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BOLIVIA

Baile con las multinacionales

Evo Morales, el recién elegido presidente de Bolivia, planifica cambiar el modo en que las empresas extranjeras, especialmente las de hidrocarburos, hacen negocios en su país.

16 de diciembre de 2005

Evo Morales, el recién elegido presidente de Bolivia, tiene a las multinacionales asentadas en ese país sufriendo ataques de insomnio. Morales recibirá una economía saneada y con interesantes perspectivas de crecimiento para el próximo año, pero con una preocupante caída en inversiones externas por la falta de seguridad jurídica. "Yo diría que son las mejores condiciones macroeconómicas que el país ha tenido en los últimos diez años. Si a esto se suma la condonación de la deuda, las condiciones son todavía muchísimo mejores", declaró a la prensa el presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Juan Antonio Morales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de condonar a Bolivia US$222 millones que representa el 4,48% del total de la deuda externa boliviana, informó el representante del organismo Simón Cueva.

Pero más allá de los datos macroeconómicos, son las inclinaciones políticas de Morales lo que tiene a la multinacionales preocupadas. Su amistad con Hugo Chávez, presidente de Venezuela, y  Fidel Castro, de Cuba, son solo un indicio de las políticas que podría aplicar Morales. El líder indígena, que el próximo 22 de enero asumirá el cargo de presidente de Bolivia, ha basado su campaña en dos propuestas clave: la convocatoria, el año próximo, de una Asamblea Constituyente que le permita "refundar el país" y "eliminar de un sopapo el neoliberalismo", y nacionalizar todos los recursos naturales, y más concretamente los yacimientos de gas y petróleo que ahora explotan las transnacionales. Como es de esperarse, las multinacionales ya están temblando. Bolivia se ha transformado en una pieza estratégica en el rompecabezas mundial de la energía. Tiene las segundas mayores reservas de gas natural en Suramerica, superada sólo por Venezuela, y las sextas mayores a nivel mundial.

Los principales productos que exporta Bolivia son hidrocarburos, metales y granos. El superávit en cuenta corriente ha alcanzado un nivel récord con 438 millones, agregó.  De acuerdo a las proyecciones gubernamentales el crecimiento será del 3,9% este año, uno de los más altos de los últimos tiempos, aunque está entre los más bajos en relación con otros países de la región. También el déficit se ha reducido drásticamente y se triplicaron los ingresos impositivos desde la aplicación de un nuevo régimen impositivo para las transnacionales. Según la proyección del BCB el año cerrará con US$2.686 millones en exportaciones, cifra récord en la economía boliviana fundamentalmente por el incremento en los volúmenes y los buenos precios en el mercado internacional, señaló el presidente del BCB.

Pero existente nubarrones en el horizonte. La principal preocupación es la decisión de los empresas petroleras de congelar sus inversiones desde que el gobierno decidió aprobar en mayo una nueva ley que eleva impuestos y obliga a ajustar los contratos. La decisión de las petroleras ha paralizado la ejecución de varios proyectos destinados a aumentar la producción de gas natural en los principales campos. La nueva ley de hidrocarburos y la llegada al poder Morales ha puesto en alerta a las compañías que han decidido esperar las señales del próximo gobierno. Morales ha hecho de los hidrocarburos la principal reivindicación de su carrera política.

Las multinacionales presentes en Bolivia ya han sido golpeadas por la elección de Morales. La petrolera hispano-argentina Repsol YPF cayó un 2,31% en Bolsa, hasta 24,56 euros, tras conocerse su victoria. La compañía controla la tercera parte de las reservas de gas natural bolivianas  y es el mayor inversor extranjero en el país, con activos por importe de unos US$800 millones. La compañía aseguró que tiene la intención de seguir operando en el país andino "por el bien de Bolivia". Además de Repsol YPF, otras 25 multinacionales energéticas operan en el país. Entre otras, la francesa Total, la brasileña Petrobras, la británica British Gaz, la estadounidense ExxonMobil y la argentina Pluspetrol.

Morales, sin embargo, reiteró que su objetivo no es "confiscar ni expropiar" los bienes de las empresas petroleras, sino de que el Estado tenga el control de toda la cadena productiva. Los dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS),la plataforma de Morales,  no han dejado claro, sin embargo, qué entienden por nacionalización de los recursos naturales y cómo van a articularla. Hasta ahora, las petroleras, entre ellas la española Repsol, la francesa Total, la brasileña Petrobras y la British Petroleum, buscaban, explotaban y comercializaban los hidrocarburos y pagaban impuestos y regalías al Estado boliviano. Una ley impulsada por Evo Morales en el Congreso y aprobada el pasado mayo por el Gobierno anterior elevó unilateralmente las tasas hasta el 50%.

Ahora, lo que pretende el MAS es que el Estado sea el que comercialice los hidrocarburos, y que las compañías extranjeras se limiten a las tareas de prospección y extracción a cambio de un pago por servicio. Algo que, según los expertos, resultaría inviable para las petroleras, dadas las altas inversiones que requiere esa tarea. Algunas empresas, como Repsol, ya han expresado su deseo de negociar con el nuevo Gobierno.

Pero lo que más inquietud despierta es la imprecisión de su programa económico. En el aire está, por ejemplo, la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, del que depende en buena parte la industria exportadora boliviana. Dado el visceral discurso antiestadounidense de Evo Morales, es de suponer que Bolivia se excluirá del proceso en el que se ha embarcado la zona andina. Perú acaba de firmar el TLC y Colombia y Ecuador trabajan en ello. Morales se ha limitado a expresar el respaldo a las empresas exportadoras. Habrá que esperar, pues, a que el nuevo Gobierno esté en marcha.