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De la vida, del deporte y la inocencia perdida

Leyendo el libro “Correr” de Jean Echenoz (Anagrama, 2010) acerca de la vida del gran corredor de la entonces Checoslovaquia Emil Zátopek he podido reafirmar lo que siempre he creído, no necesitamos tantas cosas encima para disfrutar de lo que hacemos. Opinión de Will Vargas.*

27 de febrero de 2011

Para la gran mayoría de la gente, andar por la vida sin algunos artefactos se ha vuelto casi imposible. Se han vuelto incapaces de llevar a cabo ciertas actividades sin ellos, generando un estado de inocencia aún por definir.

Zátopek, quien vivió entre 1922 y 2000, no corrió jamás con un monitor de pulso, ni con GPS, mucho menos con unos audífonos y aun así es, en mi concepto, el más grande corredor de fondo de todos los tiempos. Sus tiempos no los superamos ni con medias de compresión especiales para mejorar el retorno venoso. En los Juegos olímpicos de 1948 en Londres, y de 1952 en Helsinki, sumó 4 medallas de oro en tres distancias tan diferentes que parece increíble: los 5.000 y los 10.000 metros además de los 42 kilómetros del maratón. Esto lo hizo después de trabajar varios años en una fábrica de calzado respirando caucho quemado días enteros.

¿Qué lo hace tan diferente? Tal vez su disciplina o su entrega, pero sin duda su amor por lo que hacía y su sed de éxito lo convirtieron en excepcional. Nunca fue a ver una nutricionista y seguro le hacía falta pero seguro nunca dejó de entrenar. No usó jamás tenis con cámaras de aire, de gel o de cualquier sustancia diferente a la de sus zapatos de goma pero aun así iba a la pista de entrenamiento a pesar de la orden que dieron los nazis de no hacerlo. Su máximo goce era correr, así simplemente, ponerse ropa adecuada y salir a la calle, irse a su trabajo, a donde fuera corriendo, pero por gusto, no por obligación como escuchamos que les toca a los famosos corredores africanos en busca de agua o a la escuela. Lo hacía sin necesidad, sólo por sentirse libre y feliz.

Conozco personas que sufren de síndrome de supresión si olvidan el celular y muchísima gente que no concibe salir a correr sin música, esto último lo entiendo especialmente en las mujeres que evitan así escuchar comentarios de todo tipo por la calle o si alguien va en una travesía larguísima por sitios que no ofrecen nada para la vista ni para el corazón, pero ¿irse a correr a un hermoso bosque con un ipod? Eso es como montar un DVD en la lancha de pesca. Son situaciones para disfrutar, para sentirse vivo, no para aislarse detrás de un monótono ritmo que nos abstrae y evita que nuestros cinco sentidos hagan de las suyas. Cinco sentidos que por cierto, deben estar siempre en función de lo que pasa a nuestro alrededor en calles y carreteras pero que se limitan a cuatro porque el restante se lo dedicamos a Don Omar o a Tiesto poniendo así nuestra seguridad en riesgo al no escuchar lo que sucede a nuestro alrededor.

Algunas competencias deportivas en el mundo sancionan con descalificación a quien lleve cualquier clase de aparato, aducen la seguridad de los individuos, pero también abogan por el disfrute del evento obligando a los competidores a escucharse a sí mismos, al de al lado, al que hace barra, al juez, al pajarito, al carro que viene, a su propia respiración y por supuesto a su conciencia que sale a flote junto a ideas maravillosas al lado de soluciones que no se nos habían ocurrido. Siempre he preferido esas carreras.

- ¿Comer en familia sentados a la mesa departiendo los pormenores del día? O en frente del televisor, como hipnotizados, cual parodia de “Los Simpsons”.
- ¿Correr con amigos, hablando y riendo? O como autómatas cada quien escuchando lo que quiere, sin hablar, sin compartir.
- ¿Una pareja conversando tomada de la mano a la luz de las velas? O una pareja, cada quien con su Black Berry chateando a sabiendas que el otro está ahí.

Algunos tildarán a Zátopek de inocente, de ser un pobre obrero ingenuo haciendo referencia a su estado de desconocimiento de tanto artefacto. Creo que los inocentes somos nosotros y que las mil cosas que hoy nos ponemos encima para salir a correr, nos niegan la posibilidad de conocer el gusto de hacer deporte o de simplemente hacer deporte por gusto.

 

* Master Trainer Goodwill Runners

Entrenador Nivel I certificado por la PATCO (Panamerican Triathlon Confederation), Master Trainer Nivel III graduado del Institute of Fitness en Brisbane (Australia) y coach certificado por la USAT (Federación de triatlón de los Estados Unidos). Posee más de veinte (20) años de experiencia como deportista profesional, además de amplios conocimientos del sistema deportivo nacional e internacional.Tengo una respuesta que daría cualquier persona que se haya jugado su alma en una cancha, en un campo o en una pista. El deporte es cosa seria. En más de 20 años no he conocido una actividad más exigente, que tenga objetivos más concretos y que requiera de más preparación que el deporte.