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Argumentos competitivos para las flores colombianas

Dos programas, el GRI y Florverde mejoran la productividad y la competitividad de las flores colombianas. Los dos quizás pueden ayudar más que unos pocos pesos de devaluación o un subsidio temporal, a que la floricultura colombiana perdure.

5 de enero de 2011

Los cultivadores de flores del país reciben cuando menos una visita semanal de clientes extranjeros. Quieren ver las técnicas de cultivo y la calidad del producto, pero además, cerciorarse de las prácticas de sostenibilidad ambiental y social que adoptan en el país los productores de las flores que ellos venderán en Estados Unidos, en Europa o Asia.

 

Por eso es tan importante la certificación GRI, la sigla de Global Reporting Initiative, que es un sistema de reporte voluntario sobre las prácticas empresariales de sostenibilidad social y ambiental. El 75% de las 225 compañías afiliadas a Asocolflores participan en el programa, dice Martha Moreno, gerente de Desarrollo Social de esa agremiación de floricultores.

 

Esto no es un mérito menor, si se considera que es la única experiencia en el mundo en la que un sector completo adopta los métodos de reporte del GRI para mostrarles a los grupos vinculados al negocio lo que hacen para ser un negocio sostenible en lo social, lo ambiental y lo económico.
Y no es sencillo porque en el grupo hay empresas de unos pocos operarios hasta otras de 3.600 trabajadores.

 

Estar en el GRI no es un embeleco verde. En muchos casos es un permiso comercial. “Para vender en el mercado suizo es obligatorio”, dice Martha Moreno.

 

De hecho la conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad empezó en Colombia por otra presión comercial. Entre 1988 y hasta el año 2000, los floricultores de California en Estados Unidos, mantuvieron una demanda por dumping contra sus competidores colombianos. Esta situación forzó a los locales a encontrar negocios más rentables y con mayor valor agregado, como lo fue el hecho ofrecer bouquets.

 

Los negocios más sostenibles, en este caso los que incorporan más diseño, generan más rentabilidad, dice la ejecutiva. En este caso, “la demanda judicial los obligó a ser más empresarios”, añadió.

Certificación Florverde
Pero los visitantes extranjeros además de encontrar que los floricultores colombianos están en el GRI, descubren que muchos de ellos participan también en el programa de certificación Florverde

 

Asocoloflores ofrece asesoría a pequeños productores, incluso no afiliados al gremio, para que mejores sus prácticas agropecuarias de manera que su labor tenga un menor impacto sobre la salud de los empleados y sobre el medio ambiente. Al final de ese trabajo, los empresarios pueden optar por un sello que entregan Icontec o SGS.

 

“La intención está en no importar follajes certificados desde Costa Rica, sino producirlos en Colombia”, dice Ximena Franco , directora del programa Florverde.

 

“Lo más importante ahora manejo laboral responsable”, señala. Y hay muchos ejemplos de mejoras. Los trabajadores de flores tienen problemas de túnel carpiano. Eso ocurre con frecuencia entre personas que deben hacer tareas repetitivas y en temperaturas cambiantes. Por eso, diseñaron unas tijeras que tienen la pinza óptima para las manos de los trabajadores colombianos, establecieron una altura que facilita el corte de las flores sin que se presione el nervio medio y ayudaron a que los trabajadores desarrollaran la ambidiestralidad.

 

También desecharon las tijeras eléctricas que si bien evitaban ese problema, por su peso desarrollaban otras afecciones. Lo mismo, algunas tijeras europeas que no se ajustaban a las manos de los colombianos.

 

En otra parte, el programa se encarga de verificar la forma en la que se manejan las plagas y las enfermedades, y busca reducir el empleo de agroquímicos. “En 10 años las 148 empresas de Florverde han disminuido en 47,3% el consumo de ingrediente activos en sus plaguicidas”, señala Ximena Franco.

 

Ahora usan más sustancias biológicas, hacen un control cultural más estrecho y han optimizado los equipos para aplicación de plaguicidas. No siempre se reducen los costos. Por ejemplo, los pesticidas de menor toxicidad, que ofrecen una gran ganancia en términos de salud ocupacional y de cuidado del ambiente, son más caros.

 

Con esta agenda Asocolflores pretende ayudarles a los productores para que se mantengan en los mercados internacionales con productos que además de tener calidad en sus tallos, la ofrezcan en todo el proceso de cultivo. Esa es una herramienta que puede ayudar más que unos pocos pesos de devaluación o un subsidio temporal, a que la floricultura colombiana perdure.