La pobreza crecerá con ritmo vertiginoso, como también la tasa de desempleo, ya en un alarmante 26%. | Foto: Bloomberg

Europa

Grecia se para en seco: ¿Y ahora qué?

Lamentablemente el “Graccidente” se ha producido. La economía griega está ahora en terapia intensiva, en tanto sus distintos sectores –y sobre todo el sistema bancario- se han detenido.

30 de junio de 2015

La economía que con el tiempo salga de la terapia intensiva será más pequeña e inquietantemente distinta en su forma, pero también tendrá potencial para prosperar a largo plazo si se toman decisiones importantes de manera rápida y coherente.

Este fin de semana, la dramática y ríspida interrupción de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, como es de comprender, hizo que los griegos, que están justificadamente preocupados por su bienestar económico, entraran en pánico. Frente a los cajeros automáticos se empezaron a formar filas cuando los depositantes se apresuraron a retirar todo el efectivo que pudieran. Varias máquinas se quedaron sin billetes y se hizo evidente que, al abrir los bancos el lunes, se produciría una corrida.

Temiendo una corrida nacional, el gobierno decidió el domingo cerrar el sistema bancario durante varios días e imponer controles de capital. Eso llevó a que la Bolsa de Valores de Atenas anunciara que también cerraría. Estas medidas fueron un preanuncio de lo que está por sucederle a Grecia: una cascada de cierres, escasez, suspensiones de pagos y trastornos.

Después de soportar una pronunciada contracción del producto interno bruto en los últimos cinco años, Grecia ahora sufrirá una depresión aún más profunda. Muchas actividades económicas se frenarán marcadamente, si es que no se detienen por completo. Los flujos del comercio internacional se reducirán. Los atrasos en el pago de deudas se acumularán. El gobierno se verá obligado a emitir pagarés, de hecho instaurando una moneda paralela. Muchas empresas, de los hospitales a las líneas aéreas, tendrán dificultades para conseguir insumos y pagar a sus acreedores. La emigración dará un salto, en tanto los griegos buscan empleo en el resto de Europa. E incluso la industria turística se verá afectada de manera significativa.

Tensiones en el tejido social


Es difícil exagerar el costo humano de esta “detención repentina”. La pobreza crecerá con ritmo vertiginoso, como también la tasa de desempleo, ya en un alarmante 26%. Las sobreexigidas redes de seguridad social sólo darán una contención limitada, sumándose a la enormes tensiones que sufre el tejido social. Y paralelamente el discurso político se volverá desagradable, al igual de que el juego europeo de señalar cupables.

Aunque es probable que Grecia salga de la zona euro, será crucial –tanto por razones sociales como geopolíticas- garantizar que no se separará de Europa. Sus socios europeos –por enojados que estén ahora- tienen una importante responsabilidad. Si no son capaces de mantener a Grecia como miembro pleno de la Unión Europea, deben idear de inmediato algún tipo de acuerdo de asociación.

Nadie deseaba que ocurriera un Graccidente. Sin embargo, se ha producido y sus costos son considerables. Se necesitan medidas urgentes para asegurarse de que algún bien salga de esta situación horrible.

(Bloomberg)