Home

Empresas

Artículo

Empresas

Cosecha de ventas

En seis años, los cafeteros han obtenido US$77,2 millones por la venta de sus empresas. Ahora el turno es para Concasa, la Agrícola de Inversiones y Aces.

1 de marzo de 1997

A finales de enero, los cafeteros se levantaron con una noticia que les cayó del cielo. El precio de la libra de grano empezó a subir en los mercados internacionales y, por primera vez en dos años, se acercó en forma sostenida a la barrera de los US$2,0. Tan sólo entre el 2 de enero y el 26 de febrero, subió 60 centavos de dólar, cifra significativa si se tiene en cuenta que cada centavo de variación en el precio internacional le representa US$15 millones a Colombia.



Lo mejor -o peor- del asunto es que ni cultivadores ni tostadores pudieron anticipar este repunte en los precios. Ni los cafeteros más optimistas soñaron con que en 1997 iba a haber un déficit mundial de unos tres millones de sacos entre consumo y producción, sobre todo si recuerda que no hubo heladas en Brasil.



Las proyecciones eran tan negras, que en diciembre el Congreso Nacional de Cafeteros decidió, por primera vez en años, reducir su propio precio interno de compra de café.



De ahí que la noticia sobre el boom en los precios se haya recibido con tanto alborozo y, si bien ya hay quienes empiezan a hacer cuentas alegres con los ingresos inesperados que recibirá el Fondo Nacional del Café, la política de la Federación sigue siendo de mesura. Hay una decisión muy clara en torno a concentrar los recursos del Fondo en los programas claves para el sector cafetero.



Es así como el año pasado se vendieron Granelco, Mercafé, la Cooperativa Cafetera Central de Antioquia y la Flota Mercante Grancolombiana.



La operación de la Flota se cerró a finales de 1996, por unos US$60 millones y por medio de ella se formó una nueva sociedad en la que Transportación Marítima Mexicana adquirió el 60% de Transportes Marítimos Grancolombianos, como se denominó la nueva compañía.



Mercafé, por su parte, se vendió por unos US$10 millones a la cadena de supermercados Olímpica, que adquirió los establecimientos de comercio y la propiedad raíz que tenía esa cooperativa de segundo grado en el Valle del Cauca. Por su parte, a Cadenalco se le vendió el establecimiento de comercio de la cooperativa de Antioquia y algunos inmuebles.



Las operaciones más importantes para 1997 son las ventas de Concasa y de la Compañía Agrícola de Inversiones. La Corporación de Ahorro y Vivienda, que saldrá a oferta pública en dos o tres meses, está avaluada en US$200 millones. Hasta el momento hay unas 10 firmas interesadas, entre las que se encuentran bancos españoles, fondos de inversión del exterior y grupos financieros colombianos.



En la Compañía Agrícola de Inversiones, por su parte, se hizo hace un mes una emisión primaria de acciones por el 50% de la propiedad de la compañía y la propuesta está circulando entre los interesados.



En el caso de Aces, la idea de los comités es abrir la compañía y traer inversión de nuevos capitales, manteniendo la participación mayoritaria. Sin embargo, no se oponen a ceder el control. En la actualidad, los comités de Quindío, Caldas y Antioquia tiene cada uno el 15%, mientras que los de Risaralda y Valle tienen el 4,5% cada uno.



- Jorege Cárdenas, el zar del café En general, la política de la Federación es no meterse la mano al bolsillo para capitalizar sus empresas ni para promover nuevas compañías. Por esta razón, está dispuesta a aceptar y buscar socios que le ayuden a dinamizar sus activos. Sin embargo, esta apertura tiene distintos grados, dependiendo de la empresa que se trate.

Los cafeteros tienen definido que van a compartir con otros socios el desarrollo de entidades, como el Banco Cafetero, Almacafé y las corporaciones financieras regionales. Sin embargo, la directriz es clara. No van a ceder el control de las entidades, que son consideradas claves para el sector.





En el caso del Banco Cafetero, se hizo una emisión primaria de acciones por US$50 millones, que adquirieron los caficultores, la Federación con sus recursos privados y los comités departamentales de cafeteros. Luego se puso a la venta un 25%, pero el proceso se aplazó. La idea actual es que el gremio conserve el 51% y se promocione la entidad ante la banca extranjera. No obstante, su venta no se considera una meta inmediata.



La importancia de Almacafé radica en que junto con las 57 cooperativas de caficultores constituye la red de comercialización interna del café colombiano, al otorgar la garantía de compra al productor cafetero. Por esta razón, la Federación considera primordial mantener el poder decisorio en esta compañía.



También se estudia la posibilidad de realizar fusiones y ampliaciones de capital para atraer nuevos socios o joint venture en empresas como las Corporaciones Financieras de Caldas y Occidente, la Compañía Agrícola de Seguros Generales y la Compañía Agrícola de Seguros de Vida.



Orígenes del grupo



Durante la época de las vacas gordas, el 60% del café colombiano se exportaba por medio del Fondo y los recursos abundaban. El gremio cafetero, por medio de la Federación, el Fondo o los comités departamentales, entró a ser socio de empresas que tenían que ver directamente con el negocio del grano, lo afectaban en alguna de sus etapas o constituían un vehículo para el desarrollo de la región cafetera.



En la década de los 80, desarrolló una intensa política de inversiones en distintos sectores de la economía, pero en especial en el financiero. Adquirió participaciones en corporaciones financieras, corporaciones de ahorro y vivienda, compañías de seguros y el Banco Cafetero. En transporte invirtió en la Flota Mercante Grancolombiana y Granelco. Participó en comercializadoras de productos perecederos como Comercafé, Mercahuila y Mercafé. En el sector agroindustrial hizo presencia con el Ingenio Risaralda, Agrozulia, Coseda y Cicolsa; mientras que en el industrial se vinculó con Vedescol, Frigoríficos de Pereira e Ibagué y Ferticol.



Además, constituyó y/o invirtió en corporaciones forestales en Tolima, Huila, Valle del Cauca, Cundinamarca, Cauca y Santander; y se vinculó como inversionista en la Caja Agraria, Artesanías de Colombia y Acerías Paz del Río.



Pero en 1988, a raíz de la renovación del contrato de administración del Fondo, los parámetros de inversión cambiaron. Se decidió que la Federación tenía que concentrarse en las empresas indispensables para la industria cafetera y en el mejoramiento de los ingresos de los caficultores.



Además, la crisis provocada por el rompimiento del pacto mundial de cuotas y la necesidad cada vez más evidente de fortalecer los recursos del Fondo Nacional del Café, presionaron al gremio a salir de un amplio portafolio de empresas.



Gracias a este proceso de privatización, el gremio cafetero ha obtenido recursos por US$77,2 millones en los últimos seis años, suma que puede crecer sustancialmente cuando se vendan los activos más significativos.



Durante este período, la Federación vendió su participación en empresas como el Ingenio Risaralda (1990), NHL Hinsh, comercializadora de café en Alemania (1990) y Frigorífico de Pereira (1995). Empresas como Coseda (1990), Ferticol (1994) y Acerías Paz del Río (1994) también se vendieron por no ser importantes para el sector cafetero.



En el caso de las empresas en que la Federación no tiene un poder accionario significativo, se decidió dejar marchitar la inversión, al no participar en las capitalizaciones aprobadas por los accionistas. Este es el caso de las Corporaciones Financieras de Santander, Norte y Boyacá.



Pero el gremio cafetero no se ha dedicado sólo a vender. También participó en procesos de privatización de sectores considerados claves para la industria, como el transporte marítimo y terrrestre. Con recursos del Fondo invirtió en las Sociedades Portuarias de Cartagena, Santa Marta y Buenaventura y en la Operadora Portuaria Cafetera, empresa que se creó para prestar los servicios en el puerto de Buenaventura, por donde sale el 60% del café exportado.



También adquirió participación en la Sociedad Colombiana de Transporte Ferroviario, empresa que a raíz de la privatización de Ferrocarriles Nacionales quedó encargada de operar el transporte de carga.



Además, aportó capital de riesgo en la sociedad Tsit Wing Inter, una comercializadora de café con sede en Hong Kong que tiene un joint venture con una empresa distribuidora de productos alimenticios en China. La operación les permitió adquirir el 30% de la empresa.



La venta de los activos del grupo cafetero ha suscitado fuertes polémicas entre los caficultores, el gobierno y la clase política. Cada vez que hay una leve mejoría en el mercado, saltan voces en contra de la privatización. Sin embargo, es claro que el Fondo ya no es la gallina de los huevos de oro. Después de haber controlado las exportaciones de café, ha cedido terreno ante los exportadores privados. Hoy maneja el 45%, lo que sumado a las ventas internas le produjo ingresos por $925.500 millones el año pasado.



Además, las utilidades del Fondo se han deteriorado en los últimos años. En 1996, las pérdidas sumaron $181.071 millones. La Federación está consciente de que el alivio producido por el aumento en el precio externo del grano es coyuntural y de que es necesario fortalecer las finanzas del Fondo Nacional del Café si se quiere mantener el desarrollo de las zonas cafeteras.



Esto ha llevado al gremio a estructurar un plan de reestructuración y modernización de la economía cafetera que se adelanta en dos etapas. La primera fase es un análisis de la geografía cafetera y la segunda un estudio de opciones y alternativas para las regiones y los caficultores que se vean desplazados por las nuevas condiciones del mercado.



Las conclusiones del estudio deben estar listas para mediados de 1997 y la Federación necesitará una buena provisión de recursos para sacar adelante el proyecto. De ahí que la Federación no quiera feriar los ahorros que han logrado consolidar los cafeteros.