Rupert Murdoch hará frente al escándalo que se desató en Londres por las escuchas del diario News of the World.

Escándalo

Murdoch vuela a Londres para hacer frente a crisis

Rupert Murdoch viajará a Londres para lidiar con el creciente escándalo de escuchas telefónicas que involucra a sus negocios de diarios británicos.

9 de julio de 2011

El esperado arribo a la capital británica del presidente de News Corp coincide con llamados del primer ministro David Cameron para agilizar la indagación sobre el escándalo, el cual podría poner en peligro los planes de Murdoch de adquirir una emisora local y ha dado pie a cuestionamientos sobre la relación entre los medios y los políticos.

News Corp se negó a comentar la agenda de Murdoch, de 80 años, tres días después del anuncio sobre el cierre de News of the World, el periódico dominical éxito de ventas en el centro del escándalo, en lo que ha sido interpretado como un ejercicio para limitar los daños.

Rebekah Brooks, presidenta ejecutiva del brazo de diarios británicos de News Corp, afirmó que podrían darse a conocer más noticias, según una grabación. "Finalmente se sabrá por qué las cosas se hicieron mal y quién es el responsable. Ese será otro momento difícil en la historia de esta compañía", afirmó al personal del periódico el viernes, de acuerdo a una grabación publicada por Sky News.

Murdoch ha ignorado los llamados para pedir la renuncia de Brooks por su liderazgo de News of The World durante algunos de los supuestos incidentes de escuchas telefónicas. Brooks niega haber tenido conocimiento de la práctica ilegal.

La policía británica arrestó el viernes a Andy Coulson, el ex portavoz de Cameron, quien renunció como editor de News of the World en 2007, después de que uno de sus periodistas y un investigador privado fueran hallados culpables de intervenir los teléfonos de colaboradores de la familia real. Coulson ha dicho que no sabía nada de la intervención.

Reportes sobre destrucción evidencia
Cameron anunció una investigación pública sobre las acusaciones de escuchas ilegales en una apresurada conferencia de prensa el viernes, en la que se vio obligado a defender su criterio al contratar a Coulson y admitió que algunos políticos han estado sometidos a los medios por años.

El Partido Laborista de oposición dijo el sábado que Cameron debía nombrar rápidamente a un juez para supervisar la investigación y evitar que la evidencia desaparezca, en referencia a reportes sobre correos borrados.

"El reloj corre al final del día", dijo la vicepresidenta del Partido Laborista, Harriet Harman, a la cadena BBC. "Debemos tomar medidas de precaución", aseveró.

Un portavoz de Cameron dijo que el primer ministro estaba trabajando sobre el tema lo más rápido posible. "Ya hemos contactado al jefe de justicia que propondrá a un magistrado", dijo el portavoz, agregando que cualquier destrucción de evidencia estaría sujeto a un proceso criminal.

En una señal de cómo el escándalo podría seguir creciendo, The Guardian informó en su sitio web que la policía estaba indagando evidencia de que un ejecutivo en News International podría haber borrado millones de correos electrónicos de un archivo interno en un aparente intento por obstruir la investigación.

Una portavoz de News International, la rama de medios británica de Murdoch, dijo que las acusaciones son "basura". "Estamos cooperando activamente con la policía y no hemos destruido evidencia", indicó.

Los opositores de Cameron desean bloquear una oferta de Murdoch para adquirir el 61 por ciento de BSkyB con el argumento de que le daría demasiada influencia política.

Tras años de acusaciones de intervenciones a buzones de voz de celebridades y políticos en busca de historias, el escándalo alcanzó su clímax esta semana, cuando se afirmó que en 2002 el diario escuchó el correo de voz de Milly Dowler, una escolar desaparecida que posteriormente fue hallada asesinada, y que incluso borró algunos mensajes para crear espacio para más.

Esa acusación, además de denuncias respecto a que una creciente lista de víctimas incluía a británicos muertos en guerra y las familias de las víctimas de los atentados con bombas de 2005 en Londres, enfadó a los lectores y llevó a muchas marcas a retirar su publicidad de la publicación.

(Reuters)