El legendario estadio albergó las finales de los Mundiales de fútbol de 1950 y 2014, y será ahora sede de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos Rio de Janeiro-2016. Su remodelación para la Copa del Mundo costó unos 1.200 millones de reales (cerca de 500 millones de dólares al cambio actual).

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El Maracaná, sólo para grandes

Los administradores del mítico estadio brasileño, sede de la final del Mundial-2014, prefieren cerrar las puertas a los partidos de fútbol poco atractivos y reservarlo sólo para eventos mayores.

29 de enero de 2015

"No caben, en un estadio de porte internacional y con capacidad para 78.000 espectadores, juegos pequeños con bajísimo potencial para atraer público, como lo son la mayoría de los partidos del actual [campeonato] Carioca" que disputan los grandes y modestos equipos del estado de Rio de Janeiro (sudeste), informó el Consorcio Maracaná en un comunicado.

El legendario estadio albergó las finales de los Mundiales de fútbol de 1950 y 2014, y será ahora sede de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos Rio de Janeiro-2016.  Su remodelación para la Copa del Mundo costó unos 1.200 millones de reales (cerca de 500 millones de dólares al cambio actual).

El estadio tiene contratos firmados con los populares clubes Fluminense, Flamengo y Botafogo, que participan de este campeonato local y que ya han jugado en el estadio.

El grupo que administra el estadio desde 2013 argumenta que abrir el escenario para 30.000 espectadores cuesta lo mismo que para 2.800 personas, el público promedio de hinchas que asisten a los juegos del campeonato carioca. Consultados por la AFP, fuentes del consorcio afirmaron que es más conveniente que el estadio esté cerrado, antes que albergar esos partidos deficitarios.

Pero la decisión de cerrarlo definitivamente para estos compromisos, sin embargo, aún no está tomada.

Además de prestar servicios para clubes de fútbol, el Maracaná se alquila para otros eventos, como el concierto de la banda Foo Fighters, que el pasado domingo dejó 1 millón de reales (377.000 dólares) en ganancias, según el periódico O Globo.

Después del Mundial, Brasil sufre ahora el fenómeno de los "elefantes blancos": estadios monumentales erigidos para el megaevento internacional, que luego no se utilizan por falta de equipos locales que atraigan públicos masivos. En sólo seis de las 12 sedes del Mundial juegan todo el año clubes de la primera división. La liga brasileña es la decimoquinta mundial en cantidad de hinchas en sus estadios, con una media de 16.557 espectadores por partido.


Afp/D.com