Presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet.

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Se va el banquero de la crisis europea

Jean Claude Trichet termina su gestión de ocho años al frente del Banco Central Europeo, que ha estado marcada por la crisis de deuda en la eurozona. Para él, el euro mantendrá su valor.

Alianza BBC
31 de octubre de 2011

La economía de la eurozona creció a un ritmo respetable, la inflación era moderada y el sistema financiero estable.

La vida en el BCE era como en cualquier otro banco, aburrida. ¿Qué más podía esperar de Trichet?
Por decir una obviedad: los buenos tiempos no duraron.

El periodo de calma fue desigual. Algunas economías crecían mucho, como Irlanda o España; otras mostraban cierta debilidad, por ejemplo, Grecia y Portugal.

En la actualidad, son países que están en el primer plano de las noticias económicas, todos están en la lista de enfermos de la Eurozona, con Grecia como paciente más crítico. Inevitablemente, es la crisis de la deuda pública de la Eurozona lo que ha granjeado a Trichet mayores críticas. Para unos no hizo lo suficiente, para otros hizo demasiado.

La burbuja de crédito
Lo primero que hay que preguntarse al hacer balance de su gestión es si hizo el BCE suficiente para prevenir la crisis.

Daniel Gros, del Centro de Estudios de Políticas Europeas, de Bruselas, dice que el BCE permitió que la disponibilidad de liquidez se expandiera más rápido de lo que buscaba, lo que provocó una burbuja del crédito. "Deberían haber sabido que cuando tienes una burbuja de crédito, tarde o temprano explota, y no anticiparon nada de eso", comenta Gros.

Cuando llegó la crisis, el BCE respondió. Ofreció fondos extraordinarios a los bancos e intervino en el mercado de la deuda pública comprando bonos de países con dificultades. Pero Trichet se opuso a la idea de reducir la deuda de los Estados. También se resistió a la propuesta impulsada por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, de que el BCE prestara dinero al Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), la agencia de rescate del euro, para multiplicar su capacidad de ayudar a los gobiernos en dificultades financieras.

Gros opina que Trichet fue muy flexible en la primera fase de la crisis, pero erró al no percibir la profundidad de los problemas de la Unión Europea. Según el experto, la clave es proveer a bancos y gobiernos suficiente liquidez en forma de crédito y en eso, en su opinión, "el BCE fracasó".

Subidas del tipo de interés
Gabriel Stein, de Lombard Street Research, también tiene opiniones encontradas sobre la labor de Trichet. Hasta la crisis griega, el BCE "había tenido una mano difícil con qué lidiar, pero la jugó bastante bien", comenta el experto. Sin embargo, después Trichet continúo demasiado centrado en la inflación en lugar de preocuparse por el verdadero problema al que se enfrentaba Europa: la falta de estabilidad financiera.

La subida de los tipos de interés de 2008 fue un error, opina, e incluso peor fue la resistencia a hacer algo para ayudar a Grecia.

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, en The New York Times, criticó al BCE por "intentar cortarle la cabeza a unos riesgos de inflación que sólo existían en su imaginación". Pese a todo, también hay críticos en el otro lado, especialmente en Alemania. Dos altos funcionarios alemanes del BCE dimitieron porque no estaban de acuerdo con la política de comprar bonos de deuda estatal.

Esa política de imprimir dinero para comprar bonos españoles e italianos en los mercados secundarios de deuda ayudó a mantener bajos los intereses que debían pagar Madrid y Roma en la emisión de deuda, pero podría generar inflación, algo que preocupa a algunos economistas pero que en el BCE no creen que represente un problema.

También puede verse como una forma de salvar a los gobiernos que no han conseguido gestionar sus finanzas adecuadamente, el llamado riesgo moral de premiar a los malos gestores que podría provocar en que un futuro se considere que los desmanes no se pagan.

El presidente alemán, Christian Wulff, llegó a cuestionar la legalidad del programa de compras de bonos públicos. Y Sigmar Gabriel, líder de los socialdemócratas alemanes, el principal partido de la oposición, acusó a la política de Trichet de convertir el BCE en un banco perverso al comprar esos activos.

Estas críticas, cuando se las plantea un periodista, pueden resultar en el raro espectáculo de ver a Trichet perder su frialdad. Las cifras de inflación mientras ha estado al frente del BCE han sido, según enfatiza, "impecables, impecables".

Su sucesor es Mario Draghi, que deja su puesto como gobernador del Banco de Italia. Según Gros, es más pragmático que Trichet, menos reacio a que un banco central lleve adelante acciones poco ortodoxas. Gros también piensa que el BCE es la clave para arreglar los problemas de la eurozona.

Draghi no hará de la política del BCE la suya propia, pues tendría que pasar por encima de los 23 miembros del consejo de gobierno del ente. Pero podría intentar un cambio de dirección que afectaría al devenir de la crisis.