Benjamin Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.

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La Fed mantuvo su tasa inalterada el martes

En una votación de 10 contra 1, la junta de la Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo sin modificaicón la tasa de intervención en 2% donde está desde abril.

5 de agosto de 2008

WASHINGTON - La Reserva Federal de Estados Unidos dejó estable el martes su tasa clave de interés, en un esfuerzo por llevar a la economía hacia su recuperación sin generar más inflación.

La esperada decisión del banco central estadounidense, por votación de 10-1, deja la tasa federal de fondos en 2 por ciento, donde se encuentra desde abril.

La Fed redujo las tasas en 3,25 puntos porcentuales desde mediados de septiembre del año pasado, en respuesta a la contracción del sector vivienda y la turbulencia en los mercados de crédito.

"Aunque se mantienen riesgos a la baja para el crecimiento, los riesgos al alza para la inflación son también una preocupación significativa," dijo la Fed en el comunicado posterior a su encuentro.

El anuncio fue muy similar al emitido por la Fed en su reunión de junio. No obstante, el banco central omitió una frase del comunicado anterior, donde dijo que los riesgos al crecimiento parecían "haber disminuido algo."

El presidente de la Reserva Federal de Dallas, Richard Fisher, disintió de la decisión, prefiriendo subir las tasas. Fue su quinta oposición consecutiva sobre las tasas.

"Si hay un cambio sutil en la evaluación de riesgos es que mientras se reconocen los riesgos al crecimiento, destacan que los riesgos al alza para la inflación 'son también de significativa preocupación," dijo Marc Chandler, jefe de estrategia global de Brown Brothers Harriman en Nueva York, en una nota a sus clientes.

"Esto podría haber sido como un hueso a los alcistas para evitar que otros se unan a Fisher en su disensión," agregó.

Las acciones mantuvieron su avance por la baja de los precios del crudo, mientras los inversores anticipaban que la Fed evitaría subir las tasas para combatir la inflación ante el peligro de frenar un ya debilitado crecimiento económico.

La decisión se produce en momentos en que la evidencia apunta a un debilitamiento de la economía por la caída del sector vivienda, la deteriorada confianza del consumidor y el endurecimiento del crédito.

Al mismo tiempo, un retroceso en los precios del petróleo, que han bajado a unos 120 dólares el barril desde los máximos históricos de más de 147 dólares alcanzados en julio, ha aliviado algunas preocupaciones del banco central en torno a la inflación.

Aunque el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el período abril-junio fue de un relativamente fuerte 1,9 por ciento, muchos economistas esperan que la actividad en el segundo semestre del año se debilite, a medida que disminuye el gasto del consumidor alentado por los cheques de estímulo económico del Gobierno.

Con la tasa de desempleo en su nivel más alto en cuatro años en julio y con los empleadores recortando puestos de trabajo por siete meses seguidos, muchos observadores sugieren que es un tecnicismo insistir en que la economía no está ya en recesión simplemente porque no se ha cumplido la definición tradicional de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.

En el centro de los males económicos de Estados Unidos se erige un mercado de la vivienda que no muestra signos convincentes de estabilizarse.

El ritmo de ventas de casas usadas cayó en junio a su nivel más bajo desde 1988 y las solicitudes de hipotecas se encuentran en su menor nivel desde el 2000 debido a que los compradores se mantienen al margen del mercado.

Un destello de esperanza moderada podría ser que al bajar los precios del petróleo, la inflación pueda aliviarse.

Funcionarios de la Fed están preocupados porque la inflación, impulsada por los altos costos de la energía y los alimentos y no por una economía sobrecalentada, está inaceptablemente alta.

En 12 meses, la llamada inflación subyacente, que la Fed considera un buen termómetro sobre el futuro curso de la inflación porque excluye los precios volátiles de la energía y los alimentos, subió un 2,3 por ciento. La cifra está por encima del rango de entre 1,5 por ciento y 2 por ciento que muchos funcionarios de la Fed consideran ideal.
(Reuters)