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La Comunidad Andina se tambalea

El Tratado de Libre Comercio Colombia y Estados Unidos ha puesto de relieve las divisiones ideológicas en la CAN. Las relaciones comerciales con algunos países vecinos podrían ser las principales víctimas

16 de marzo de 2006

El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia ha desatado una tormenta que se extiende más allá de las fronteras nacionales. Las repercusiones del TLC están navegando por toda la región y empiezan a desembocar en otros territorios vecinos, trastocando las relaciones comerciales en la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Esa entidad, que intenta profundizar la integración regional en la zona andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) se encuentra al borde del abismo. Quizá la primera gran estocada la dio Venezuela en diciembre de 2005 cuando su polifacético presidente Hugo Chávez anunció su intención de unirse a MERCOSUR, el incipiente mercado común compuesto por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.

El último golpe, sin embargo, ha sido dado por Colombia. La firma del TLC ha creado un abismo en la zona. El Tratado, que en el caso de Propiedad Intelectual crea incongruencias con lo que se ha acordado en la CA N, podría ser el clavo que termina de enterrar los esfuerzos por un mercado común andino. Según el ministro de Comercio venezolano, Gustavo Márquez, la firma del TLC forzará a que Caracas "redimensione" sus relaciones comerciales con Colombia. En Ecuador, que también negocia y está a punto de firmar un TLC similar al colombiano, el ministro de Comercio Exterior, Jorge Illingworth, se explayó esta semana ante los medios y sentenció que "la CAN tiene algunos problemas existenciales". Según Illingworth, algunos de los asuntos pendientes son la unión aduanera, el libre tránsito de mercancías y un arancel externo común. Ecuador está considerando ahora mismo su permanencia en el grupo, avisó el ministro.

El mayor peligro, sin embargo, se centra en lo que Colombia y Perú ya firmaron, y que Ecuador posiblemente sellará en las próximas semanas, con Estados Unidos en materia de propiedad intelectual, específicamente patentes para medicamentos. El problema es que la CAN contiene normas de propiedad intelectual que fueron acordadas por los cinco países y el TLC contradice esas normas. Así las cosas, Colombia, Ecuador y Perú se inclinan por una regla que limitaría a cinco años el ingreso de medicamentos genéricos a esos respectivos países. Bolivia y Venezuela se oponen frontalmente y ya lo dejaron saber. No se trata de una simple reyerta jurídica. Según el propio ministro colombiano de Comercio, Jorge Humberto Botero, las consecuencias podría ser transcendentales. De no alcanzar en esa norma, la comunidad se vería atenazada por los TLC que han firmado Colombia, Perú y Ecuador, y los objetivos de profundizar en la apertura comercial entre los países de la región quedarían fuertemente heridos. La norma colombiana ya fue declarada ilegal por el Tribunal Andino de Justicia (TAJ), en diciembre pasado.

Ahora mismo, Colombia protege por cinco años los datos de prueba de medicamentos mediante el otorgamiento de una exclusividad para comercializarlos, es decir, sin competencia de genéricos. Eso coincide con lo acordado por Perú y Colombia en el TLC y con lo que probablemente acordará Ecuador. El TLC viene a cementar esa norma, lo cual sería un golpe nefasto para la CAN. El proceso jurídico va ahora a votación en ese organismo. Bolivia y Venezuela, sin embargo, ya han dejado claro que están en contra de cualquier cambio. Cambiar la normatividad, además, requeriría una votación unánime a favor. Alberto Bravo, presidente de Asinfar (gremio de los laboratorios nacionales), dice que Colombia la complicadísima tarea de convencer a Venezuela y Bolivia de votar afirmativamente o poner en riesgo la existencia de la CAN.

El trasfondo de las divisiones que surgen ahora mismo en la CAN, sin embargo, no se centran en la letra pequeña de los acuerdos comerciales que están cerrando algunos de sus miembros. Las diferencias ideológicas que aparecen ahora mismo en el tablero de la región son quizá una mejo explicación. Los presidentes de Bolivia y Venezuela, de un lado, son los abanderados de un renaciente sentimiento "anti-estadounidense" en Sudamérica. Por el otro, Perú, Ecuador y, por supuesto, Colombia, han decido consolidar sus relaciones comerciales con Estados Unidos. Así las cosas, la CAN ahora mismo no tiene una clara ruta.

El peligro para Colombia, sin embargo, es alto. Venezuela, después de Estados Unidos, es nuestro segundo socio comercial. Según el Gobierno venezolano, hasta el 40% del intercambio comercial entre los dos países se podría ver afectado. En estos momentos la diplomacia colombiana, que tanto ha fallado en las relaciones con los vecinos, deberá asegurarse de que los beneficios que traerá el acuerdo no se verán mermados por una parálisis o derrumbe total en los esfuerzos por avanzar hacia la integración regional.