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Las estrategias de Slim

Todas las grandes compras del magnte mexicano, Carlos Slim, han tenido un común denominador: localiza empresas infravaloradas y toma el control sobre el futuro de la compañía.

2 de septiembre de 2005

Corría el año 1990 y México se desprendía de las principales empresas estatales del país como quien pone a la venta los muebles de los abuelos. Un empresario mexicano, nacido en el seno de una familia libanesa, vio en ese desordenado proceso de liquidación su puerta de oro. Telmex, el monopolio de telefonía del país, estaba en venta y Carlos Slim se lo embolsó pagando US$1.750 millones. Esa empresa, que sufría los estragos de la paquidermia de una empresa estatal, reportó un Ebitda el año pasado de US$6.000 millones. El precio que pagó Slim, con el beneficio del tiempo, se ha vuelto irrisorio. Y esa siempre ha sido su estrategia. El magnate mexicano es un halcón capaz de encontrar en medio de una jungla empresarial el bocado más apetitoso.



Todas sus grandes compras, verdaderas gangas, han tenido un común denominador: localiza empresas infravaloradas y toma una participación suficientemente fuerte para asegurarse poder de negociación y control sobre el futuro de la compañía. Esta técnica, a primera vista simple, le ha permitido amasar una fortuna que según la revista Forbes alcanza los US$23.800 millones, una cifra que equivale al 40% de la bolsa mexicana. Su éxito no se debe a la creación de sinergias. Más bien se fundamenta en descubrir los momentos en que los mercados dan síntomas de ineficiencia y hay empresas que están a la venta a un valor menor a sus activos.



En 1997, por ejemplo, cuando la empresa de tecnología Apple se encontraba sumida en una crisis financiera, Slim compró una participación sustanciosa en la compañía. La razón: el valor de Apple en el mercado era igual a la cantidad de efectivo en el balance de la empresa. Desde entonces el valor de las acciones de la compañía se han multiplicado por cuatro.



El imperio de Slim, aunque se concentra en el sector de telecomunicaciones, también incluye firmas en el sector bancario, asegurador, de construcción, supermercados, ferrocarriles y tabaco. Pero ha sido el sector de la telecomunicaciones, y especialmente la compra de Telmex, la que lo han convertido en la principal fuerza financiera de América Latina. A pesar de que Telmex tenía un monopolio sobre líneas fijas en México, consiguió autorización del Gobierno para entrar el mercado celular. Ese negocio luego se convirtió en América Móvil, también bajo el control de Slim. El valor de América Móvil en el mercado ahora mismo supera los US$20.200 millones.



Pero Slim, a pesar de las persistentes críticas, también ha sido capaz de mejorar el engrase de las empresas que adquiere rodeándose de equipos directivos de primer nivel. Con todo ello, todavía no logra escapar las acusaciones de que su fortuna se debe en gran parte a los favores que le concedió el gobierno mexicano. Telmex, después de ser adquirida por Slim, siguió bajo la protección del Gobierno que permitió que continuara operando como un monopolio durante siete años. Así las cosas, Slim le sacó máximo provecho y hoy en día Telmex todavía controla el 90% de las llamadas por línea fija en México y casi el 100% del tráfico de datos.



La última ola de compras que ha realizado en el continente, una clasificación en la que cae Telecom., fue financiada con una operación clásica del manual de Slim. En 2002, WorldCom, una empresa hundida en plena bancarrota, se convirtió en el principal objetivo del mexicano. Poco a poco, empezó a comprar acciones de la compañía hasta tomar el 13% de la empresa. WorldCom renació bajo el nombre de MCI. Verizon, una de las principales empresas de telecomunicaciones de E.U., le ofreció en ese momento comprarle su participación. Bajo los términos de esa propuesta, Slim se hubiera llevado una ganancia neta de US$600 millones, según publicó en su momento el Financial Times. Sorprendentemente no aceptó la oferta. En su lugar, MCI se transformó con el tiempo en una pieza cada vez más codiciada en el rompecabezas del sector en E.U. Slim escondió sus cartas y al final Verizon tuvo que pagarle US$1.000 millones. En esa operación, Slim se embolsó unos $1.000 millones.



Con esa plata, ha comenzado una nueva ofensiva en el continente. Hace poco anunció la compra de Smartcom, la filial chilena de Endesa. Luego hizo lo propio con la división peruana de Telecom Italia Mobile (TIM), y ahora, quizá la última joya de su corona, Telecom. Desde luego, Slim parece haber encontrado destino para los más de US$1.200 ingresados por la venta a Verizon de su 13% en la estadounidense MCI.



¿Un billonario con conciencia social?

Pero quizá lo más extraño de Carlos Slim es su capacidad de dejar atónitos a sus interlocutores criticando al Fondo Monetario Internacional, defendiendo subidas de impuestos y despotricando contra el capitalismo desenfrenado. "La pobreza no crea mercado" es uno de sus principales lemas. Carlos Slim ha lanzado un duro ataque contra el Fondo Monetario Internacional (FMI). El magnate mexicano afirmó que el organismo supranacional no ha tenido éxito en Latinoamérica, insistiendo además en que el modelo económico fijado para la región por el FMI ha fracasado.



Según el magnate, es necesario aplicar nuevos modelos económicos que favorezcan el desarrollo y la generación de empleo. El empresario señaló en una entrevista publicada en Newsweek que el modelo aplicado por el Fondo "no ha beneficiado a nuestros países, lo que pone en evidencia que hay algo profundamente equivocado". En sus críticas al FMI, Slim puso como ejemplo al propio México: "Desde que empezamos a aplicar el modelo impuesto por el FMI hemos tenido dos décadas sin crecimiento per cápita". Además, el magnate mexicano ha apoyado a Manuel López Obrador, el izquierdista alcalde de Ciudad de México.



Pero a pesar de estos coqueteos con la política y sus críticas sociales, Slim sigue siendo un halcón del mundo empresarial, con una habilidad innata para encontrar la apuesta más segura. El negocio con Telecom. Posiblemente sea la prueba reina.