El retorno de muchos a su hogar por la crisis económica en las naciones ricas están cambiando el perfil migratorio de la región. | Foto: Reuters

Crisis económica

La gente ya no cree tanto en el sueño americano

El sueño dorado de una vida mejor entre los emigrantes suramericanos ya no está en Estados Unidos y Europa sino en países vecinos, como Brasil o Chile.

3 de octubre de 2012

Esto sumado al retorno de muchos a su hogar por la crisis económica en las naciones ricas están cambiando el perfil migratorio de la región.

Argentina y Venezuela han atraído a trabajadores extranjeros desde la década de los 90, pero ahora Brasil y Chile también se han convertido en imanes por su dinamismo económico, dijo a Efe en Quito Diego Beltrand, director de la Oficina Regional de la Organización Internacional de Migración (OIM) para América del Sur.

Suramérica superó sin sobresaltos la crisis mundial de 2009 gracias principalmente al alto valor de las materias primas que exporta y la demanda de China, lo que la ha convertido en un destino más atractivo para la inmigración. También ha incentivado la migración intraregional, la facilitación de los visados y permisos de trabajo, que es fruto del proceso de integración política en Suramérica, según Manuel Talavera, director general de Comunidades Peruanas en el Exterior. "Hay una construcción de una ciudadanía suramericana", dijo a Efe Talavera, quien participa en Quito en una conferencia sobre migración.

El otro lado de la moneda es la situación en países como España e Italia, que sufren crisis profundas y en cuyos aeropuertos la historia ya no es la llegada de migrantes, sino su salida. Su retorno "no es a escala masiva, sino constante y acumulativo", dijo el uruguayo Beltrand.

En los últimos cinco años, 1,2 millones de inmigrantes han vuelto desde España a su país de origen, según Diego López de Lera, profesor de la Universidade da Coruña, que aun así considera que esa cifra es inferior a lo esperado por la gravedad de la crisis.

A Ecuador han vuelto 60.000 emigrantes en los últimos diez años, según Beltrand, mientras que a Perú el año pasado llegaron 37.000, frente a los 30.000 de 2009, de acuerdo con Talavera. Al mismo tiempo, la emigración se ha ralentizado y así, en Perú el pico de 247.000 salidas netas en 2009 cayó a 202.000 el año pasado, explicó Talavera a Efe.

Del mismo modo, el número de brasileños que vivía en el exterior y decidió regresar a su país prácticamente se duplicó en la última década, hasta llegar a unos 174.600 en 2010, de acuerdo con los últimos datos de su Gobierno. Aunque no se trata de un retorno a gran escala, la vuelta de emigrantes ha presentado desafíos de integración que sus países de origen nunca habían tenido que afrontar. Muchos de ellos han montado proyectos de acogida, con resultados diversos.

En Perú, que cuenta con un 10 % de su población en el exterior, una ley de 2004 que dio facilidades para la creación de negocios a los emigrantes que volvían solo benefició a 750 personas, según Talavera. Por ello, su Gobierno tramita actualmente una nueva ley que amplía el apoyo, al incluir exoneraciones tributarias, acceso a programas sociales, asesorías y becas, agregó.

En otros países como Ecuador les facilitan créditos, capacitación y ayudas económicas para crear empresas.

López de Lera alertó de que una falta de apoyo a los migrantes que regresan puede hacer perder el "capital social" que han acumulado en el exterior, como formación, maneras alternativas de ver los problemas y relaciones con el extranjero que pueden aprovechar en nuevos negocios.

Bimal Gosch, profesor de la Escuela Superior de Administración Pública de Colombia, dijo a Efe que ese respaldo debe venir de los países de los que vuelven los emigrantes, los países de nacimiento y el Banco Mundial.

España cuenta, por ejemplo, con tres programas de apoyo al retorno de inmigrantes a sus naciones, pero tan solo 17.000 personas se han acogido a ellos, según López de Lera, que criticó sus requisitos estrictos.

El regreso de algunos latinoamericanos a sus países de origen no ha tenido en general un gran impacto en las remesas, cuyo volumen remontó en 2011 un 6 %, hasta los 61.000 millones de dólares, un nivel similar al de antes de 2009, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El flujo desde Estados Unidos se ha recuperado, pero el dinero enviado desde España se ha reducido notablemente debido a su crisis económica, según esa entidad.


EFE