Presidente de Francia, François Hollande | Foto: AP

Gobierno

Los cien días de François Hollande

El presidente francés cumple cien días en el poder bajo presión. Buena parte de sus compatriotas aplaude las medidas tomadas hasta ahora, pero muchos creen que ha eludido los problemas principales.

Alianza DW
23 de agosto de 2012

Anticipando la presión que la opinión pública francesa ejercería sobre él en los días cercanos a este 23 de agosto, cuando su Gobierno cumple tres meses, el presidente galo, François Hollande, se tomó dos semanas para recuperar fuerzas en el sur del país. “¡Y ahora, de vuelta al trabajo!”, dijo el domingo (19.8.2012) al regresar a París, en donde lo esperaba una agenda apretada y un electorado impaciente: no son sólo sus opositores quienes lo acusan de eludir los principales problemas de la nación.

Los niveles de producción industrial han caído, y los de desempleo, aumentado. Empresas francesas emblemáticas –la compañía de telecomunicaciones Alcatel, la aerolínea Air France y el fabricante de automóviles Peugeot-Citroën– han anunciado el despido de miles de trabajadores. La quiebra de numerosos pequeños y medianos empresarios no le da respiro a los juzgados mercantiles. En su mayoría, estos casos no son nuevos; pero a Hollande se le reprocha el pretender resolverlos con paños de agua caliente.

En lugar de liderar el debate sobre las necesarias reformas laborales para reducir el índice de desempleo –con 10 por ciento, el más alto de los últimos trece años–, el nuevo hombre fuerte de París ha promovido un abstracto “diálogo social”. Hollande también ha evitado describir concretamente cómo ahorrará 33.000 millones de euros con miras a mitigar el déficit público, otro tema que preocupa a los franceses. Pero deberá pronunciarse sobre la materia a más tardar en otoño, cuando presente el presupuesto para 2013.

Bueno, pero no suficiente

Por otra parte, un sondeo publicado el 11 de agosto por el diario conservador Le Figaro sugiere que, aunque alrededor del 54 por ciento de los consultados estaba “insatisfecho“ con la primera etapa de su gestión, la mayor parte de la población aplaudía las medidas tomadas por Hollande hasta ahora. El presidente rebajó su sueldo y el de su Gabinete en un 30 por ciento, y elevó la recaudación de impuestos en 7.200 millones de euros para 2012, sobre todo gracias a la supresión de las exenciones fiscales de las grandes fortunas.

Hollande incrementó levemente el salario mínimo, introdujo controles para las rentas mínimas y enmendó parcialmente el plan aprobado en 2010 por su predecesor, Nicolas Sarkozy, para elevar la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años. El nuevo ocupante del Palacio del Elíseo confirmó que las tropas francesas se retirarían de Afganistán a finales de 2012, pero, tras ser criticado por su tímida actuación de cara a la crisis siria, ha establecido contacto directo con el nuevo enviado de la ONU y la Liga Árabe a Siria, Lakhadar Brahimi.

Una cosa a la vez, parece ser la consigna de Hollande. El tópico de la inseguridad en la periferia de las grandes urbes francesas, en la agenda tras los disturbios de Amiens a principios de agosto, tendrán que esperar un poco. Este jueves (23.8.2012), cuando se cumplen los primeros cien días de su Gobierno, Hollande se reunió en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, para encontrar la mejor manera de decirle al primer ministro griego, Antonis Samaras, que no le pueden dar mucho espacio para flexibilizar los términos del acuerdo para el rescate de las finanzas helenas.