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El pastel ha sido elaborado por el maestro Christian Escribà | Foto: Efe

Restaurantes

El Bulli cerró sus puertas

La mejor brigada de la historia de la cocina, elaborarón la última cena del "El Bulli", el mejor restaurante del mundo, que cierró el sábado después de haber tenido sus puertas abiertas por 27 años.

2 de agosto de 2011

Ante numerosos medios de comunicación, un emocionado y visiblemente feliz Adrià, rodeado de todo su equipo, destacó que "lo más importante es que el espíritu de El Bulli continúa" en las miles de personas que han trabajado allí y en las que han pasado por su mesas como clientes.

"Con nosotros han estado los mejores del mundo. Todos ellos tienen el espíritu, la pasión por lo que hacen y además son capaces de asumir el riesgo en la cocina" ha dicho Adrià, en lo que pasará a la historia como "la última cena" o "el último vals", según rezaban las camisetas de algunos de los trabajadores.

"Lo que queremos es que las 20 personas que vengan cada año a El Bulli Foundation - el nuevo proyecto gastronómico de Adrià- sean los nuevos René Redezepi, Joan Roca o Andoni Luis Aduriz", ha señalado Adrià, que posó con toda la brigada junto a un gran bulldog elaborado de merengue y caramelo por el pastelero Christian Escribà.

El equipo de cocina del último servicio del Bulli fue de lujo: René Redzepi (número uno del mundo según la revista Restaurant), Joan Roca (número dos), Andoni Luis Aduriz (número tres), Massimo Bottura (número cuatro), José Andrés, recientemente reconocido como el chef más sobresaliente de EEUU y Grant Achatz, sexto del mundo.

Estos chefs invitados estuvieron en la cena junto a la plantilla fija del restaurante: los jefes de cocina Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, los jefes de partida y los más de cuarenta 'stagiaires' que con su esfuerzo fueron parte fundamental del éxito de un restaurante en el que lo más importante son las "manos de sus trabajadores", según Adrià, y no la tecnología, "como se ha dicho en muchas ocasiones".

El equipo de la última cena no defiende ninguna camiseta ni se juega ningún título pero sus componentes compiten cada año en listas y guías que premian sus largas horas de trabajo y compromiso entre los fogones.

"Aquí aprendí lo que es el compromiso y que detrás de un gran trabajo hay muchísimas horas de dedicación", ha dicho en declaraciones Andoni Luis Aduriz, que ha destacado que El Bulli fue el primer restaurante que compartió con una "generosidad tremenda" todas su técnicas y conocimientos.

Por su parte Roca, que deberá defender el puesto del Celler de Can Roca como segundo mejor restaurante del mundo, ha dicho que El Bulli "me ha enseñado una forma diferente de ver la vida" y que le sirvió en 1989, cuando estuvo allí como aprendiz, para descubrir "la libertad, el inconformismo y el riesgo" en la cocina.

En la cena del restaurante más famoso del mundo participaron unos cincuenta privilegiados, "amigos y familiares" de Adrià y Juli Soler.

La velada pasó a la historia como un antes y un después en la gastronomía, pero también gracias a un documental que está grabando la productora Visual 13, que servirá para recordar todos los detalles de una noche "única e irrepetible" en la que además habo una sorpresa en forma de pastel elaborado por Escribà.

Lejos de la tristeza, el sábado fue un día de fiesta en El Bulli: el fin de una etapa en la que se coronó hasta en cinco ocasiones como el Mejor Restaurante del Mundo, según la revista Restaurant (2002, 2006, 2007, 2008 y 2009), y el principio de otra nueva, desconocida, en el que la creatividad y el espíritu bullinianos puedan perdurar para siempre, sin miedo a quedar estancados o caducos.