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ELECCIONES EN EEUU

¿Quién ganó el primer debate presidencial entre Clinton y Trump?

El primer debate presidencial fue una batalla entre la abogada y el vendedor. Y durante la mayor parte del encuentro, la abogada llevó la delantera, como explica el corresponsal de la BBC, Anthony Zurcher.

Alianza BBC
27 de septiembre de 2016

Fue una batalla entre la abogada y el vendedor, y durante la mayor parte del primer debate de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, la abogada salió victoriosa.

Quizás es difícil recordarlo, pero antes de que Clinton fuera secretaria de Estado, o senadora, o primera dama, era abogada. Y a todas luces, una abogada talentosa.

Y después de todos estos años, Clinton sigue haciendo campaña como abogada. Meticulosa, cuidadosa, controlada. Pero lo que funciona en un tribunal, con sus regulaciones y costumbres, a menudo no tiene lugar en los despreocupados debates políticos.

Trump, por otra parte, es el vendedor consumado. Las reglas, la tradición, e incluso la verdad, sólo son relevantes cuando éstas ayudan a cerrar el trato.

La debilidad de este enfoque es la percepción de que el vendedor es sólo palabras y no tiene sustancia, un problema que puede exacerbarse en 90 minutos bajo las luces de un debate.

Al final, los preparativos de la abogacía rindieron resultados para Clinton, ya que fue ella la que controló la noche con precisión pericial.

Aunque Trump tenía una estrategia -y la persiguió en ocasiones- la exsecretaria de Estado a menudo lo desvió de su ruta y se vio destruido por su propio desempeño, a veces importuno.

Hillary Clinton se vio ocasionalmente propensa a mostrarse como sabelotodo, en particular en sus repetidas apelaciones a los verificadores de información externos. Pero en general mantuvo la delantera.

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Estas son tres ocasiones en los que ella ganó más puntos, dos veces en las que Trump estuvo un paso por delante, y un comodín que fue muy importante.

Evasión de impuestos

Tras un tira y afloja en los planes económicos, el debate se centró en una serie específica de declaraciones de impuestos, las de Trump, y en por qué él no ha seguido el antiguo y tradicional precedente de los candidatos a la presidencia de presentar sus declaraciones.

Después de que el candidato republicano repitió su vieja y, ahora desacreditada, excusa de que no puede presentarlos mientras está siendo sometido a una auditoría del Servicio de Impuestos Internos (IRS) (que por cierto, según él, lo ha estado auditando durante 15 años), Clinton embistió el ataque.

El argumento clave de Clinton: "Creo que probablemente él no tiene ningún entusiasmo por que el resto de nuestro país vea cuáles son las verdaderas razones, porque debe haber algo realmente importante, hasta terrible, que está tratando de ocultar".

Moraleja: La abogada hizo su tarea.

Golpes comerciales

Antes de que Trump se viera desviado al tema de sus impuestos, y después del golpe que le soltó Clinton -cuando el republicano pasó mucho tiempo tratando de explicar su situación- en realidad le estaba yendo bastante bien en el debate.

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La discusión económica incluyó varios tira y afloja sobre acuerdos comerciales, como el apoyo de Clinton en el pasado para el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (Alcan) y el Acuerdo Transpacífico (TPP), lo cual representará una ventaja para Trump en los estados industriales que se han visto golpeados por el traslado de empleos de producción al extranjero.

El argumento clave de Trump: "Ve a Nueva Inglaterra, ve a Ohio, Pensilvania, ve a cualquier parte que quieras, Secretaria Clinton, y verás la devastación donde la producción se ha reducido, 30, 40 o hasta 50%. El Alcan es el peor acuerdo comercial que quizás se ha sido firmado en cualquier parte del mundo, y ciertamente el peor que se ha firmado en este país".

Moraleja: Un vendedor sabe de inmediato cuando un acuerdo es un mal acuerdo.

Divisiones de cuna

Si Clinton ganó la delantera en la primera ronda del debate al poner a Trump en problemas por sus declaraciones de impuestos, la segunda ronda fue un terreno igual de inhóspito para el candidato republicano.

El asunto ahora fue las relaciones raciales en Estados Unidos, y fue en este punto que Trump tuvo que responder por ser la principal voz que pudo en duda la autenticidad de la ciudadanía estadounidense del presidente Barack Obama.

Trump una vez más trató de responsabilizar a la Hillary Clinton de 2008 por comenzar los rumores -una afirmación que fue categóricamente descartada por los verificadores de datos- y declaró que él merecía que Obama y los electores negros le reconocieran el crédito de haber resuelto el asunto.

Clinton no aceptó nada de eso y usó el momento para aumentar la presión sobre su contrincante.

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El argumento clave de Clinton: "Él realmente comenzó sus actividades políticas basado en esta mentira racista de que nuestro primer presidente negro no era un ciudadano estadounidense. No hay absolutamente ninguna evidencia de ello, pero él persistió, año tras año, porque algunos de sus simpatizantes, la gente a quien estaba tratando de incorporar, aparentemente lo creyó o quería creerlo".

Moraleja: La abogada tuvo oportunidad de defender a Obama, cuya popularidad es ahora mucho más alta que la de cualquiera de los dos candidatos en el debate.

Carta política

Durante todo el debate, cuando él no estaba siendo provocado para que respondiera a las observaciones mordaces y cuidadosamente planeadas de Clinton, Trump jugó la carta de que él no pertenece a la impopular clase política mientras que Clinton está demasiado unida a ella y al statu quo.

Con sondeos que muestran que hasta el 70% de los estadounidenses están descontentos con la dirección del país, ser el agente de cambio es estar en el lugar más favorable políticamente.

Si añadimos la inclinación natural de los estadounidenses para cambiar de dirección después de que un partido haya estado en la Casa Blanca durante ocho años, es claro que ésta es una forma potencialmente victoriosa para que Trump atraiga la preferencia de los electores en las urnas.

El argumento clave de Trump: "Ustedes han estado haciendo esto durante 30 años. ¿Por qué hasta ahora están pensando en estas soluciones?".

Moraleja: Un buen vendedor sabe cuando el cliente desea un nuevo producto.

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Temperamento, temperamento

Hacia el fin del debate, la discusión se centró en el asunto del temperamento y la resistencia presidencial. ¿Quién los tiene y quién no?

Trump, quien parecía cada vez más exhausto a medida que avanzaba la noche, vio que éste era el momento de atacar.

Y cuestionó el juicio de Clinton, su "apariencia" y su resistencia.

Clinton, después de decir que sus viajes internacionales como secretaria de Estado, sus esfuerzos en las negociaciones diplomáticas y su testimonio maratónico ante el Congreso mostraron que ella tiene la resistencia para ser presidenta, afirmó que los ataques de Trump son evidencia de su comportamiento sexista.

El argumento clave de Clinton: "Saben, él trata de cambiar del (asunto de) la apariencia a la resistencia. Pero este es un hombre que ha llamado a las mujeres cerdas, desaliñadas y perras, y alguien que ha dicho que el embarazo es una inconveniencia para los empleadores, que ha dicho que las mujeres no se merecen salarios igualitarios a menos que hagan el trabajo tan bien como los hombres".

Moraleja: La abogada logró que el vendedor balbuceara, se quejara de su propaganda negativa, de cómo ella no se muestra amable y aún así le sigue yendo bien en los sondeos. Él no se vio muy bien.

El factor Holt

El factor Lester Horlt. Mucho se dijo de la forma cómo el presentador de la NBC manejaría el debate y si funcionaría como verificador de datos en tiempo real o haría un papel de no intervención.

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Alguien en la NBC dijo que no Holt no iba a ser una "planta en una maceta". Y definitivamente fue así.

En todos los puntos anteriores, el moderador estableció la oportunidad para que Clinton se llevara la ventaja.

Primero planteó el asunto de los impuestos de Trump. Después preguntó sobre la controversia del nacimiento de Obama. Empujó a Trump hacia la Guerra de Irak y llevó a la discusión el comentario del republicano sobre "la apariencia" de la candidata, lo cual llevó a una discusión extensa sobre el temperamento y juicio presidencial.

Las debilidades de Clinton, en particular su uso de un servidor privado de correos electrónicos y los potenciales conflictos de interés por su fundación humanitaria, casi no fueron discutidas.

Si se decide al ganador de un conflicto político por el terreno en el que lucha, entonces la mayoría de este debate se luchó sobre un terreno favorable para la candidata demócrata.

Parte de ello fue su propia estrategia efectiva y su preparación: la ventaja de ser abogada. Parte se debió a los tropiezos y divagaciones de Trump: el fracaso del vendedor para colocar su producto.

Mucho, sin embargo, fue obra de Holt. Eso hará sonreír a los demócratas y rugir a los simpatizantes de Trump.

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