François Hollande, presidente francés | Foto: EFE

Internacional

Francia, entre la espada y la pared

Todos advierten a Francia que debe llevar a cabo reformas económicas, tanto el FMI, la OCDE y la Comisión Europea como el Gobierno alemán. ¿Será Francia el próximo país en problemas de la eurozona?

Alianza DW
27 de noviembre de 2012

Las últimas advertencias llegaron desde la agencia de rating Moody's, que le rebajó a Francia su máxima calificación de solvencia, la triple “A”. Los mercados financieros no parecieron darle demasiada importancia. “Varios países perdieron ya su triple A. Hasta EE. UU. , que tampoco ha podido refinanciarse”, dijo Jörg Krämer, director económico del Commerzbank, a DW. En segundo lugar, el Banco Central Europeo está dispuesto a cubrir las espaldas a quien lo necesite para mantener la unión de la eurozona. “Todo eso explica por qué los inversores no demuestran tanta preocupación por Francia”, explicó el experto.

Hasta ahora, Francia, al igual que Alemania, se cuenta entre los ganadores de la crisis de la zona euro y está en condiciones de tomar créditos a intereses históricamente bajos. Sin embargo, el hecho de que se le haya rebajado la nota está enviando una clara señal, opina Claire Demesmay, de la Sociedad Alemana de Política Exterior: “François Hollande está entre la espada y la pared, ya que no le queda otra alternativa que reformar el país”.

Sin reformas hace 20 años

Hace ya más de 20 años que ningún gobierno francés logra poner en marcha reformas estructurales para aumentar la competitividad del país. Por el contrario, algunas mejoras en el entramado social -como la introducción de la semana de 35 horas, hace 12 años- se financiaron por medio de créditos.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Francia es campeón europeo en la reducción de la jornada laboral. Los alemanes trabajan, en promedio, unas seis semanas más al año. Además, la rigidez del mercado laboral es otro aspecto negativo: “El salario mínimo se lleva casi un 50 por ciento del salario promedio, con lo cual anula, en gran parte, puestos de trabajo, algo que explica parcialmente la alta tasa de desempleo en Francia”, dice Jörg Krämer. Una tasa de desempleo que llega a cerca del 11 por ciento, el doble de la de Alemania. Uno de cada cuatro franceses de menos de 25 años está sin trabajo.

Recortes de puestos laborales

Según la Comisión Europea, en los últimos diez años se recortaron más de 750.000 puestos de trabajo, sobre todo en el sector industrial. Como consecuencia, el porcentaje de la industria en el rendimiento económico total se encuentra en baja de manera continua, actualmente en un 12,5 por ciento, la mitad del de Alemania.

Mientras las empresas reducen su envergadura, los institutos financieros se tornan peligrosamente grandes. El balance del mayor banco francés, el Paribas, fue a fines de 2011 del 90 por ciento del Producto Interno Bruto francés. Además, los grandes bancos franceses invierten mucho más en los países en crisis del sur de Europa que los alemanes, algo que podría hacer que Francia sea más propensa a las turbulencias de los mercados si, por ejemplo, Grecia abandonara la zona euro.

Déficit presupuestario francés: ¿bajo control?

También en cuanto a su deuda estatal, París está actualmente en peores condiciones que Berlín. Mientras la tasa de endeudamiento de Francia superó el 90 por ciento de su rendimiento económico, la de Alemania disminuyó a un 80 por ciento. Se espera que el déficit en el presupuesto de Francia no sea menor a un tres por ciento del PIB en 2013. El de Alemania será, supuestamente, más equilibrado.

A pesar de este panorama, Jörg Krämer no cree que el país galo se transforme en el próximo socio en problemas de la eurozona. “Francia es, de momento, un foco de incertidumbre, pero creo que los problemas más importantes vienen de España, y en especial de Italia”, asegura.

Hollande ya sabe dónde están los problemas de Francia y está tomando las primeras medidas, dice, por su parte, Claire Demesmay: “Su método es transitar por este camino sin que la población se vea demasiado afectada”, dice la experta. Eso significa que se tomará más tiempo para aplicar las reformas necesarias que su antecesor, Nicolas Sarkozy. Según Claire Demesmay, “él está apostando a que los mercados se tranquilicen y que los intereses sigan bajos”. Pero eso podría convertirse en una apuesta muy arriesgada.