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Este es un cerramiento ya terminado en la calle 85 con carrera 11 en Bogotá. | Foto: Juan Carlos Martínez

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Cerramientos para anunciar

En Colombia, las “Gigantografías” toman fuerza y se abren camino en el difícil mundo de la publicidad. Este negocio, que está ingresando a las calles de la ciudad y viene para crecer, cuenta ya con el aval de varios organismos. Mejora el paisaje urbano y la seguridad.

Juan Carlos Martínez
31 de enero de 2007

Pero ¿qué nuevo medio puede existir en la calle para promocionar o publicitar algo? Seguramente ya casi todo pude estar inventado. Sin embargo, gracias al ingenio y a la creatividad, llegó a Colombia hace algunos meses Gigantografías, unos cerramientos de seguridad diseñados para aislar a los transeúntes de las construcciones y los trabajos de ingeniería durante la ejecución de las obras y de paso como canal de comunicación para los anunciantes.

Además de ayudar a mejorar el paisaje urbano, sirven como un nuevo medio publicitario. Estos cerramientos, de acero inoxidable y con modernos diseños, son utilizados desde hace varios años en algunas de las principales ciudades del mundo para proteger a los peatones de las posibles caídas de escombros de las construcciones y para embellecer el espacio urbano.

Este concepto, que hasta hora toma fuerza en el país, no es nuevo. Se aplica hoy en nueve países de Latinoamérica y tiene presencia desde hace dos décadas en ciudades europeas como París (donde se inventó hace 20 años), Madrid, y Barcelona.

El gerente de Gigantografías Colombia, Maximiliano Sekkel, asegura que este tipo publicidad exterior es un medio altamente eficaz y rentable, pues resulta ser una alternativa y un medio masivo, así como versátil e ideal para campañas con amplia cobertura o que quieren cubrir mercados segmentados geográficamente.

“Somos una empresa de publicidad exterior que se dedica a embellecer ciudades, mediante cerramientos de obra. Lo que hacemos es contactar a los constructores para convertir esas latas o lonas desabridas, en algo estéticamente agradable y seguro. Damos el cerramiento totalmente gratuito y ellos nos dan a cambio un espacio para poner publicidad en dichos lugares. La inversión que hacemos nosotros consiste en hacer el cerramiento, la instalación y adecuación de los avisos, así como el mantenimiento posterior, pues muchas veces estos se dañan con una grúa o porque les cae cemento”, explica Sekkel.

Uno de los mayores atractivos para el dueño de la obra, sin duda, es que además de no tener que pagar un peso, no tiene que intervenir en ningún proceso ni tampoco en los negocios publicitarios, pues Gigantografías Colombia es la encargada de vender directamente los espacios donde van los anuncios. Esta compañía hace la inversión. Múltiples marcas como Motorola, Movistar, Ford, Renault, hacen parte de sus clientes.

Sin embargo, asegura el directivo, esta opción también se convierte en una alternativa para el pequeño y mediano anunciante, debido a que hacer publicidad en medios como la televisión o la radio es muy caro.

Las opciones
La empresa vende publicidad con circuitos, esto quiere decir que diseñan paquetes acordes a lo que los clientes necesitan, analizan el target al cual están quieren llegar, el entorno y el posible impacto. Una vez los anunciantes lo aprueban, la compañía procede a armar y pegar el material publicitario.

El grado de inversión que tiene que hacer una compañía que quiera anunciar allí dependerá de la cantidad de publicidad que compre.

Cabe señalar que el concepto creativo corre por cuenta del anunciante, pues es en últimas quienes decide qué van a anunciar. “Los clientes simplemente tienen que decirnos qué quieren y nosotros nos encargamos de ponerlo en donde ellos desean”, argumenta el gerente de la compañía en Colombia, Maximiliano Sekkel.

Expertos en arquitectura y urbanismos no consideran a las gigantografías como simples vallas (cuya función es simplemente anunciar) sino como cerramientos publicitarios de seguridad, debido las condiciones de iluminación y protección que ofrecen tanto para obreros como para peatones durante la ejecución de obras aledañas a los espacios públicos.

Así lo considera el presidente de Fedelonjas, Sergio Mutis, quien agrega que en la gigantografías tienen un elemento en el que todos ganan: constructores, quienes reciben el cerramiento sin costo alguno; la ciudad, que no se contamina visualmente y ve su paisaje urbano embellecido, y los anunciantes que tienen un nuevo medio.

Sekkel sostiene que están en capacidad de cerrar cualquier tipo de obra, pues no existen limitaciones. “La gigantografía, además de ser nueva manera de hacer publicidad exterior, aumenta la seguridad de todos, debido a que el material en que se trabaja está en la capacidad de soportar hasta media tonelada de impacto. Por otro lado, se le da luz al sector donde se instala o ¿quién se anima a pasar por una calle oscura? Con este tipo de cerramientos, se le da más vida a la calle y por tanto seguridad al peatón”.

La empresa ya cumplió un año largo de labores en el país y hasta el momento los resultados han sido satisfactorios, tanto para la sociedad en general como para los anunciantes. Cuentan ya con el aval de la Asociación Nacional de Anunciantes (Anda), la Sociedad Colombiana de Arquitectos y la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol). Por ahora sus planes son expandirse y consolidarse en Medellín, Cali, Cartagena, Barranquilla, para luego salir a buscar el resto del país