Asian Infrastructure Investment Bank | Foto: Bloomberg

Internacional

¿Qué busca China con sus iniciativas de infraestructura?

Las complejidades económicas y financieras del país estarían ligadas con sus iniciativas geopolíticas, especialmente aquellas vinculadas con sus proyectos de infraestructura y con su creciente rol de financiación de las economías emergentes según centros de investigación y pensamiento internacional.

30 de agosto de 2015

Las recientes noticias de los problemas económicos que aquejan a la economía de China no están aislados de las noticias de abril y mayo en relación a los proyectos que China ha emprendido a escala global a través de dos iniciativas: la creación del Banco Asiático de Infraestructura Internacional (AIIB por sus siglas en inglés) y la promoción de una nueva Ruta de la Seda que conecte a Asia, Medio Oriente y Europa tanto por mar como por tierra.

Estos proyectos se empezaron a conocer a partir del 2013 cuando el país estableció su nueva estrategia entre las cuales se mantuvo la idea de establecer una menor influencia de la inversión en el crecimiento económico. La razón es que el componente de inversión ha llegado a pesar el 50% del producto interno bruto y en la medida que nuevas inversiones son menos productivas y generan menor retorno por un exceso de inversión, el país se enfrenta a una inevitable desaceleración que se ha intentado sea moderada, transitoria y organizada, lo cual no es nada fácil.

Entre los componentes de menor inversión está la construcción, en especial de vivienda que no solo ha generado un alto nivel de endeudamiento sino que ha sido utilizada en forma desordenada por las provincias y regiones para crecer sin racionalidad o planeación su actividad económica. Pero no es el único caso, igual ocurre con las inversiones empresariales que terminaron instalando un exceso de capacidad productiva que no está generando los ingresos y recursos necesarios para cubrir su magnitud.

En ese escenario, estimular el consumo interno resulta fundamental. Pero la caída de precios de la vivienda especialmente resulta ser un cuello de botella en ese propósito. Sin embargo, no haber permitido una corrección del mercado hubiera significado más deuda y desorden en las provincias.

Por lo que China ha incluido en su estrategia de transición impulsar a otras economías con el beneficio de recibir  una mayor demanda desde las mismas. Este mejor consumo en el exterior de productos chinos ayudaría a recuperar su crecimiento y la rentabilidad de las inversiones realizadas.

La mejor forma de buscar que el impulso tuviera los mejores réditos en los países emergentes sería que estuviera atada a nuevos proyectos de infraestructura.

Es decir que el malestar de China con los organismos multilaterales del sistema financiero mundial, como el Banco Mundial, surgen no solo a raíz del menor peso en estos de China frente a su tamaño económico o a la magnitud de recursos disponibles en estos, sino también a la falta de determinación de usar sus capacidades para focalizarse en inversión mundial en infraestructura, según David Dollar, miembro del Centro sobre China de Brookings.

Similarmente, la velocidad en la estructuración de proyectos y en la toma de decisiones de organismos como el Banco Mundial supondrían un lento proceso tiempo que China no podría permitirse. La respuesta ha sido la creación del AIIB al que se han unido 60 países aún con la renuencia de Estados Unidos. Según los cálculos de David Dollar, China necesita cerca de US$60.000 millones anuales de demanda extra para poder absorber su exceso de capacidad productiva lo que supone ser 3 veces más activo en desembolsos que el Banco Mundial para lo cual ha impulsado también la iniciativa de la nueva Ruta de la seda.
 
Un esquema de financiación del consumo en el exterior ya fue usado por China en el pasado. A partir de 2000 su acumulación de bonos del tesoro americano ayudó a sostener bajas tasas de interés que a su vez alimentaron el aumento del crédito y de los precios de la vivienda que al mismo tiempo permitieron a los hogares en Estado Unidos alcanzar altos niveles de consumo sin ahorro ni correspondientes aumentos en los salarios o ingresos.

La estrategia de China bien pensada no deja de tener riesgos. Adicional a la posibilidad que las deudas otorgadas a países emergentes puedan en algunos casos ser irrecuperables hay que sumarle que supondrá una creciente tensión con Estados Unidos, que ya trata de equiparar fuerzas con la  Alianza Transpacífica.