Un tratado UE-EE. UU. impediría que China imponga sus reglas de juego. | Foto: Afp

Internacional

La UE y EE. UU. planean zona de libre comercio

Las dos grandes potencias económicas quieren unirse en una zona de libre comercio, pero existen enormes obstáculos, dicen expertos. ¿Un gran proyecto destinado a fracasar?

Alianza DW
11 de febrero de 2013

Tanto expertos en economía como políticos y empresarios están de acuerdo en que una zona de libre comercio entre EE. UU. y la Unión Europea impulsaría el crecimiento económico a ambos lados del Atlántico. El tratado podría, además, asegurar que las reglas del juego de la economía mundial no sean impuestas en el futuro por China, sino por Occidente.

Desde el punto de vista financiero, un tratado tan amplio permitiría una redistribución de roles en el comercio mundial. El intercambio comercial entre la UE y EE. UU. representa el mayor flujo bilateral del mundo. Día a día se registra un volumen de negocios por más de 1.800 millones de dólares a través del flujo de bienes y servicios. Si se suma el movimiento comercial de ambas potencias, el resultado correspondería a la mitad del rendimiento económico global, y a cerca de un tercio del flujo comercial mundial.

De acuerdo con estimaciones, un tratado de libre comercio con EE. UU., que abarcaría a cerca de 800 millones de personas, incrementaría el Producto Interno Bruto anual de la UE en un 0,5 por ciento, es decir, en 65.700 millones de euros por año. El aumento del PIB de EE. UU. rozaría esa misma cifra. Asimismo, debido al tamaño de ambos mercados, una unión transatlántica del estándar industrial y las patentes podría hacer que esas normas tuvieran validez internacional, lo que sería una ventaja, en especial, para la industria europea.

Amplio apoyo al tratado
En Europa ya se percibe un amplio apoyo político a la creación de un tratado transatlántico de libre comercio. La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, David Cameron, se manifestaron a favor del mismo. Y luego del informe positivo de un grupo de trabajo europeo-estadounidense acerca de las oportunidades que ofrecería un acuerdo de ese tipo, tanto el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, como el presidente estadounidense, Barack Obama, expresaron su aprobación.

Diferencia en normas y regulaciones
Sin embargo, a pesar de que se espera que el informe citado recomiende iniciar las negociaciones en breve, todavía no es seguro si se hará realidad el proyecto de una zona transatlántica de libre comercio. Daniel Gros, director del Centro de Estudios de Políticas Europeas, da su visto bueno al acuerdo, pero advierte sobre posibles obstáculos: “El gran problema es la independencia de las diferentes autoridades”, dice, y pone como ejemplo a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA). “Es un tema muy delicado, ya que no es seguro si esa autoridad estadounidense podría aceptar sin más una certificación europea, y viceversa”, añade Gros.

Algo parecido sucede en lo referente a la regulación y patentado de otros productos y servicios. La UE exige, por ejemplo, que se identifique a los alimentos derivados de la manipulación genética en sus etiquetas. Y se espera que, de llevarse a cabo el tratado, se estandaricen servicios como los seguros y otros productos financieros.

“No me parece realista que un acuerdo de libre comercio pueda armonizar todas esas reglas”, dice Charles Ries, vicepresidente de la Rand Corporation de Washington. Ries, que participó en las negociaciones que dieron lugar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), de EE. UU. con México y Canadá, cree que se debería favorecer una solución a pequeña escala: “Me parece que habría que considerar un tratado de libre comercio que anulase todos los impuestos aduaneros y otras tarifas entre Europa y EE. UU.”.

Pero tanto EE. UU. como Europa van por todo. “Las barreras aduaneras no son realmente claves en el comercio transatlántico”, señaló el vocero del Comisionado de Asuntos Comerciales de la UE, Karel de Gucht, en conversación con DW. Y agregó que “los grandes obstáculos son las diferencias en cuanto a normas y estándares, por lo cual no solo queremos anular las barreras aduaneras, sino que, sobre todo, aspiramos a equilibrar las regulaciones”.

Malas experiencias

Los expertos dudan de si se podrá lograr cerrar un tratado de libre comercio transatlántico, y recuerdan que la visión de un acuerdo de ese tipo existe desde hace mucho tiempo, pero nunca se hizo realidad. Sin embargo, aun cuando la UE y EE. UU. comiencen a negociar en los próximos meses, todo indica que no será fácil que tengan éxito, ya que los intermediarios del Gobierno estadounidense y la Comisión Europea no pueden tomar decisiones sin que éstas sean aprobadas antes por el Congreso estadounidense y por el Parlamento Europeo.

No solo el Gobierno de EE. UU., sino también los expertos en la materia, resaltan que es necesario acelerar las negociaciones por medio de una agenda definida. Luego de un año de negociaciones se debería llegar a un acuerdo, y pasados dos o tres años, debería cerrarse el tratado. Daniel Gros, por su parte, advierte que “es peor empezar un gran proyecto y no terminarlo, que no haberlo empezado nunca”.