financieros especializados como avales y garantías, el costo del reaseguro. Además, debería concentrarse en la asesoría y desarrollo de nuevos productos (no solo liquidez y reestructuración de deudas) para las pequeñas y medianas empresas.