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En las grandes ligas

El colombiano Miguel Ordóñez se convierte en el empresario hispano más sobresaliente de 1994 en los Estados Unidos.

1 de marzo de 1995

En 1992 Miguel Ordóñez acababa de dejar su trabajo de seis años como vicepresidente senior en banca de inversión para América Latina de la prestigiosa firma Lehman Brothers en Wall Street. Se retiró para montar un fondo destinado a la compra de compañías en Chile y Argentina, países comprometidos en un gran proceso privatizador por entonces. Como gran conocedor de los negocios del Cono Sur se aventuraba a realizar sus primeros pinitos como profesional independiente.

Trabajaba en confeccionar esa nueva empresa cuando un buen día, a mediados de 1992, le propusieron que ayudara a financiar con los banqueros que conocía la compra-venta del 51% de las acciones de Private Jet Expeditions, basada en Atlanta, Georgia. Era tina pequeña aerolínea que había sido creada en 1988 para realizar charters de turismo en el oeste de Estados Unidos. Sus principales accionistas eran National Aviations Holding Inc. de Filadelfia y un grupo extranjero radicado en las Islas Channel de Inglaterra.

Los norteamericanos querían vender su mayoría o conseguir quién financiara a un inversionista la compra. Durante un año Ordóñez buscó sin éxito un comprador, hasta que en junio del año pasado decidió medírsele él mismo. Conocedor de la aviación, puesto

que en los años setenta estuvo trabajando para Avianca como director de recursos humanos y jefe de negociación laboral en Nueva York y México, mediante una de las tantas operaciones de apalancamiento financiero que aprendió en Lehman Brothers, se quedó con la mayoría de la Private jet.

No sólo poseía el 51% de la propiedad, sino que se quedó con el 75% de los votos, pues los extranjeros, según la normatividad norteamericana, sólo pueden contar con el 25% en las decisiones de la asamblea. De esa manera en octubre del año pasado Miguel Ordóñez ya era el presidente de la empresa e inició una agresiva campaña para hacer de su nuevo negocio algo rentable.

El gran nicho de su negocio es el turista medio y alto. Private Jet realiza vuelos charter para el Club América Vacations, el operador de agencias de viaje más importante en Atlanta. Sus rutas principales cubren de Atlanta a San Louis, Cincinnati, Denver y Washington. Las otras compañías de turismo que utilizan sus servicios son la Grace de Boston y la Apple Vacations. La empresa turística alquila el charter de Private y es su problema vender el cupo entero de 165 pasajeros de capacidad de cada avión.



Con una agresiva campaña de mercadeo y de cubrimiento de rutas, Private pasó de facturar USSI millón en 1989, recién nació, a US$100 trillones al finalizar 1993. Para lograr este tope, Ordóñez hizo crecer la flota de la compañía, de dos aviones en 1992, a 15 aviones en 1993, y de 50 trabajadores en el 89 llegó a contar con 550 empleados a mediados de 1994. Progresivamente los vuelos se ampliaron también a Dallas, Chicago, Las Vegas, Miami y las Islas Vírgenes. ero ese éxito no fue flor de un día. Miguel Ordóñez, casado con una cubana norteamericana, nació en Bogotá hace 46 años en el hogar de ' aja quien fue ministro de Salud de Carlos Lleras Restrepo. En 1969 salió de Colombia para estudiar física en la Universidad de North Carolina. Luego se convirtió en ingeniero industrial en Connecticut. Una vez dejó los osaos universitarios se fue a trabajar con Avianca seis años. La primera parte laboró en Nueva York y el último año y medio en México.

Se retiró y regresó a Nueva York para adelantar un máster en administración de empresas en la Universidad de Columbia. Se enroló entonces con la Olivetti de Italia que lo envió a Colombia. Estuvo tres años y medio como gerente administrativo, al frente de las negociaciones laborales. Este había sido su fuerte en Avianca. Pero la verdad es que quedarse como empleado local de Olivetti no le emocionó y por eso decidió regresar sal exterior.

Se vinculó al Chase Manhattan Bank de Puerto Rico y en 1986 regresó con el establecimiento financiero a Nueva York. Se nacionalizó en Estados Unidos y ese mismo año pasó a Lehman Brothers, la conocida asesora de inversión de Wall Street. Allí se convirtió en un experto banquero de inversión y dirigió las operaciones de negociación con compañías sobresalientes de los mercados de México, Chile y Argentina.

A su salida de Lehman Brothers fue cuando se encontró con el negocio de Private Jet, "al que me he dedicado en los dos últimos años las 24 horas del día", aclaró en diálogo con DINERO. Pero su éxito no sólo ha sido comercial. Lit revista Hispanic Business lo declaró el pasado mes de agosto como el empresario hispano más sobresaliente en los Estados Unidos durante el último año. En la edición correspondiente a las 100 empresas con mayor crecimiento, Ordóñez se robó la portada.

Private Jet Expeditions Inc. se ubicó primera entre las 100 empresas hispanas de mejor desempeño en los últimos cinco años, y consiguió el lugar número 20 entre las 500 hispanas de mayor facturación en territorio estadounidense. La de mayor ventas es Burt on Broadway / Arapahoe, basada en Englewood, Colorado, dedicada a la venta de automóviles y manejada por el hispano Lloyd G. Chávez. Facturó el año pasado cerca de US$530 millones. Le sigue Goya Foods Inc., de Secaucus, New jersey, que vendió US$480 millones.

n la revista no sólo se ponderaba la estrategia que llevó a Ordóñez a consolidar a Private jet, sino una operación que realizó el 25 de mayo pasado. Ese día alas 12 y 30 p.m. hizo el vuelo inaugural, non stop, Atlanta Miami con su nueva aerolínea National. Ordóñez decidió dar el salto de operador de vuelos charter a empresario de una aerolínea regional con proyección nacional e internacional. Puso sus ojos en National Airlines, una carrier regular fundada en 1934 que se había vuelto famosa por la alta calidad de sus servicios y su estricto cumplimiento. La Pan American World Áirways la compró a finales de los setenta por US$1.5 millones y a comienzos de los 80 la cerró cuando Pan Am se acercaba a la quiebra. En 1991 vendió su nombre a la Key Airlines de Savannah.

De National Airlines no quedó sino la buena fama de su nombre. Esa buena reputación de servicio en el sur de Estados Unidos permaneció por años, especialmente en Miami y Atlanta. Ordóñez aún la recordaba de sus días en Avianca y por eso decidió comprar su nombre a la Key por una cifra que se abstiene de revelar. El 25 de mayo del año pasado las primeras planas de diarios de Estados Unidos registraron el resurgimiento del Ave Fénix. El USA Today, en una historia titulada "¿Quién necesita un tiquete si está sobre el tiempo?", destaca a National Airlines como un nuevo fenómeno en el aire. El Atlanta Journal Constitution resaltó en primera página cómo Private Jet le pasaba el turno a Nacional. El New York Times también hizo énfasis en el renacimiento de la aerolínea en un artículo titulado "Otro viejo nombre retorna a los cielos". Recientemente también la otrora famosa Midway Airlines había regresado al mercado.

Tras quince años de ausencia en el espacio norteamericano fue todo un acontecimiento que Ordóñez regresara a National a los vuelos de itinerario. Se inició así otra gran etapa de expansión. Adhirió un DC-9 y 10 avienes

MD-80 (similares a los de la nueva flota de Avianca) a la flotilla, que cambió sus rótulos de Private jet por los de National. La empresa tomó impulso como una fuerte línea regional. Viajó incesantemente a Miami, Dallas, Chicago, Las Vegas, Nevada y Saint Thomas en las Islas Vírgenes.

En el primer cuatrimestre de operación de este año la compañía reportó utilidades por US$2 millones sobre ventas totales de US$36 millones. Sin embargo, sus competidores empezaron a bajar los costos de los tiquetes y el negocio se puso duro. Sus retadores en Atlanta son Delta Air Lines y Valujet."Ese brinco tan rápido fue bueno para la facturación pero también nos trajo otros muchos problemas", reconoce Ordóñez.

Por eso National Airlines decidió disminuir sus operaciones como línea regular hace un mes. La verdad es que el mercado aeronáutico está loco en los Estados Unidos y el esfuerzo grande que hacía la compañía para mantenerse en competencia, por costos, no valía la pena cuando la operación de esa parte del negocio apenas representa del 15 al 20% de lo que maneja Ordóñez. La nómina de empleados fue reducida a 300. La flotilla de aviones quedó en ocho (todos en leasing): uno en Atlanta, uno en Cincinatti, uno a Washington, dos a Boston, uno a Denver y dos a San Louis.

Seis de los aviones se dedican a los tradicionales negocios charter de Private Jet y dos quedaron para cubrir las rutas de National. "He decidido tomar un respiro porque el negocio está muy duro. Me voy a concentrar en Private que es un negocio maduro que puede ampliarse. Porque lo que está sucediendo con las aerolíneas tradicionales en Estados Unidos es toda una locura", dijo Ordóñez a DINERO.

Esa pausa y el conocimiento profundo que tiene del negocio son los que han llevado a reconocer en el colombiano un hombre de negocios con gran futuro en la cuna del capitalismo salvaje. Piensa que en 1995 podría llevar a ofrecer pública las acciones de su compañía. Acaba de iniciar una investigación de mercado para atender una vez á la semana el potencial de turistas colombianos que en junio, julio y diciembre cubren las rutas Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, hacia Miami y Orlando.

Pero mientras se decide, este año ya está cumpliendo la meta de facturar nuevamente los US$100 millones que obtuvo el año pasado. Este invierno operó sus ocho aviones MDouglas en el sur de los Estados Unidos y al finalizar 1994 habrá transportado 600.000 pasajeros. Una cifra por la que cualquier aerolínea colombiana enloquecería. Incluso su sueño declarado hace unos meses es lograr dentro de poco volar de Miami a La Habana, como lo hizo en sus viejos tiempos la National.