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| Foto: María Antonia Pardo

MERCADOS

El teflón de la economía

Las capturas de cuatro congresistas y la posibilidad de que se presenten otras detenciones en el futuro amenazan con afectar la popularidad del presidente Álvaro Uribe Vélez. ¿Tendrá la crisis política un efecto dominó sobre la economía? Opinan expertos.

María Antonia Pardo
21 de noviembre de 2006

Con los políticos uribistas en el ojo del huracán y la Corte Suprema, la Fiscalía y la Procuraduría investigando y denunciando, se ha armado todo un barullo que mantiene en vilo a unos y otros por cuenta del mayor escándalo político de los últimos tiempos. A pesar del revuelo y de que se sienten pasos de elefante grande, la economía colombiana sigue ahí, incólume, como si nada estuviera pasando. Prueba de ello es que el peso continúa revaluándose frente al dólar y sigue por debajo de los 2.300 pesos (la divisa estadounidense bajó 1,28 pesos frente a la TRM de hoy de 2.283,99 pesos) lo cual indica que no hay capitales ‘golondrina’ saliendo en desbandada del mercado local ante la incertidumbre política de los últimos días.

Según el último informe semanal de la firma Corredores Asociados, la pequeña corrección a la baja que presentó el mercado de capitales colombiano la semana pasada no fue un fenómeno local, pues también ocurrió lo mismo en otros mercados emergentes en donde, tanto el tipo de cambio como el precio de la deuda presentaron correcciones explicadas por los incrementos que sufrieron las tasas de los Tesoros estadounidenses.
 
En el caso colombiano, Corredores Asociados considera que la corrección del mercado accionario está íntimamente relacionada con la reducción en el precio de las acciones de las textileras debido a la incertidumbre generada por la firma del TLC y las fuertes repercusiones que tiene sobre este sector el tema arancelario.
El Índice General de la Bolsa de Colombia (IGBC) cerró hoy en 10.444,98 puntos, lo que representa una caída leve de 0,87 por ciento con respecto a ayer. Se negociaron acciones por $154,8 mil millones de pesos en 3.237 operaciones, en donde la acción más negociada fue Fabricato con $28,6 mil millones (el precio de la acción de esta textilera bajó 2,33 por ciento, cerrando a $46,20).

Todas las evidencias indican que el terremoto político de los últimos días no se ha visto reflejado con la misma fuerza en las esferas de la economía colombiana ni en sus mercados, pero no deja de ser preocupante la interrelación que existe entre la figura del Presidente y el buen desempeño económico de su Gobierno.

Cuatro años atrás, cuando Álvaro Uribe llegó por primera vez a la Presidencia de la República en agosto de 2002, la economía del país pasaba por uno de sus peores momentos (tasa de crecimiento del PIB de –0,8% en el cuatrienio de Andrés Pastrana). Ante la profunda crisis económica de finales de los noventa, las calificadoras de riesgo internacional le retiraron el grado de inversión a la deuda soberana colombiana (hasta el sol de hoy la mantienen en el ‘terreno chatarra’) y el país tuvo que suscribir varios acuerdos ‘stand by’ con el FMI.

A finales del primer período de Uribe el panorama económico ya había cambiado drásticamente. En los cuatros años transcurridos entre agosto de 2004 y agosto de 2006, la economía creció 18,6%, una tasa mayor a la del cuatrienio de César Gaviria que fue de 18,3%, pero con una gran diferencia: la inflación. En efecto, mientras Gaviria terminó su período presidencial con una inflación de 22,7%, Uribe lo hizo con una inflación de 3,9%.

La economía colombiana logró, en ese primer período de Uribe, lo improbable: que el PIB creciera a tasas similares a la de mediados de los noventa, pero con niveles de inflación controlados. Por su parte, la pobreza pasó de 58% a 49% durante el mismo período, factores que sumados a la reducción de la inseguridad por los logros de la política de Seguridad Democrática, aumentaron la confianza en el país por parte de los inversionistas nacionales y extranjeros, la cual pasó de 6,5% del PIB en 2000 a 15,2% del PIB el año pasado, según datos del DANE.

Uno de los principales defensores de la solidez económica del país es el Banco de la República, organismo que auguró hace pocos días que el crecimiento del PIB oscilará este año entre 5,5% y 6,5% y que la inflación se ubicará en 2007 entre 3,5% y 4,5%, a pesar de los vaivenes políticos.

El Gobierno también ha manifestado su optimismo respecto al tema, pues espera cerrar este año con un crecimiento cercano al 6% y planea continuar creciendo en lo que resta de esta década a un ritmo del 5% promedio anual, según lo establecido en el Plan de Desarrollo 2006-2010 presentado la semana pasada al Concejo Nacional de Planeación Nacional. La aspiración del plan es reducir la pobreza a 39% de la población y lograr que los beneficios del crecimiento económico también lleguen a todas las esferas de la sociedad. La pregunta es: ¿podrá mantener Uribe a la economía colombiana al margen de esta crisis política?

Las respuestas son diversas. Para quienes creen que los logros en materia económica están cimentados en la popularidad del Presidente Uribe, pues consideran que la favorabilidad de la imagen del primer mandatario es la que ha motivado a los inversionistas a invertir con tranquilidad en el país a pesar de las debilidades estructurales de la economía colombiana, los tiempos que se avecinan son preocupantes.

Informes como el de Investigaciones Económicas y Estrategias de Bancolombia, según el cual la incertidumbre política y económica ya están generando correcciones en el mercado, van en esa dirección. Según el análisis de este intermediario financiero, los ruidos político comenzarán a afectar a los TES y muestra de ello es que un banco extranjero ya recomendó salir de posiciones en deuda pública interna colombiana debido a los problemas políticos actuales.

Para otros, como Cecilia López, senadora liberal y economista, lo que ha ocurrido con la economía colombiana no tiene nada que ver con la figura de Uribe ni con el milagro económico de su política monetaria, sino más bien con la conjunción de una serie de variables que jalonaron el PIB como el crecimiento de la economía mundial, el aumento del consumo de productos colombianos por parte de Estados Unidos y Venezuela, el incremento de los precios internacionales de los principales productos de exportación del país y el fortalecimiento de una economía especulativa alimentada por dineros provenientes del narcotráfico. Para López, todas esas variables le permitieron a Uribe “ganarse la lotería y cobrarla, desarrollar una política monetaria expansiva, con un gasto público disparado y un crecimiento inusitado de deuda pública”. De ser así, el efecto teflón será duradero y los dólares que inundan el mercado no emigrarán por ahora...